En días pasados, tuve la oportunidad de ir al Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social en Lima, Perú. Este lugar fue construido para abordar las múltiples memorias sobre el conflicto vivido en el Perú, entre 1980 y 2000, en el que participaron distintos actores armados; entre ellos, Sendero Luminoso, grupo de proveniencia comunista que pensaba transformar el Perú por medio del uso de armas, en diferentes áreas rurales y ejerciendo acciones violentas contra la población.
El Estado como contraparte buscó defender el país de los ataques armados y también la existencia de grupos paramilitares, quienes participaron en este conflicto a través de acciones armadas y violentas. Dejando miles de víctimas, principalmente de áreas rurales como Trujillo, quienes sufrieron diferentes impactos y acciones violentas como la desaparición forzada, masacres y múltiples violaciones a sus derechos humanos.
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Una vez terminado el conflicto, producto de una serie de acuerdos para alcanzar la paz y reparar a las víctimas, surge la Comisión de la Verdad, cuyo fin es el esclarecimiento de lo sucedido y la construcción de Lugar de Memoria, la tolerancia y la Inclusión Social, lugar de memoria que exhibe y formula preguntas sobre cómo contar lo ocurrido y vivir en democracia.
Su particular arquitectura es como un vestigio arqueológico aún por descubrir. Al entrar allí, el visitante encuentra esculpidos los derechos humanos y, como es habitual en este tipo de lugares, información para la contextualización: marco histórico, número de víctimas –principalmente, comunidades indígenas y campesinas–, territorios afectados y responsabilidades, tanto de los grupos armados ilegales como del Estado.
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Al continuar el recorrido, el visitante se adentra en el papel de la educación popular en la consolidación de la lucha armada, así como en testimonios vivos y espacios de conmemoración, construidos a partir de objetos y fotografías de las víctimas. Asimismo, se narra cómo la democracia se vio afectada a través de la quema de boletos electorales durante las elecciones y finalmente cómo los visitantes pueden realizar una ofrenda a las víctimas y sobrevivientes a través de un escrito.
Al final uno se queda sin palabras y llega a la terraza dónde puede contemplar en el horizonte el cielo nublado y el frío mar de Lima. Un lugar que da muchas lecciones a Colombia y al Museo de Memoria de Colombia en este momento de transición y fortalecimiento de los acuerdos de paz.
Los lugares de memoria y los Museos son claves para recordar el pasado y permitir construir un futuro con verdad.
*Curadora apasionada por el arte, la danza y los Museos.