La librería Prólogo, fundada por Mauricio Lleras y Felipe Rodrigo Matamoros en el año 2006, hoy está de luto y con ella el mundo editorial y de la literatura bogotana, con la muerte de su librero, quien es descrito como uno de los más apasionados. Desde niño, Mauricio Lleras, se interesó en el oficio que desempeñaría el resto de su vida, el de librero. Según le contó al periodista Felipe Botero, descubrió su vocación cuando en la década de los 50 su padre lo dejó solo un momento en la librería del alemán Karl Buchholz, en el centro de Bogotá.
El mismo Mauricio Lleras contaba que Prólogo abrió sus puertas en 2006 con un objetivo claro: la narrativa. “No me interesa ofrecerle al cliente un libro del cual desconozco su lenguaje, su contenido, como es el caso de los textos filosóficos, a pesar de haber estudiado filosofía. Estamos enfocados en el área de narrativa”, comentó en una entrevista con el Centro de Desarrollo Editorial y de Contenidos (CDEYC).
Le sugerimos leer: El buen librero
Decía que su sección consentida era la de novela negra y policiaca. “Todas son secciones pequeñas y procuramos no tener demasiados libros, sino tener los que creemos que son lo mejor”. Y de eso se trataba Prólogo: de crear un espacio para los amantes de esos libros únicos, que quisieran, a la vez, disfrutar de talleres enfocados en el arte y las humanidades, como lo describió Talía Chang, del CDEYC.
“Prólogo Libros surgió en asocio con Rodrigo Matamoros, ante el hastío que les suponía a ambos el ambiente que se vivía en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, la cantidad de gente, el bullicio, la imposibilidad de dedicarse verdaderamente a curiosear libros”, escribió sobre él Santiago Díaz Benavides para Infobae.
Muchos lo recuerdan como un librero generoso, cercano a los lectores, maestro de los libros y gran apasionado por el género de la novela. La escritora Piedad Bonnett, en una columna publicada por este diario en 2013, escribió una anécdota sobre la pasión y profesionalismo de Lleras.
“Una anécdota de Mauricio Lleras resume algunos otros testimonios oídos: a su librería enviaron sólo dos ejemplares de una novela que él leyó, fascinado. Cuando le preguntó al distribuidor por qué le habían llevado tan pocos, éste le dijo: ‘Porque eso no se vende’. Mauricio, en broma, le dijo desafiante: mándeme ciento cincuenta. Y el otro, tal vez para probarle que estaba loco, se los envió unas semanas después. En un mes, a punta de recomendarlo, Mauricio los vendió todos: la lógica invertida a fuerza de fe, pasión por los libros y profesionalismo. Por la salud de la buena literatura, roguemos porque no desaparezcan los libreros”.
En redes sociales, muchos lamentan su muerte y recuerdan su legado.
Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖
