
En “Escombros”, Fernando Vallejo habla sobre la vejez, la muerte inminente y la pérdida de David Antón, escenógrafo mexicano.
Foto: Cortesía Penguin Random House
A la 1 y 14 minutos de la tarde de ese martes siniestro me estaba afeitando cuando empezó el terremoto. David y yo habíamos regresado de Colombia la noche anterior en un vuelo muy accidentado que llegó al amanecer y nos habíamos ido a dormir sin ni siquiera desempacar las maletas. Olivia había llegado en la mañana, Brusca estaba esperando su comida y David seguía dormido. Todo parecía normal, nuestras vidas iban a transcurrir como siempre, en la felicidad, hasta donde cabe la felicidad en esta vida. La felicidad llega sin saludar y se va sin...
Por Fernando Vallejo * ESPECIAL PARA EL ESPECTADOR
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