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“Encontré en los libros una misión”: Benjamín Villegas

Villegas Editores celebró 50 años de la producción y publicación de libros de lujo ilustrados de gran formato. Para conmemorar la ocasión realizaron el lanzamiento de la propuesta editorial llamada “Colombia en sus manos”.

Andrea Jaramillo Caro

11 de octubre de 2023 - 07:00 a. m.
Benjamín Villegas es arquitecto, pero su pasión por los libros lo llevó por el camino de la edición.
Foto: AndrePez / Cortesía Villegas Editores
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¿Cuál fue el interés inicial en crear un proyecto como este, que cumple 50 años?

Cuando arranqué a publicar libros hace 50 años, de gran formato, de alta calidad gráfica y editorial, no sabía claramente hacia dónde iba. Estamos completando los 50 años de mi primer libro. En ese momento no existía Villegas Editores, sino Villegas Asociados, que era una oficina de diseño gráfico y de publicaciones, pero también de otras cosas, como televisión. Tuve los programas de televisión y produje documentales. Era una oficina creativa y de comunicación de alguna manera, muy centrada en lo visual. Sin embargo, desde la universidad había hecho revistas. Aunque estaba estudiando arquitectura, el tema editorial, siempre desde el colegio que fundé un periódico, había estado parte de mi vida. Entonces, sobre la base de que había hecho una serie de revistas y la gente me conocía, por hacer unas publicaciones de calidad, me buscaron en el año 1973 de la Presidencia de la República, en la presidencia de Misael Pastrana, para que les hiciera un libro.

Inmediatamente, salió ese libro, me llamaron para los 100 años de Colseguros, luego me llamaron para los 50 años del gimnasio femenino, y después los 20 años del Sena. Entonces comencé a realizar, paralelo a mi trabajo de revistas, paralelo a mi trabajo de diseño gráfico de símbolos y logotipos, y a otra serie de actividades creativas, libros de gran formato por encargo. Fue una bola de nieve que se fue dando, de tal manera que, a finales de los años 70, ya estaba publicando uno o dos libros al año, y a comienzos de los 80, dos y tres libros al año. Y en algún momento, a finales del 85, descubrí que realmente lo que más me gustaba hacer en la vida eran libros, y segundo, encontré en ellos una misión. En ese momento había publicado de 25 a 30 libros, estaba dejando una memoria muy bonita y muy importante sobre los temas de cultura colombiana más diversos. Resolví cerrar mi oficina comercial, no volver a hacer revistas, no volver a hacer logotipos, no volver a hacer televisión, no volver a hacer cine, y dedicarme exclusivamente a producir primeras ediciones originales de libros, porque la gran característica que tienen Villegas Editores es que todos sus libros han sido creados por nosotros, desarrollados por nosotros y han sido, todos, primeras ediciones. He logrado publicar más de 300 primeras ediciones de libros ilustrados de gran formato sobre temas positivos de Colombia. La editorial siempre ha sido positiva. Mi eslogan era La Buena Imagen de Colombia, en todos los sentidos.

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¿Qué vacío comenzó a llenar Villegas Editores con sus libros de gran formato?

Cuando comencé en los años 70 había solamente un impresor-editor que se llamaba Litografía Arco, que publicaba eventualmente libros ilustrados, también por encargo, de gran formato. De alguna manera me metí en un nicho sobre el cual no existían otros editores haciendo lo mismo que estaba haciendo. Cosa que fue muy positiva y que me permitió, con mucha velocidad, poder tener un relativo éxito. Ahora, ya durante los años 80, cuando le hago las cosas positivas, pues esos años 80 fueron unos años muy dolorosos para el país, en los cuales Colombia tenía una muy mala imagen internacional. Siempre he sido, de alguna manera, un representante. Esa buena imagen salía a las ferias internacionales del libro y con mucho orgullo presentaba todas las cuestiones positivas en relación con el país, tratando de hacer un contrapeso a toda esa mala imagen. Nunca quise y nunca he querido presentar absolutamente nada negativo al país.

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¿Cuál cree que es la magia de hacer uno de estos libros?

La magia es la creación. En mí estoy creando un mensaje. Lo que he sido en la vida es como una especie de director de orquesta, que se me ocurren las cosas, busco y conformo un equipo que sabe de esta materia, del que fotografía de esta materia, del que ilustra de esta materia, conformo equipos y voy desarrollando los proyectos a lo largo y ancho del país. La magia es que cuando arranco no existe nada al respecto y, cuando termino, termina uno con algo material que es bello y que me siento, a su vez, orgulloso de que en muchísimas casas colombianas existen libros de Villegas Editores.

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En la historia de Villegas Editores, ¿cuál ha sido su libro favorito de crear y dirigir esa orquesta?

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Es muy difícil decir cuál es el favorito, porque son muchos, pero le puedo decir que en los años 70 quizás el que más me gustó haber hecho fue el libro de arte del maestro Gonzalo Ariza. En los años 80, La historia de Bogotá y El encanto de Bogotá con motivo de los 450 años de la ciudad. Ya en la década de los 90, probablemente, el libro de la Expedición Botánica, el libro de Humboldt y el libro de Alta Colombia. En el quiebre del siglo la colección de libros que le hice a Fernando Botero, que fueron seis, y la irrupción en el caso de los libros de naturaleza con los primeros que publiqué para la colección del Banco de Occidente en su momento, que yo fui el que le dio la idea de que se comenzaran a hacer los libros de naturaleza, después los dejé de hacer. Y ya en la última década, libros de naturaleza que he hecho, el libro de aves en Colombia, el libro de los parques nacionales naturales y, en última instancia, ya más recientemente, la colección de los tres libros de La historia de la caricatura en Colombia, que hice con la maestra Beatriz González.

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¿Cuáles han sido los desafíos a los que se han enfrentado?

El gran desafío siempre es un problema económico, que es conseguirles la financiación a los libros, conseguir el patrocinio en los cuales he tenido durante todos estos años muchísima suerte, porque he contado con mucha gente al frente de las empresas que han creído en mí y que me compran una idea sin que la idea exista, o sea, me compran un libro sin que el libro exista, absolutamente nada. En algunos momentos también la inseguridad en el país, en determinados territorios me ha hecho dudar y pensar con los fotógrafos hasta dónde se pueden ir, acceder o no acceder a determinados territorios por problemas de seguridad. Pero realmente, porque lo demás, lo que tiene que ver con el talento, con lo que tiene que ver con la calidad profesional de los autores de los textos, en los distintos libros y con la capacidad de los fotógrafos que me han colaborado, he tenido mucha suerte y no ha sido una dificultad.

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¿Cómo es ese proceso de llevar esa idea hasta el momento en el que se tiene el libro?

Por ejemplo, en algún momento conocí a un fotógrafo surafricano que estaba fotografiando para el National Geographic y el Smithsonian Institution un libro sobre las aves de los Andes y estaba terminando en Colombia. Y él me dijo, ¿por qué no ha hecho un libro de aves? Le dije, porque no lo había conocido a usted, no había conocido a un fotógrafo de esas aves. No había conocido a un fotógrafo de esta naturaleza, de esta calidad para poder hacer el libro. Entonces, organizamos el libro en el sentido de que dividimos el país en cinco sectores. Conseguimos los biólogos que en cada uno de esos sectores supieran dónde están las aves, a qué hora salen, a qué altura vuelan y en qué específicos sectores del país se podían encontrar cada una de ellas, bien en la parte andina, bien en la parte selvática, bien en la parte de los llanos, bien en la parte de los valles interandinos, etc. Conformamos el equipo y el fotógrafo vino. Se enamoró del Ecuador y se quedó viviendo en Ecuador. Lo traje varias veces para que recorriera una serie de lugares específicos en los llanos orientales, una serie de lugares específicos en la costa caribe. Y coordiné, por consiguiente, desde la oficina y con mi gente, en qué se transportaban, en dónde se quedaban, qué asistencias de guías adicionales necesitaban. Y todo eso consistió en este proyecto que llevó más de dos años de realizarlo. Y, posteriormente, cuando viene ese material y accede a mí, entonces viene ya el proceso mío como editor, propiamente dicho, y como diseñador de los libros, que evidentemente yo lo he sido de todos mis libros. Viene el proceso de la selección de esas fotografías, la organización, la diagramación, la edición, la intercalación de los textos, las fichas catalográficas y las notas de pie de foto de cada una de las aves. En fin, hasta el proceso de impresión. Nosotros no somos impresores. Tratamos de trabajar siempre con la mejor imprenta que podamos tener a mano disponible. Y, por consiguiente, viene el proceso ya de supervisar y de cuidar el tema de la impresión hasta que sale finalmente el libro.

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Por Andrea Jaramillo Caro

Periodista y gestora editorial de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en temas de artes visuales e historia del arte. Se vinculó como practicante en septiembre de 2021 y en enero de 2022 fue contratada como periodista de la sección de Cultura.@Andreajc1406ajaramillo@elespectador.com
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