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Los castillos cátaros se extienden por los departamentos del Aude y Ariège y están compuestos de ocho antiguas fortalezas donde los cátaros, una secta cristiana considerada herética, se parapetaron en el siglo XIII durante las cruzadas del Reino de Francia y la jerarquía católica contra ellos.
Se tratan de las fortificaciones de Carcasona y otras siete construcciones defensivas, las de Lastours, Termes, Aguilar, Peyrepertuse, Quéribus, Puilaurens y Montségur.
Estos castillos “ilustran un periodo crucial de la historia y brindan un ejemplo único de la arquitectura militar dándole un valor universal excepcional”, señaló el Ejecutivo francés.
Las playas normandas fueron testigos, el 6 de junio de 1944, de uno de los episodios clave de la Segunda Guerra Mundial, al albergar el desembarco de unos 156.000 soldados aliados (Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, principalmente) en las cinco playas controladas por una férrea defensa de la Alemania nazi.
Pocos meses después de completar 80 años de este evento, que sirvió para acelerar la caída del Tercer Reich, Francia estima que la inscripción en la Unesco de estas playas será un símbolo de “la memoria de un combate por la libertad y la paz”.
A la fecha, 40 lugares están nominados para entrar a la lista del Patrimonio de la Humanidad en 2026. Entre los sitios históricos, se encuentran la Isla de Flores (Uruguay), los Teatros de la Amazonía en Manaos y Belem en Brasil, el centro histórico de Pátzcuaro, Michoacán (México) y el limes del Danubio —la frontera militar del imperio romano a lo largo del río Danubio—, entre muchas otras.