La participación de la Orquesta Filarmónica de Bogotá (OFB) en la marcha del silencio realizada el pasado domingo 15 de junio, en solidaridad con el senador Miguel Uribe Turbay tras el atentado que sufrió, generó diversas reacciones en redes sociales y sectores de opinión.
Ante las críticas por lo que algunos calificaron como un acto político, la institución cultural respondió con un pronunciamiento en el que reafirmó su “vocación humanista, educativa y social”.
Durante la jornada, una agrupación de la OFB ofreció una intervención musical frente a la Clínica Santa Fe, donde se encuentra hospitalizado Uribe Turbay. Según explicó la entidad, su presencia buscaba “respaldar, mediante la música, una declaración colectiva contra la violencia”, en respuesta a un atentado que, en sus palabras, “a todas luces fue un acto de violencia política con un impacto profundo en la percepción ciudadana sobre la legitimidad del disenso y los límites éticos de la confrontación”.
En el comunicado, la Filarmónica subrayó que su actuación fue parte de una convocatoria institucional y tuvo lugar en el espacio público —la plazoleta de acceso de la fundación clínica—, en un evento abierto a toda la ciudadanía. Enfatizó además que no se trató de una presentación privada ni de una ceremonia particular, sino de un acto simbólico e institucional frente a una coyuntura que el Distrito consideró de interés público.
“La Filarmónica de Bogotá reafirma su compromiso con los Derechos Humanos, la vida y la dignidad de todas las personas, sin distinción de clase, raza, etnia, origen socioeconómico ni orientación política”, declaró la entidad.
La Filarmónica de Bogotá y su respuesta a la coyuntura política
La institución recordó que este tipo de intervenciones no son nuevas en su historia. Desde su misión artística y educativa, ha mantenido una línea de trabajo sostenida por la paz y la no violencia. Durante las movilizaciones sociales de 2020 y 2021, la Orquesta realizó conciertos en espacios como la Plaza de Bolívar y el Park Way, y en todas las localidades de Bogotá, con el objetivo de promover el diálogo y el respeto mutuo.
Además, ha acompañado eventos en memoria de víctimas de diferentes contextos, como los actos de reparación simbólica dirigidos a la familia del grafitero Diego Felipe Becerra, a la comunidad de San José de Apartadó, a víctimas del genocidio de la Unión Patriótica, y a quienes fueron afectados por el atentado al Club El Nogal.
En esa misma línea, trabaja junto a la Alta Consejería de Paz, Víctimas y Reconciliación del Distrito en la implementación de Centros Filarmónicos para la Paz, que brindarán formación musical a personas víctimas del conflicto armado.
La Filarmónica recordó que, como entidad estatal, no es deliberante ni confesional. Sin embargo, ha acompañado actos de distintas orientaciones religiosas y sociales con un enfoque artístico y comunitario, buscando que la música sirva como herramienta de unión y sanación.
“Desde hace más de una década llevamos música y formación a hospitales públicos con nuestros Centros Filarmónicos Hospitalarios. Más de 8.000 personas se han beneficiado de esta estrategia de bienestar y cuidado a través del arte”, señaló la institución.
Actualmente, la OFB cuenta con 11 agrupaciones musicales y realiza más de 650 conciertos al año en diversos escenarios, desde colegios y hospitales hasta espacios patrimoniales, parques y plazas públicas.
Frente a las críticas, la entidad concluyó que su intervención del 15 de junio fue una “expresión institucional de humanidad, empatía y rechazo a la violencia política”, y reiteró su compromiso de continuar acompañando a la ciudad “en sus momentos más luminosos y en sus desafíos más profundos”.