Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Finge que estás bien

Finge que estás bien, que nada ha pasado, que no llevas con la cortina cerrada más de seis días. Finge que te levantaste de buen humor y con todo el ánimo, que ayer y antier también fue así y que no repetiste —otra vez— la película que tanto has visto.

Juliana Londoño

26 de enero de 2018 - 09:00 p. m.
"Finge que estás bien, que nada ha pasado, que no llevas con la cortina cerrada más de seis días." / Archivo particular
PUBLICIDAD

Finge que sólo estás descansando y no estás tumbado en la cama divagando por tus propios pensamientos, por los mismos pensamientos una y otra vez. Finge que hablas con otros y con todos, que les cuentas lo que te atraviesa el pecho todos los días, lo que te ahoga y lo que te ventila. Finge que es mucho mejor hablar con ellos que contigo mismo y que por fin has olvidado aquella voz interior que en tu infinito idealismo escuchabas en las noches como un faro que te guiaba.

Finge que ya no tienes vicios y que te has inventado una nueva forma de vivir. Fíngelo con una sonrisa, que no sea muy amplia ni muy tímida, para que sí funcione el antídoto. Finge que todo lo que no sientes en realidad sí lo estás sintiendo, repítete con intensidad que no es tan arduo, que es cuestión de que el tiempo se ponga en tu lugar. Miéntete, haz de cuenta que eres otro, ese otro al que sabes mentirle con delicadeza y frialdad, al que engañas fácilmente y termina por creerte a ciegas. Miéntete y gira tus pasiones, miéntete y abandónalas.

Inventa justificaciones, varias y de todo tipo, que te convenzan de que llevas caminando tanto tiempo que la cima no está en ese lugar. Devuélvete y abandona a cuestas todo lo recorrido para volver a inventar otra justificación: esta vez puede ser la lluvia, el calor sofocante, el frío que hiela los latidos, o que la arena te está provocando alergia. Lo que sea, aunque sea por pudor.

Aumenta las justificaciones y recuérdalas de tanto en tanto: recuérdale al otro, al que te cree, que los bloqueos no se curan, que el talento no te alcanza, que llevan muchos años juntos y que sólo es una confusión, que mañana será otro día, que el tren pasará de nuevo, que aún estás joven o en cambio ya estás muy viejo, que los días ya pasaron y es tarde para vaciar el alma, que el café se enfrió justo cuando ibas a tomarlo.

Finge que estás bien. Finge, a ver si de una buena vez comprendes que fingir no es un truco que hace magia. Miéntete. Rasga tu verdadera piel, la que aún contiene la voz interior. Envuélvete en el disfraz del otro, el que te cree, el que se deja engañar, al que inventaste para justificar tus miedos. Miéntete y aniquílate a ti mismo. Disfrázate y siéntate a esperar que la falsa piel te asfixie lentamente. O enfréntate a lo que realmente eres.

Read more!

Por Juliana Londoño

Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.