El Magazín Cultural

En el mes del arte, con una papa se hace mercado

Después de 27 cosechas, el artista Ernesto Restrepo, el “Papas”, expondrá en Espacio KB su primera cosecha de papas criollas.

Ana Cristina Ayala
27 de octubre de 2018 - 01:29 a. m.
Depósito de Papas, Cosecha n.° 27 / Espacio KB, 2018
Depósito de Papas, Cosecha n.° 27 / Espacio KB, 2018

Una mesa, dos estanterías, afiches de fútbol, de la Virgen, televisor, pesa para alimentos, luz tenue y más de quince canastillas rebosantes de tubérculos: llegué al depósito de papas. Las quiero coger, tocar y oler.

Las levanto una a una y dejo que su pátina de tierra me glorifique las manos y que su peso —a veces muy liviano y otras muy pesado— me revele su elegante mentira. El truco que me hace admirar sus ojos y yemas y pone voluptuosa su corteza gris café.

Es octubre, el mes del arte —del mercado del arte— y la cosecha de papas de este año, la número 27 del señor Papas, se vende en un depósito en el barrio San Felipe: en Espacio KB. Papas compuestas, en materia y espíritu, por tierra y dinero. Están a $25.000 o a $100.000 por unidad, dependiendo de su pulpa; a $350.000 o a poco menos de $1 millón si es por kilo, y a poco más de $10 millones el bulto. También se truecan.

Pero estoy acá por algo más. Me contaron que este año, durante el mes del mercado del arte, Ernesto Restrepo, el señor Papas, sacará de su reservada tierra la primera cosecha de papas criollas. Allá estarán todas —dice el Papas y señala el fondo de la sala de exposiciones, contigua a la entrada de KB—, pero acá habrá una muy especial —manda los brazos al frente, tensa las palmas y me dibuja una pared invisible en donde aparecerá una papa solitaria y amarilla.

—Será una criolla y no cualquiera. Será como la balsa muisca del Museo del Oro —sonríe y pide que no nombre su pulpa, que mantenga el secreto.

Ernesto Restrepo nació en Montería en 1960 y a sus 32 años sacó la primera cosecha de papas. Lo hizo con ocasión del aniversario de cuando Cristóbal Colón descubrió América y, en consecuencia, la papa inició su conquista y salvación de Europa. Sus diversas cosechas de sabaneras y pastusas —de yeso, cerámica o cemento— pasean por múltiples circuitos del mercado del arte o están, sin más, sobre mesas y repisas, o dentro de asépticas vitrinas, irradiando el deseo con el que fueron adquiridas. Hacen parte de la colección de arte contemporáneo del Banco de la República; de la colección general del Museo de Antioquia y del Museo de Arte Moderno de Medellín; además de colecciones corporativas y colecciones privadas de Colombia, Estados Unidos y Europa.

Para nadie es un secreto que ARTBO es el gran benefactor —y detractor— del arte en el mes de octubre. Es el gran sol que atrae a artistas, galerías, coleccionistas y curadores.

Alrededor de él orbitan planetas como Barcú y la Feria del Millón. Espacio KB es uno de los varios asteroides que conforman San Felipe, un barrio que poco a poco se transforma en un importante referente del arte en Bogotá.

En su apuesta para este año, Espacio KB expondrá la primera cosecha de “La Criolla” y, además, mostrará una serie de papas que revelarán las distintas materias y aleaciones que Restrepo utilizó para conformar las pulpas de las criollas. Materiales todos falsos y distintos a la criolla que se anunciará, como solitaria, en el centro del salón.

Con Restrepo a bordo, KB lo apuesta todo. Esta no solo será una exposición que aunará, en estética y símbolo, lo icónico de la papa; también señalará 26 años desde que Restrepo, el Papas, el artista agrícola, se curtió las manos con su pátina de tierra y se hizo llamar el vendedor de papas.

 

Por Ana Cristina Ayala

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