Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Fritz Breithaupt: “Las historias nos permiten fortalecer nuestra empatía”

El profesor de ciencias cognitivas y autor de “El cerebro narrativo: lo que nuestra neuronas cuentan”, quien iba a presentar su libro en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, aunque tuvo que cancelar su participación por motivos de fuerza mayor, habló para El Espectador sobre las historias y cómo moldean nuestra realidad.

Andrea Jaramillo Caro

30 de abril de 2025 - 09:53 a. m.
Fritz Breithaupt es profesor en la Universidad de Indiana, en Estados Unidos.
Foto: Cortesía Filbo
PUBLICIDAD

El juego del teléfono roto, aquella actividad de contar pequeñas historias de oído a oído, intentando mantener el contenido intacto, fue la base para el libro “El cerebro narrativo: lo que nuestras neuronas cuentan”, del profesor de ciencias cognitivas Fritz Breithaupt. Más allá de ser un juego, el escritor lo convirtió en un experimento junto a su equipo para evaluar lo que sucede cuando procesamos historias.

Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO

¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar

La fascinación de Breithaupt con las historias es de vieja data. Según relató a El Espectador, su padre fue diplomático para la Alemania Occidental. “Mientras vivíamos en Londres, mis padres sabían que a mí no me gustaba el jardín de niños allá, por lo que optaban por llevarme al museo y dejarme ahí hasta la tarde cuando me recogían, algo que ahora no se podría hacer. Tenía cuatro o cinco años y recuerdo el Museo de Historia Natural y todas estas maravillosas instituciones y que mientras miraba a los animales exhibidos construía historias con ellos. Era como si tuviera a mis amigos ahí”, dijo. Las historias han sido entonces el pasado, presente y futuro del profesor alemán.

El libro, publicado originalmente en 2023, aborda cómo nuestro cerebro interpreta las historias que recibe, sin importar si son reales o ficticias, alegres o tristes, propias o ajenas. A lo que el autor se refiere como el “cerebro cognitivo”, un término que se refiere a la capacidad única de compartir historias con otros, a diferencia de lo que sucede con los animales, quienes comparten emociones, pero son incapaces de contar relatos. “Los humanos, de alguna manera, logramos pasar nuestras experiencias a otros: lo que nos sucedió hoy o hablar sobre nuestra infancia, hasta podemos imaginarlas y vivirlas de cierta forma, puedes saber cómo se sintió hacer algo. Esto lo hacemos a través de las historias. Cuando pensamos en ellas, no son solo información, estamos en la historia. Ahí está el sentido del uso del teléfono roto, porque podemos estudiar cómo hacemos sentido de una historia cuando nos la cuenta alguien más”, afirmó. Una de las conclusiones a las que llegó con su equipo de investigación luego del experimento con este juego, fue que las personas se aferran a las emociones que se cuentan en una historia y estas pueden separarse de los hechos.

Read more!

¿Cómo escribir este libro ha cambiado sus propios pensamientos sobre las historias que se cuenta a sí mismo?

Una cosa que he aprendido de este libro es dar espacio a las historias en mi vida diaria. Cuando estoy en la universidad, tengo muchos estudiantes y realmente, siempre pregunto cómo están, o algo así. Pero ahora siento que les doy tiempo para contarme sobre ellos mismos y para dar seguimiento a esas cosas también. Realmente pienso que estos encuentros humanos son importantes. Necesito dar espacio para eso. También con mis amigos y demás, realmente valoro la narración aún más que antes. Siempre lo hice, pero se ha convertido en algo diferente. Lo segundo es en el ámbito académico. En este libro, he respondido una gran pregunta para mí: cómo podemos tener experiencias compartidas, cómo dos personas pueden conectar teniendo una experiencia común. Cuando cuento una historia, mis amigos pueden pasar por esa experiencia. Cuando me cuentan una historia, puedo vivirla. Ese es un vínculo fantástico. Pero ahora mi siguiente pregunta en mi próximo libro será: ¿qué son las experiencias? Y en particular, ¿cuál es la diferencia entre experiencias por primera vez y experiencias repetidas? ¿Qué está ocurriendo ahí?

Read more!

También encontré mi siguiente tema de investigación. Mientras escribía este libro, mi propia historia de vida fue reescrita de una manera que no anticipé. Cuando tenía 10 años, mi padre murió. La historia en ese momento era que tuvo un accidente escalando montañas, y estuvo desaparecido por un par de días. Hace cuatro años, mientras trabajaba en este libro, mi madre murió. Después de su muerte supe que mi padre en realidad no murió por un accidente, sino que fue asesinado. Fue asesinado por la KGB, el servicio secreto ruso. Mi padre trabajaba en Alemania Occidental para el gobierno, para el Ministerio de Defensa y nuestro canciller. Era experto en derecho internacional. Había trabajado en submarinos nucleares y temas militares, y aparentemente en esa época, antes de los celulares, le habían enviado documentos en papel, y tenía estos documentos consigo cuando unos agentes rusos lo interceptaron, se los quitaron y lo mataron. Esto lo supe hace solo cuatro años. De repente, mi vida cambió completamente. Todavía estoy en ese proceso de repensar mi historia de vida, aprendí muchas cosas que no sabía antes. Cuando crecí, siempre había espías alrededor. Tuvimos muchas entradas forzadas en nuestro apartamento. Pero yo no lo sabía. De repente, mi infancia feliz se convirtió en una especie de película de espionaje. Todavía estoy lidiando con estas historias e intentando averiguar ¿cuál es mi historia en todo eso? ¿Cómo habría sido diferente? También, ¿cómo habría sido diferente si lo hubiera sabido antes? Mi madre guardó este secreto. Era un secreto de Estado. No se suponía que hablara de ello.

¿Cómo nos afecta el pensar en “qué habría pasado sí...”?

Creo que ese es un aspecto muy importante de nosotros mismos, que no vivimos solo en una línea de esto pasó, luego esto, y luego esto, sino que siempre tenemos esas bifurcaciones. Vivimos más de una vida, no solo vivimos la que realmente hicimos. En nuestra mente también vivimos cosas que no hicimos y podemos volver a eso y podemos sentir arrepentimiento. Lo primero que diría aquí, como alguien que piensa sobre el cerebro narrativo, es que esto es algo maravilloso porque nos permite, como dije, vivir más de una vida. No estás solo en una especie de vía de tren. Hay todas estas otras posibilidades y eso enriquece. Puede perturbar a las personas también, puedes sentir que estás viviendo la vida equivocada, que deberías estar viviendo esa otra vida. Es un momento de estrés, pero incluso eso es un buen estrés en muchos casos, porque todavía tienes la oportunidad de volver a esa otra vida que decidiste no vivir o que no pudiste vivir. A veces nos quitan las decisiones, como cuando asesinaron a mi padre. Pero al mismo tiempo, aún hay cosas a las que puedes volver. Y en tu mente puedes vivir partes de eso también. Para mí, la cualidad clave aquí es una que creo que es muy positiva, muy importante, incluso cuando nos perturba sentir que deberíamos haber hecho algo diferente. El hecho de que lo estemos pensando significa que una parte de nosotros está viviendo también esa otra opción. Y normalmente, siempre hay algo que las personas pueden hacer. Las historias pueden empoderarnos para reconectar con lo que deberíamos estar haciendo.

¿Cómo puede una memoria o una historia que nos contamos repetidamente moldear nuestra identidad?

Creo que definitivamente esa es una tendencia muy fuerte que tenemos: nos contamos una cierta historia que es especialmente importante para nosotros y eso también puede encerrarnos en cierta identidad. Así que, de hecho, soy algo crítico con el concepto de identidad porque creo que es algo mucho más cambiante. Lo interesante o bueno de la identidad es que también podemos dejarla ir. En cierto momento, una identidad tiene sentido para nosotros y nos ayuda. Tenemos una narrativa que contamos sobre nosotros mismos y necesitamos repasarla. Necesitamos entender: “oh, aquí ocurrió algo horrible, fui víctima de esto”, o “esto y esto ocurrió, tuve que tomar una decisión y la tomé; fue una decisión difícil”. Hiciera lo que hiciera, estuvo bien o mal, y aún no estoy seguro. Así que nos contamos esas historias, pero en algún punto podemos dejarlas ir, y creo que cuanto más nos contamos esa historia y la repasamos, más probable es que también digamos: “sí, eso fue entonces, ahora estoy en una situación diferente, no estoy limitado por eso”. En ese sentido, siento que nuestras narrativas nos permiten vivir nuestras identidades, pero también seguir adelante y soltarlas. Es como un crecimiento constante, dado por nuestras propias historias y por cuándo y cómo somos capaces de expresarlas a otras personas.

Entonces vemos y analizamos nuestro pasado, pero ¿cómo pueden pequeñas historias ficticias que imaginamos para anticiparnos a una situación, moldear nuestra forma de pensar sobre nuestro propio futuro?

Lo hace en gran manera. Creo que si no tuviéramos esta idea del futuro, si no pudiéramos contar esa historia, estaríamos completamente aburridos, porque asumiríamos que todo es siempre igual, o estaríamos muy asustados y desprevenidos, porque no tendríamos ni idea. Tener una idea de lo que podría pasar, nos permite reaccionar al mundo cuando llega ese futuro. Si algo horrible pasa, o algo sorprendente ocurre, no nos desestabiliza por completo. No nos derriba. Eso es porque ya lo hemos anticipado, ya hemos vivido un poco de ese futuro en nuestras historias al imaginar estas cosas y te prepararás para otros caminos. Las historias pueden hacernos sentir más tristes por cosas que no llegaron a ser, pero también pueden rescatarnos. Esta planificación vital es muy importante. Creo que las historias son una herramienta terapéutica para prepararnos para el futuro, pero también algo que nos hace felices y nos enriquece. Desarrollamos empatía con otras personas mediante las historias.

¿Cómo puede una persona acercarse al concepto de empatía a través de la narración?

Hay varias formas de empatía, están conectadas, pero son diferentes. Curiosamente, todas se relacionan con las historias. Hay tres en particular que son muy importantes. Hay una forma de empatía, que es ponerse en los zapatos de alguien más y asumir su perspectiva, entender cómo se siente, cómo es estar en esa situación. Hay otro concepto, que no es exactamente lo mismo, donde compartes los sentimientos de otros, donde puede que no asumas completamente su perspectiva, pero sus sentimientos y emociones se vuelven tuyos. Y luego hay una tercera que tiene que ver con la ficción, que es cuando somos transportados a un mundo diferente. Cuando leemos una historia o alguien nos cuenta “sabes lo que pasó anoche en mi cita a ciegas en el restaurante”, de repente podemos imaginar que estamos allí, en ese restaurante o bar donde alguien tiene una cita. Y estamos ahí, somos transportados a ese mundo. Eso se llama “transportación”, cuando estás en ese mundo y en ese espacio. Ni siquiera tienes que conocer tanto a los personajes o a las personas reales. Todas se relacionan con las historias, de hecho. Ocurren en la vida real, por supuesto, pero en las historias son aún más intensas. Porque en la vida real, a menudo, cuando hablamos con personas, aún tenemos que defendernos un poco. Si alguien nos cuenta una historia verdadera o de ficción, o si vemos una película o leemos una novela, en realidad no estamos obstaculizados por nosotros mismos. Esos personajes en la historia en ese momento, no tenemos que influir en ellos. Así que estamos más relajados. Paradójicamente, podemos tener más empatía precisamente porque no son personas reales. Las historias nos permiten fortalecer nuestra empatía, realmente imaginar cómo es sentir las emociones de otra persona, pensar en ellas y estar realmente en ese mundo narrativo más que en la vida real.

Por Andrea Jaramillo Caro

Periodista y gestora editorial de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en temas de artes visuales e historia del arte. Se vinculó como practicante en septiembre de 2021 y en enero de 2022 fue contratada como periodista de la sección de Cultura.@Andreajc1406ajaramillo@elespectador.com
Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.