¿Cómo fue el proceso de crear la película “El Pantera”?
El proyecto empezó con encontrarme con el músico, Gustavo García, “El Pantera”. Lo conocí en un concierto que dio en el centro de Bogotá hace ya muchos años. Ese mismo día me lo presentaron, y creo que la conexión fue inmediata. También porque nos conecta la música: a él desde su oficio y a mí desde el gusto. Soy un amante de la música, y creo que ahí inició todo. Este proceso, que ya tiene varios años y que tomó seis más o menos de grabación, interrumpidos porque tuvimos una pandemia en la mitad, finalmente se concretó y ya llegó el momento de presentar la película.
¿Cómo fue ese primer encuentro? ¿Qué le llamó la atención del músico?
Una amiga que nos presentó ese día del concierto me había hablado de cosas fantásticas del “Pantera”. Me dijo una vez que cuando uno lo conocía empezaba a soñar. Claro, eso me pareció un poco exagerado, pero lo que pasó fue que hubo una muy buena conexión, una confianza desde el principio. Eso, por supuesto, me permitió empezar a grabarlo y encontrarnos. Pero su personalidad es muy particular. Es una persona muy vital, que en todo se le nota la pasión por lo que hace, en este caso la música, y que está dispuesto a defender su manera de hacerla, del tipo de música que quiere y de cómo la quiere hacer. Eso desde el principio me llamó mucho la atención, esa defensa, esa rebeldía por hacer las cosas a su manera, y eso nos conectó.
Además de la producción interrumpida, ¿qué otros retos enfrentó durante el proceso?
Aparte de la pandemia, que fue una pausa grande en el rodaje, un desafío fue que muchas veces no sabía qué iba a hacer “El Pantera”. Es un documental que es un retrato muy íntimo y yo lo sigo, voy a su casa, estoy en diferentes momentos de su vida, casi como un intruso. Muchas veces era difícil hacerle seguimiento, no porque no tuviéramos contacto, sino porque a veces no me contaba cosas. A veces ignoraba que se iba a encontrar con alguien que iba a ser importante para la historia. Entonces él, no sé si a propósito, me ocultaba cosas y era complicado llegar a estar en los momentos claves. Pero, aun así, se dieron las cosas y se logró. Otro de los retos fue el montaje, porque al principio no grabé esto con una idea clara de qué historia iba a contar. Sabía que quería hacer un documental sobre él, pero no por dónde encauzarlo. Y terminé con 80 horas de material. Eso fue un problema a la hora de editarlo y nos tomó bastante tiempo. Creo que se podrían haber hecho cinco películas distintas, pero surgió esta, después de un proceso largo de montaje.
¿Cómo describiría su estilo de dirección?
Siempre procuro tener un plan inicial para todo (exceptuando este caso). Que exista un guion o por lo menos una versión de guion al principio, que pueda contar con un equipo que tenga clara mi conexión con ese personaje, con esa historia, con la gente involucrada. Que haya también un buen ambiente de trabajo. Son cosas para mí fundamentales. Pero ya en el proceso, desde la preproducción hasta la posproducción, me gusta pensar en eso que todavía no sé qué voy a encontrar. Tener esa emoción de encontrarme con algo que tal vez no tenía dentro de mis planes. Eso para mí es fundamental, porque es un proceso de descubrimiento. Tener todo absolutamente claro desde el principio o en cualquiera de las etapas le quita un poco la emoción de ese descubrimiento, y eso tiene que ver con ir encontrando cosas a medida que uno avanza. Por ejemplo, en “El Pantera” me pasaba todo el tiempo que me encontraba con animales, principalmente gatos. Los gatos aparecían en cámara, en el plano, en la escena, y era imposible ignorarlos.
¿Cuáles son los elementos en los que más se fija cuando está dirigiendo o viendo una película?
Son varias cosas. Creo que primero hay una atracción por la imagen. Hay una imagen que me llama mucho la atención, me parece muy poderosa, y trato de enfocarme en eso cuando estoy haciendo algo. Que esa imagen, sin necesidad de la palabra, me transmita muchas cosas. La palabra está bien, el diálogo y demás, pero el poder de la imagen es clave. Eso depende del proyecto, con qué imágenes se encuentra uno que le parezcan poderosas. En el momento de ver alguna película, me fijo en las emociones que me generan.
¿Qué despertó su interés por el mundo del cine y el audiovisual?
Creo que al principio no fui como ese tipo de personas que sabían lo que querían hacer desde pequeños, lo descubrí muy tarde. Estudié al principio ingeniería electrónica, porque era muy bueno para las matemáticas, me dejé orientar por ese lado, pero me aburrí bastante. En un punto estaba viendo por dónde me quería enfocar y me di cuenta de que para mí la experiencia del cine siempre había sido fundamental. Desde muy pequeño, de los mejores recuerdos que había tenido eran, por ejemplo, la primera vez que fui a una sala de cine, las primeras películas que vi, porque hacía una lista de las películas que me veía o, por lo menos, las que me gustaban. Para mí ir a cine superaba cualquier otro plan familiar que pudiera haber en ese momento. Después de estudiar un año de la carrera que no me gustó, caí en cuenta de que tenía esa chispa de gusto por el cine y que siempre había habido algo que siempre me ha interesado, pero que hasta ese momento fui consciente de que me gustaba y que quería explorar.