
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Cuénteme sobre esta colección que nace de la tierra, del campo, del trabajo del silletero...
Llegamos a Alirio, el nombre de la colección, porque nos apasiona que nuestras propuestas nazcan de algo colombiano o latinoamericano. Nos gusta contar historias con la ropa, y la gente ya espera un mensaje detrás. El primer capítulo fue en Bogotá Fashion Week; el segundo, ahora en Colombiamoda, se inspira en el florecer del silletero y el floricultor. El año pasado, por coincidencia, visitamos Santa Elena para una publicación de Vogue y conocimos a una familia silletera que nos compartió su historia y el orgullo de ese legado. Nos conmovió profundamente.
¿Qué significa para usted y Andrés Duran, su socio, que esta sea la propuesta que abrirá Colombiamoda? ¿Cómo ha vivido estos días previos?
Han sido días intensos pero muy emocionantes. Aunque veníamos bien preparados, el ritmo ha sido vertiginoso. Hablar de los silleteros en una colección de moda nos conmueve profundamente. Más allá de la flor, queremos transmitir ese proceso de perseverancia y conexión con la tierra, de resistir para cosechar algo hermoso. Mostrar ese origen humilde y poderoso a través de la sastrería artesanal es un privilegio.
Han manifestado que esta colección une el trabajo de la sastrería europea y lo artesanal. ¿Cómo fue encontrar ese equilibrio entre dos mundos que parecen tan lejanos, pero que los silleteros también lograron reinterpretar?
Llegamos a ese punto por una vivencia personal. Yo me especialicé en París, y una profesora allá me dijo que los latinos íbamos a Europa a aprender sastrería porque no sabíamos. Para mí eso fue un reto: regresar y demostrar que aquí sí hay maestros sartoriales y un legado. Entonces empezamos a buscarlo y descubrimos que los campesinos colombianos y latinoamericanos están fuertemente influenciados por esa estética europea, que fue reinterpretada por ellos. Y ahora nosotros la reinterpretamos también para nuestro público. Siempre buscamos que la sastrería sea disruptiva, que comunique algo diferente. Recurriendo al pasado, miramos el presente y lo interpretamos desde nuestra forma, con mucho respeto.
Hablemos sobre el mensaje de identidad, apropiación y reinterpretación que abre la moda y lo que eso ha significado para ustedes como artistas y diseñadores.
Nosotros somos profundamente respetuosos con ese tema porque hay una delgada línea entre inspirarse y apropiarse. Nos parece muy delicado y siempre trabajamos con la intención de hacer un homenaje, de llevar un mensaje bonito que exalte lo que nos inspira. Nunca hacemos interpretaciones literales ni tomamos elementos directamente de una tribu o grupo étnico; eso lo respetamos mucho. También es chévere que, con la comunicación tan globalizada, podamos mostrar a través de nuestro trabajo el verdadero lujo que tiene Colombia y Latinoamérica. Nosotros heredamos un saber hacer ancestral, y exaltarlo desde nuestro oficio, con respeto y sin pretender mostrarnos como totalmente artesanales, es clave.
¿Cómo, a través de la marca, podemos conocerlo a usted?
Muchas veces nos preguntan por qué una marca colombiana tiene un nombre en francés. La razón es muy personal: cuando me especialicé en París, leí en un libro que en francés se le dice al orgasmo “la petite mort”, es decir, la pequeña muerte. Me encantó ese concepto de morir por un momento y renacer, desde la vulnerabilidad del ser humano. Eso me conectó mucho y por eso La Petite siempre tiene ese juego de contrastes: luz y oscuridad, vida y muerte. Hay un poco de misterio, de pasión por el arte, de mostrar lo humano. Hay un poco de misterio, de pasión por el arte, de mostrar lo humano.
Más allá de lo técnico, ¿qué le dejó esta colección?
El ejemplo de los silleteros es hermoso. Aunque somos una empresa que hace ropa, lo que queremos que la gente sienta es ese mensaje de perseverancia, de respeto por los procesos. Como te decía, uno pasa por altibajos, pero si sigue adelante con fe, ve los frutos.
¿Hay alguna prenda en la colección con la que tenga una relación especial, ya sea por lo que significa o por su proceso creativo?
Hay varias, pero te voy a hablar de una en particular: yo tengo una fascinación desde joven por la ruana colombiana. Me encanta porque viene de una capa española que un campesino transformó cortándole un hueco en el centro para meter la cabeza y abrigarse mejor. Esa historia me encantó. En esta colección hay una exploración de cómo la sastrería se transforma en ruana sin serlo literalmente. Son chaquetas con estructura de sastrería, pero profundamente inspiradas en la ruana.
¿Cómo ha sido construir una marca junto a otra persona? Cuénteme sobre los retos y aprendizajes de compartir el proceso creativo, las decisiones y el día a día de la empresa.
Andrés y yo nos conocemos hace 11 años, y el proyecto lleva 7. Ya sabemos cuáles son los pros y contras de cada uno. Yo soy la parte más creativa y él la más técnica. Al principio fue complejo definir roles, porque chocábamos un poco. Pero lo bonito ha sido aprender a respetar los puntos de vista, valorar las virtudes de cada uno.
¿Hay algo que le incomode o le cueste de la dinámica del mundo de la moda?
Sí, los eventos sociales. Este tipo de entrevistas me parecen chéveres, hablar sobre el proyecto cada vez me da más confianza, pero los eventos me cuestan mucho. No soy una persona muy sociable, no me gusta la fiesta ni el licor, y asocio esos espacios con eso. Pero también entiendo que ahí pueden surgir cosas interesantes, conocer personas y abrir nuevas posibilidades para el proyecto.
Quiero preguntarle por el lugar del silencio en su proceso creativo...
Siempre he sido muy pro silencio. Las colecciones de La Petite nacen de viajes y vivencias personales. Buscamos esos espacios para salir de la rutina, ver la vida desde otra perspectiva, hablar con personas distintas. Después de esos viajes, llega el momento de sentarse en la noche a bosquejar, a hacer lluvia de ideas. Para mí, ese silencio total es vital para aclarar pensamientos y diseñar. Es un momento muy importante del proceso.
Si pudieras escribir una frase en la etiqueta de cada prenda de la marca, ¿cuál sería?
Ya tenemos una: “Orgasmos hechos prendas de vestir”. No es literal, claro, pero nos encanta que quienes se visten con nuestra ropa sientan satisfacción, que lleguen a un lugar y despierten algo en los demás. Esa sería la frase.
