Nacido en 1963, mexicano pero de madre italiana, amante de Madrid (de donde aprendió todos los vicios, como confiesa él mismo), cuentista, Compraré un rifle); ensayista y novelista, Estudiar a los topos; fundador de la revista literaria Moho y del movimiento cerebrista, Guillermo Fadanelli es el escritor latinoamericano invitado al “IV Elogio de la lectura” que se celebra hoy en Bogotá.
Una fiesta que busca exaltar la lectura y hablar de ella desde la voz de los que la propician, de los autores, de aquellos que para hacer lo que hacen deben, precisamente, ser buenos lectores.
Usted empezó a estudiar ingeniería en la UNAM, ¿cómo dio ese paso a la literatura? ¿De dónde nació ese impulso, ese interés?
La ingeniería me lanzó en sentido opuesto. La amistad se valora más cuando uno convive con los enemigos. Si hubiera estudiado letras ahora estaría construyendo edificios. Por otra parte, poco sé del joven que tomó decisiones en mi nombre. Probablemente era un testarudo o un idiota.
¿De dónde nació la idea de ‘Moho’? ¿Cuál es su línea directriz?
Después de mi estancia en Madrid fundé Moho, una revista dadaísta de temas urbanos y literarios, aunque creo que en realidad era un fanzine de filosofía. Había que gastar el tiempo en algo. Me asombra que haya sobrevivido al tiempo.
Con ese trasfondo dadaísta y un tanto irreverente que tiene usted, ¿cuál es su visión y actitud frente a la literatura, frente a la escritura y la lectura?
Uno no debería tener posturas frente a la literatura, sino sensibilidad, humor y gracia. El lenguaje sigue siendo misterioso y el ejercicio de la literatura es una manera de habitar ese mundo misterioso. En el caso de la literatura no poseo una estrategia sino una pulsión y un gusto. Es un placer amargo. Y una manera de vivir en el margen de esta sociedad miserable.
Hábleme del blog “Porquería” que lleva su nombre.
Yo no lo hago. Es la invención de una persona que no conozco, pero en efecto se trata de mis escritos que alguien transcribe para publicarlos. No quiero averiguar quién lo hace. Se lo agradezco mucho y me siento halagado, pero me intimida que alguien haga un blog en mi nombre.
¿Qué piensa del “Elogio a la lectura” en el que va a participar? ¿Qué temas tratará y qué piensa de este espacio?
No llevo un plan premeditado. Si la conversación va por buen camino seguramente llegaremos a algún puerto. Sin embargo, me intriga pues no tengo idea de lo que sucederá. Acabo de publicar un libro que se llama Elogio de la vagancia, en el que se pondera la digresión, la vagancia, el paseo como un medio de conocimiento. Quizás hablemos acerca de la maldad o de la literatura de mercado, de la efebocracia o la caída del humanismo. A ver qué sale.
Un escritor sin pretensiones será el que viene a hablarnos hoy de sus propias experiencias de lectura, un escritor que asegura que en su tumba habrá un epitafio que diga: “Se equivocó en todo” y que, feliz, unos segundos antes de morir pensará que “todo esto (literatura, vida, sociedad) ha sido un enorme malentendido”.