FILBo en su octavo día

Grupos de personas recorren los pabellones Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo), hoy, en el recinto ferial de Corferias en Bogotá (Colombia). EFE/ Carlos Ortega

Foto: EFE - Carlos Ortega

El octavo día de la Feria Internacional del Libro de Bogotá sigue con su programación y con sus asistentes dispuestos a escuchar las charlas y visitar los diferentes stands disponibles.

Ana Cristina González Vélez , cofundadora de la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres y Pionera del Movimiento Causa Justa, e Isabel Cristina Jaramillo, profesora titular, Universidad de los Andes, coordinadora general Red de Académicas Latinoamericanas.conversan con Yolanda Ruiz sobre el libro “La batalla por el derecho al aborto”. Comentaron que “uno de los pilares fundamentales del movimiento Mesa por la Vida ha sido la producción y generación de conocimiento alrededor del tema del aborto”. Durante la charla Jaramillo afirmó que “la academia en este momento tiene la tarea de legitimar y transmitir el conocimiento sobre la ley y su interpretación porque las universidades tienen un poder cultural enorme”.

Entre la lectura que hizo Ruiz del libro, comentó que en una sentencia de la corte en 1997 se había citado una encíclica papal y, de hecho, Jaramillo recordó la forma en la que ella había visto esa sentencia. Ambas investigadoras comenzaron desde que en 2006 se despenalizó el aborto en Colombia con las tres causales una labor de interpretación para educar y llevar este conocimiento a diferentes sectores. “Lo que hicimos fue entender e interpretar la causal salud”, dijo González.

Uno de los temas que resaltó González es que “llevamos estudiando varios años el tema de la objeción de conciencia y hemos visto que la mayoría de los que se declaran objetores no lo son, y se dicen así para quitarse un peso de encima. La objeción de conciencia no es tan grande en Colombia, sino que hay una obstrucción a la prestación del servicio”.

“Mi mensaje final es: La corte nos está reconociendo nuestra libertad. La vida de las mujeres no es solamente un dato biológico, la vida de las mujeres es también un proyecto de vida. La libertad de las mujeres está íntimamente ligada a la maternidad. La decisión de la Corte es una decisión pacífica porque no obliga a nada. Y es lo que nos merecemos como ciudadanas de este país “, dijo Ana Cristina González.

Elkin Rubiano, investigador, Juan Manuel Echavarría, artista, y Noel Palacios, cantante, conversaron en el lanzamiento del libro de la editorial de la Universidad Jorge Tadeo Lozano: Los rostros, las tumbas y los rastros.

“Este libro se ocupa de prácticas artísticas realizadas en territorios del conflicto armado en Colombia. Este contacto con el territorio transformó la manera de asumir la relación entre arte y violencia, una relación permanente en la historia del arte colombiano desde la década del 40. En este cambio de relación, la dimensión del duelo y la metáfora del cementerio resultan centrales: más que la denuncia, la concientización o la sensibilización del público, el arte busca saldar las deudas simbólicas con los muertos y los desaparecidos”, dice su sinopsis.

“El monopolio del relato está en los medios que construyen un relato de antagonismo. Yo exploré las zonas grises”, dijo Echavarría. Cuando se refirió a la forma en la que el discurso sobre quienes causaron dolor en la guerra afirmó no llamarles victimarios porque “hay que entender que esos a los que hoy en día se les dice victimarios, algún día fueron víctimas”.

Contó que siempre se ha preguntado por la manera de mostrar la violencia a través del arte y que este cuestionamiento lo persigue constantemente. Para el artista, algo que lo marcó fue haber estudiado mitología griega en la universidad. A través de esta conoció el mito de Perseo y Medusa, la criatura que convertía en piedra a sus víctimas con la mirada y que fue vencida porque Perseo la miró de forma indirecta con su escudo para evitar un destino fatal. Echavarría comentó que “a través de mi obra no quiero petrificar con sensacionalismo. Me apoyo mucho en la metáfora y en ese mito. En la masacre de Bojayá los cantos son una mirada oblicua”.

El conversatorio terminó con Noel Palacios cantando al ritmo de las palmas “Déjela que baile sola, déjela que sola baile, déjela que se retuerza como solo ella sabe”.

Oscar Tusquets y Piedad Bonnett conversan con Guido Tamayo sobre la vejez y cómo se aproximan a ella en sus libros “Vivir no es tan divertido, y envejecer, un coñazo” y “¿Qué hacer con estos pedazos?”. La poeta colombiana dijo sobre su nuevo libro: “Con lo que diré y con el libro no quiero llegar a algo, que considero horroroso y es a la autoayuda. No quisiera caer en un ensalzamiento de la vejez, que es un mal del cual uno no se recupera”.

Añadió que “uno se construye para la vejez, pero eso es muy fácil decirlo y muy difícil asumirlo. Cuando uno tiene 30 y es eterno, ¿qué preparación tendría? La mayor parte de los viejos se vuelven feos, pero creo que podemos ver mucha belleza en la vejez. La gente que ha sido muy bella sufre más cuando llega a la vejez”.

Entre risas Tusquets y Bonnett discutieron de aquellas ventajas que trae el envejecimiento, la colombiana mencionó el dejar de enamorarse, mientras que Tusquets afirmó que no hay tiempo límite para perseguir los sueños poniendo algunos ejemplos. “La vejez con dignidad es el ideal, pero hay muchos viejos que no envejecen dignamente, pero precisamente porque no la asumen. Caer en el ridículo es lo peor que a un viejo le puede pasar, y eso ocurre cuando envejecen grotescamente por pura resistencia”, dijo Bonnett.

“La gente con los viejos es compasiva, sí, pero también implacable. La condescendía es una manera de invisibilizar. Es como si el ser humano que fue ya no existiera. Por ejemplo, no le preguntan por sus planes, como si la muerte ya le hubiese llegado”, sin embargo la poeta contó que de igual forma se acerca a la vejez con humor.

Conversan sobre literatura y ciudad Vladimir Clavijo Galdino, G Jaramillo Rojas y David Tique, con sus obras “Irreparable”, Sensorium” y “El ataque de la paloma”. Tique comenzó por describir cómo contempla su ciudad, Cali, “fue meterme a sectores como Siloé u otros de los que uno recibe malos comentarios, pero cuando uno se mete ve realmente que todo allí es una novela”.

“A mi me pasó algo cuando empecé a recorrer la ciudad, hay que contar los pasos y recorrer la ciudad a conciencia”, dijo Clavijo. Mientras que Jaramillo afirmó hacerlo desde el anonimato “quise encontrar desde el anonimato esas dinámicas, esas historias que forman parte del erario de la ciudad. Cómo nos comportamos en esta ciudad”.

“Yo no quiero que el frenesí de Bogotá me absorba, me he acostumbrado a no estar en ese acelere y eso me da una visión de lo que es Bogotá”, afirmó Tique, mientras contaba que se dio cuenta de que la capital tiene muchos matices tan diferentes a los chismes que suenan sobre la ciudad y pudo observar que “todo el mundo es un personaje”.

“Vivir en Bogotá tiene riesgos, pero también tiene su magia”, dijo Clavijo y recordó que a sus 21 años se recorría el centro a las nueve de la noche, cosa que no haría ahora, mientra que Tique decía que “vivir en Bogotá es de valientes”. Todos estuvieron de acuerdo que en las esquinas de las ciudades uno se logra invisibilizar a pesar de que en cada calle hay una historia.