El Magazín Cultural

'Eugenio Oneguin': Un drama íntimo e intenso

Las transmisiones de Cine Colombia desde la Ópera Metropolitana de Nueva York presentan este sábado "Eugenio Oneguin", de Tchaikovsky, con la soprano Anna Netrebko. Apartes del programa de mano que se entrega en las salas de cine.

Luis Carlos Aljure
22 de abril de 2017 - 03:04 p. m.
'Eugenio Oneguin': Un drama íntimo e intenso

La ópera fue uno de los pilares sobre los cuales Rusia construyó su propia identidad artística en el siglo XIX, porque en ella se reunieron naturalmente diversas vertientes creativas en las que se expresaban los sentimientos nacionalistas de la época, como la música, la danza, la literatura, la historia y la pintura. Tras décadas de predominio de la ópera italiana en el imperio de los zares las obras de Mikhail Glinka: Una vida por el zar y Ruslán y Liudmila, establecieron las bases de la escuela nacional rusa, y su ejemplo fue continuado por las generaciones posteriores; tanto por el militante grupo nacionalista de Los Cinco (Balakirev, Cui, Borodin, Mussorgski y Rimsky-Korsakov), como por Tchaikovsky, que si bien fue tildado de contrario al nacionalismo, lo cierto es que logró en sus partituras una afortunada fusión de la tradición de Europa central con el variado colorido del folclor de su patria, que vibra en una música plena de nostalgias y acentos eslavos.

Como muestra de las raíces que siempre lo mantuvieron aferrado a su tierra, Tchaikovsky no solamente acudió para componer su quinta ópera a Eugenio Oneguin, una de las obras emblemáticas de la literatura rusa del siglo XIX, sino que además tomó una auténtica melodía folclórica y la incorporó a la escena de la danza campesina del primer acto, una práctica común en la obra de Tchaikovsky y de otros compositores rusos de su tiempo.

Tchaikovsky compuso Eugenio Oneguin entre 1877 y 1878, en un momento de profunda crisis vital ocasionada por el matrimonio breve y desastroso con Antonina Milyukova, que fue un intento desesperado y fallido del compositor por ocultar su condición de homosexual. No fue suya la iniciativa de inspirarse en la obra de Pushkin para su nueva ópera, sino que una amiga cantante le sugirió el asunto. Él se resistió al comienzo porque no lo encontró apropiado para ser llevado a la escena, pero luego de una breve reflexión se entusiasmó con la idea, consiguió apurado una copia de la novela en verso, la leyó durante una noche en vela, y amaneció convencido de las cualidades de la historia para convertirse en una ópera de atmósfera íntima. Tchaikovsky se enamoró del personaje de Tatiana, una jovencita soñadora de la nobleza rural que, en contra de las convenciones, se anima a tomar la iniciativa en asuntos de amor y le escribe una carta apasionada a Eugenio Oneguin, quien la rechaza fríamente y no le ahorra un discurso moral sobre el control de las emociones. Precisamente, la primera parte que compuso fue la escena de la carta, centro dramático de la obra, en la que una Tatiana vacilante decide soltar las riendas de su inexperto corazón. Es uno de los pasajes estelares de la ópera y fuente musical inagotable que irriga toda la partitura. Por ejemplo, la primera melodía que ella canta en esa escena es la misma que utilizará Oneguin en el tercer acto, cuando descubre tardíamente su amor por Tatiana. Así mismo, la bellísima aria que canta el poeta Lensky antes de morir en su duelo con Oneguin, se nutre de remembranzas y evocaciones musicales de la escena de la carta.

El compositor sabía que su obra sería atípica para el mundo de la ópera y al principio no le pronosticó una buena acogida en las principales compañías líricas, por tratarse de un drama sin héroes legendarios ni personajes históricos ni grandes efectos escénicos. El propio músico definió el carácter de su creación: "Busco un drama íntimo, pero intenso, que se base en conflictos que yo haya vivido personalmente o en mi entorno, y que lleguen a lo más profundo de mi alma". Fue una partitura en la que trabajó fluidamente y en la que desplegó sus dones maestros de orquestador y creador de hermosas melodías cargadas de emoción y melancolía. Además de los pasajes memorables que ya han sido mencionados, en la ópera se destacan el vals y la serenata de Triquet del segundo acto; y la polonesa, el aria de Gremin y el dúo final de Oneguin y Tatiana del tercer acto.

A pesar de sus temores iniciales, Eugenio Oneguin se convirtió con el paso de los años en la ópera favorita del repertorio ruso y está firmemente establecida en las principales compañías líricas del mundo.

Sábado 22 de abril. 12:00 m. Salas de Cine Colombia en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga y Cartagena. Dirección musical: Robin Ticciati. Producción: Deborah Warner.
Oneguin: Peter Mattei. Tatiana: Anna Netrebko. Lensky: Alexey Dolgov.

Por Luis Carlos Aljure

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