Después de que se diera a conocer la programación de la 76° Festival de Cannes, saltó por los aires una pregunta: ¿dónde están los latinoamericanos? Es más, ¿dónde están los colombianos?
El año pasado, La Jauría, de Andrés Ramírez Pulido, fue ganadora en la Semana de la Crítica, mientras que Un varón, de Fabián Hernández, y el cortometraje Aribada, de Simone Jaikiriuma y Natalia Escobar, brillaron en la Quincena de Cineasta. En esta edición del festival solo La perra, el corto de Carla Melo Gampert, que compite en la sección Short Films, constituye la representación colombiana en la cita cinematográfica más importante del mundo.
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En los últimos años, el cine colombiano había tenido una significativa presencia en las diferentes secciones del Festival, por lo que vale preguntarse: ¿a qué se debe la merma de las producciones nacionales?
“Lo que ha pasado es que tenemos un año de retraso con la pandemia para las nuevas producciones, que estamos sufriendo esa especie de modo avión durante casi año y medio, por lo que muchas de las producciones en Colombia pidieron sus prórrogas”, diagnostica Claudia Triana de Vargas, la directora general de Proimágenes Colombia, a quien entrevistamos en el pabellón colombiano apostado en el Marchè du Film, el inmenso y potente mercado del cine que se celebra durante los días del Festival.
Triana de Vargas recuerda que hacer una película “es como un semillero”, que son procesos prolongados en el tiempo y una vez concluidas es que inician un largo recorrido por festivales y/o salas de cine.
“Estar en el Festival de Cannes es una necesidad para nuestra industria cinematográfica”, afirma la directora general de Proimágenes desde su fundación, en 1998. “Hay que existir en este Festival como país, como Colombia, mostrando su talento, facilitándoles las cosas a las empresas y a los realizadores colombianos para que tengan un punto de encuentro”.
La actividad diaria del mercado del cine es como un motor que parece no tener descanso. Reuniones, encuentros formales e informales, mesas de trabajo, pitchings, etc. Compartiendo un café colombiano en la terraza del pabellón, Claudia Triana de Vargas señala la importancia de “conocer mejor nuestras herramientas, de intercambiar, de ver cómo se puede trabajar mejor. Esa es una oportunidad que brinda la presencia en el Festival de Cannes”. Precisamente el día de esta entrevista se reunieron con brasileños, antes lo habían hecho con españoles, y en agenda figuran otros encuentros, entre ellos con los franceses, socios fuertes en materia de coproducciones.
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Que los productores colombianos dialoguen con homólogos de otros países es esencial. “Para que empiecen a hablar el mismo idioma y traten de trabajar en proyectos conjuntos”, aclara la también gestora cultural de amplia y sólida trayectoria profesional, “porque nuestra poquita plata se une con otra poquita plata de Brasil y con otra poquita plata de Francia, y de allí sale un largometraje”.
Como también es crucial para la industria audiovisual colombiana crear nexos con otros países. “Aquí hemos concretado, por ejemplo, varias alianzas con Canadá, y con Brasil para asistir al Bogotá Audiovisual Market (del 10 al 14 de julio), que es un mercado que hacemos en la capital desde hace 14 años para mostrar la oferta curada colombiana de contenido no solo de cine, sino también de series, de animación, documental y ficción”.
Y aunque no se lleguen a cerrar negocios durante estos días en la Riviera Francesa, la directora general del Fondo Mixto de Promoción Cinematográfica hace notar la importancia de que se empiecen a tejer redes de contactos para el futuro. “Es un proceso de todo el año.”, apunta, “es que esto de hacer cine o un audiovisual es como un matrimonio, es un trabajo a largo plazo, entonces te tienes que conocer, tienes que crear las confianzas para hacer un negocio juntos, como suele pasar en todos los negocios”. Concretamente, en lo relacionado con el Marché du Film de Cannes, comenta que “hemos cerrado varias cosas y contamos con estrategias que vamos a seguir trabajando con los países conjuntamente, con el objetivo de que sea una oportunidad para nuestro talento y para nuestras empresas”. Es cuestión de dinero, claro está, pero también de tiempo.
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“Lo más importante es hacer el seguimiento para que esto no sea una cosa de una vez, sino que después esté presente un grupo colombiano en el Festival de San Sebastián, en Ventana Sur, o que los documentalistas vayan a Ámsterdam. Es un networking que hay que cultivar permanentemente”, apunta.
En el horizonte se vislumbran varios filmes que ahora mismo se encuentran en las fases finales de producción. “Hay una camada de películas muy interesantes, entre ellas varias dirigidas por mujeres”, comenta, y resalta que durante mucho tiempo las féminas han estado muy activas en la producción, “pero no tanto como guionistas o como directoras, y ahora tenemos a un grupo de mujeres que está haciendo su primer o segundo largometraje”. Todo indica que son altas las probabilidades de que las producciones colombianas tengan más presencia en las futuras citas cinematográficas, incluyendo Cannes.
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