
En esta novela, Marcos se le aparece en sueños a su madre, Ada, para contarle adónde lo llevaron cuando lo desaparecieron.
Foto: Alfaguara
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Alma Delia Murillo construye en Raíz que no desaparece una novela que mezcla la denuncia social con una mirada poética, en torno a las madres que buscan a sus hijos desaparecidos. Los árboles y las raíces son aquí símbolos de la memoria que se resiste a ser borrada. Como lectora, selecciono estos fragmentos que condensan esa unión entre lo íntimo y lo colectivo, entre el dolor humano y el lenguaje simbólico que lo sostiene.
Frases de “Raíz que no desaparece”, de Alma Delia Murillo
- Cuando el dolor duele tanto solo podemos refugiarnos en la locura.
- Por qué nunca supe refugiarme en las pequeñas cosas, en los detalles tranquilizantes de la rutina.
- No hace falta abrazar un árbol porque están ya todos abrazándome.
- Es tan vestigio arqueológico como vida efervescente.
- No hay luz ni aire ni cantos de ave que consuelen el alarido de los cuerpos cuando reciben la crueldad que les arrebata aquello que los hacía humanos.
- Ser pobre es poner el cuerpo.
- Hay quienes pagan la cuota de muertos para que la violencia social de unos signifique la paz de otros.
- Se puede acompañar un duelo, pero no entenderlo.
- Cómo es posible que la memoria la expulse si ella está dedicando sus años a no olvidar.
- Cuánto se muere de la humanidad cada vez que la humanidad mata.
- ¿Qué cosecha un país cuando siembra cuerpos?
Por Isabel López Giraldo
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