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Emilia Pardo Bazán: naturalismo y feminismo (Plumas trasgresoras)

La escritora y novelista española fue precursora en sus ideas sobre feminismo y derechos de las mujeres. Fue periodista, ensayista y crítica literaria, y, en 1905, se convirtió en la primera mujer socia de la institución cultural Ateneo de Madrid.

Mónica Acebedo - IG: monica_acebedo_libros
11 de junio de 2024 - 12:00 a. m.
La obra de Emilia Pardo Bazán se compone de novelas, ensayos, obras de teatro, libros de viajes y crítica literaria, entre otros. / Getty Images
La obra de Emilia Pardo Bazán se compone de novelas, ensayos, obras de teatro, libros de viajes y crítica literaria, entre otros. / Getty Images
Foto: Getty Images

“[…] la mujer es tanto más apta para su providencial destino cuanto más ignorante y estacionaria, y la intensidad de educación, que constituye para el varón honra y gloria, para la hembra es deshonor y casi monstruosidad”. La educación del hombre y la mujer.

Emilia Pardo Bazán (1851-1921) es una de las plumas más transgresoras de la literatura española de finales del siglo XIX y principios del XX. Su discurso y su prosa presentan una ruptura por tres razones: la primera porque su narrativa es contestataria y querellante. Reclama al colectivo patriarcal igualdad entre hombres y mujeres en las esferas social, cultural y política. La segunda, porque abanderó en España el movimiento naturalista instaurado por Émile Zola en Francia (uno de sus ensayos principales, “La cuestión palpitante” (1882) es sobre este autor y su tendencia narratológica). La última, porque se atrevió a desafiar las exigentes convenciones sociales y morales de la época con su divorcio y su vida romántica posterior.

Nació en A Coruña, España, el 16 de septiembre de 1851, en el seno de una familia noble. Su madre fue doña Amalia de la Rúa Figueroa y Somoza. Su padre, un aristócrata liberal y culto, José María Pardo-Bazán y Mosquera, le permitió una educación de calidad. De hecho, estaba convencido de la igualdad intelectual entre hombres y mujeres, y por eso dedicó recursos y tiempo para que su hija tuviera acceso a los mejores tutores y libros. Se casó a los 16 años con José Antonio de Quiroga. Cuando estalló en España la llamada Revolución Gloriosa, en 1868, se interesó activamente en la política. Viajó como corresponsal de prensa por varios lugares de Europa y aprendió numerosos idiomas. Fundó la revista literaria Nuevo Teatro Crítico y fue nombrada condesa por Alfonso XIII, tuvo dos hijas y un hijo: Jaime (1876), Blanca (1879) y Carmen (1881). En 1883 se separó definitivamente de su marido. Fue una de las primeras catedráticas de la Universidad Central y en varias ocasiones pidió ser admitida a la Real Academia de la Lengua, pero nunca fue recibida. Fue amante del escritor Benito Pérez Galdós, con quien mantuvo una nutrida correspondencia, que ha servido a sus biógrafos para identificar datos de su vida, opiniones políticas y literarias. Murió en Madrid el 12 de mayo de 1921.

Su obra consta de novelas, relatos cortos, poemas, obras de teatro, ensayos y artículos periodísticos. En Apuntes autobiográficos, un escrito que precedía la que fuera su principal novela, Los Pazos de Ulloa (1886), aparecen datos de su educación y erudición. Afirma María de los Ángeles Ayala en la introducción de la edición de Cátedra (2014) lo siguiente: “En los Apuntes autobiográficos se entrecruzan vivencias personales y aspectos meramente literarios de gran interés para el conocimiento de la propia autora. Lecturas juveniles, autores preferidos en su adolescencia, tertulias, episodios históricos vividos gracias al estatus social de su padre, amistades y vivencias en general de su Coruña natal (…). El Quijote, la Biblia y la Ilíada serán sus libros de cabecera, sus lecturas predilectas, tal como confiesa públicamente a sus lectores. Todo ello evidencia una predisposición innata por cualquier tipo de obra, ya de índole novelesca como histórica o sagrada”.

Un clásico imprescindible de la literatura española del siglo XIX y, tal vez, la obra más referencial de Pardo Bazán es la novela Los Pazos de Ulloa” (1886). La autora inserta magistralmente un diálogo entre el campo y la ciudad. Presenta un vivo retrato costumbrista de la Galicia rural de la época, a través de unos personajes profundamente psicológicos y representativos de la sociedad de fin de siglo, que llevan el hilo conductor de la trama. Julián, sacerdote, es el protagonista que se debate entre su inocencia y bondad, y el ambiente rústico y sórdido que lo rodea; Pedro Moscoso, el típico rudo y violento que se impone con la brusquedad y la fuerza; Primitivo, el consabido capataz de la hacienda y padre de Nucha, que representa la barbarie; Nucha, la esposa de don Pedro, es la representación de la bondad y la inocencia; Sabel, la cocinera y amante de don Pedro, personifica la vulnerabilidad de la mujer del campo. En 1887 publicó la secuela de esta novela, La madre naturaleza, que enfatiza en la decadencia moral de la nobleza rural.

Un ensayo notable, dentro de los muchos que publicó en diferentes medios, fue La educación del hombre y la mujer. Sus relaciones y diferencias, publicada por primera vez en 1892 en la revista Nuevo Teatro Crítico. En este explica los impedimentos de las mujeres de todas las condiciones sociales para llegar a las letras y a la vida pública: “(...) yo he procurado saber lo que se piensa en Europa respecto a los problemas que entraña la educación y condición social, jurídica, política y económica de la mujer. Pues bien: cada opinión española que leo me deja fría, causándome un desaliento infecundo y amargo”. Resalta las diferencias sociológicas de la aproximación a la formación de los hombres y las mujeres: “Mientras la educación masculina se inspira en el postulado optimista, es decir, la fe en la perfectibilidad de la naturaleza humana (...) la educación femenina derivase del postulado pesimista, (…)”.

En conclusión, Emilia Pardo Bazán, una autora que fue más allá de la mera promoción literaria de sus obras y artículos. Participó de la vida pública y exigió hechos concretos a favor de la educación de la mujer. Fue precursora de muchos de los movimientos feministas en España y pionera del naturalismo, como tendencia narrativa que dibujaba la realidad de manera certera, a partir de una observación casi científica de la naturaleza.

Por Mónica Acebedo - IG: monica_acebedo_libros

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