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FILBo 2025 (Opinión)

Volver a la FILBO fue como pisar de nuevo un continente vasto, imposible de recorrer en un solo día.

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David Sáenz
03 de mayo de 2025 - 08:40 p. m.
"Entre más leemos, más capaces somos de quitarnos las escamas de los ojos que no nos permiten ver con complejidad la realidad"./ Crédito foto: "Crónica de un viaje: así llega un libro a manos de su lector en la FilBo"
"Entre más leemos, más capaces somos de quitarnos las escamas de los ojos que no nos permiten ver con complejidad la realidad"./ Crédito foto: "Crónica de un viaje: así llega un libro a manos de su lector en la FilBo"
Foto: El Espectador - Gustavo Torrijos
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El año pasado estuve en la Feria del Libro, FILBO. Al terminar la jornada dije lo que dicen los borrachos: no vuelvo a tomar. En este caso, “no vuelvo a la Feria”. Esa promesa es incumplida, como la de los borrachos. Este año regresé. Fui entre semana, pensando que estaría menos ruidosa. Sin embargo, no fue así. Estaba concurrida, muy visitada; muchos estudiantes de colegio, de Bogotá y de otros lugares, estaban recorriendo la Feria.

Seguro que, para los organizadores, es un éxito. Qué bueno que así sea.

Ir a la Feria es como ir a un continente y tener poco tiempo para recorrerlo. Por consiguiente, se camina buscando, abrumado ante tanto saber. Sin embargo, esta vez decidí resignarme a que es imposible hacer ese recorrido completo. Así que fui a algunos lugares específicos. También decidí observar un poco más, no solo los libros, sino la gente.

Vi estudiantes de muchos colegios y universidades con bolsas de libros; eso me dio alegría y esperanza. No porque crea que la lectura está del lado únicamente del conocimiento, sino porque los libros son una compañía, un refugio, un encuentro con nuestros miedos y nuestros prejuicios. Entre más leemos, más capaces somos de quitarnos las escamas de los ojos que no nos permiten ver con complejidad la realidad.

Los jóvenes y la sociedad en general necesitamos respuestas complejas sobre nuestros problemas. Por ejemplo, frente a las tensiones políticas del país y del mundo, nos urge problematizar más, complejizar más. No podemos quedarnos con respuestas simplistas como la construcción de muros, la expulsión de migrantes, la mal llamada guerra justa, el no reconocimiento de los derechos adquiridos de las comunidades marginadas, la acción positiva, etc.

Por consiguiente, ojalá que todos esos jóvenes que vi en la Feria, sonrientes con sus bolsas cargadas de libros, lean, y que esos libros los conduzcan a otros libros. Para así dar respuestas más complejas y humanas a las situaciones que amenazan la vida, la convivencia y la fraternidad.

Por David Sáenz

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