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“Yo he trabajado con la gente en el campo y sé que detrás de cada paramilitar o guerrillero hay una persona, que merece una segunda oportunidad. Nos cuesta hacer la paz y mucho, porque hacer la paz es más difícil que hacer la guerra”, dice el intendente Jorge Andrés Cárdenas Ortiz en el libro titulado, Nuestras historias: 50 crónicas de reconciliación, de la Policía Nacional de Colombia.
Ir a otra página para descubrir aquel suboficial infiltrado que se enamoró de una excombatiente de las Farc, cercana al círculo de Víctor Suárez “Mono Jojoy”. La pareja hoy vive en una de las ciudades del país. El amor sobrevivió a la guerra y a un legado de odio que ha sido heredado por las estirpes colombianas. Porque muchos medios de comunicación, políticos e instituciones indujeron a cada colombiano en desplegar un odio casi inmodificable durante decenios, aunque todo pueda ser modificado, corregido. La hostilidad a la insurgencia y aquello que predicara comunismo.
No todo estaba perdido. Así, nació el perdón entre dos policías invidentes por un atentado de las Farc y un excombatiente de la misma guerrilla. "A medida que avanzaban los talleres, retrocedían los prejuicios. Hablaron de los horrores de la guerra, de sus vidas truncadas y de sus odiseas para alcanzar la superación personal. Se perdonaron y prometieron trabajar juntos por la paz de Colombia. Hoy, los dos policías [Wilson Barreto y Fredy Villarreal] y Barón [excombatiente de las FARC], son grandes amigos. Se frecuentan en sus casas y hay tiempo hasta para compartir unas buenas cervezas", termina de relatar la crónica titulada Amistad entre dos policías ciegos y un desmovilizado.
Las historias de perdón se multiplican como la del sargento mayor César Augusto Lasso y el dragoniante Frank Trejos Mariño, quienes estuvieron secuestrados cerca de 13 años. La crónica de este relato tiene por nombre Polícias que hacen la paz con sus carceleros. Ambos están vinculados con la Fundación Agape. Así se llama la fundación en la que ”policías activos y retirados trabajan mancomunadamente por la paz y la reconciliación de Colombia. Van por todo el país promoviendo la cultura del perdón entre víctimas y victimarios”. El sargento Lasso ahora es muy buen amigo y será el padrino de boda de René Otero, excombatiente de las Farc.
Sus testimonios enseñan que la reconciliación será uno de los mejores legados a las futuras generaciones. Los hijos y nietos dirán que la locura de sus abuelos en este tiempo fue desarmar el corazón. La Policía Nacional de Colombia recientemente publicó el libro El Género del Coraje. Cuenta 18 historias de mujeres de la Fuerza Pública exaltando su papel como constructoras de paz. Además, su Unidad para la Edificación de la Paz (UNIPEP) sigue comprometida con una serie de publicaciones para contar historias sobre la paz.
Así mismo, las Fuerzas Militares y la Policía Nacional han trabajado sobre el contexto del conflicto colombiano a través de archivos militares inéditos a través del libro Militares y Guerrillas: la memoria histórica del conflicto armado en Colombia desde los archivos militares.
Por otro lado, la obra teatral Victus, dirigida por Alejandra Borrero, es una apuesta para relatar el conflicto armado. En escena se reúnen víctimas civiles, militares y policías en retiro, excombatientes de las Farc y ELN y exintegrantes de las Autodefensas de Colombia. La pieza artística fue presentada en 2016 y en 2017 se encontró en temporada hasta el 29 de junio en Casa Ensamble.
Alejandra Borrero en una entrevista para el programa Conversemos de Actualidad del Canal Institucional dice que “La idea original provino de un militar. Vino un coronel a decirme: quiero que me ayude con este tema. Sé que usted trabaja con víctimas y quisiera que hiciéramos algo alrededor de las víctimas militares.”
La actriz se tomó un tiempo. Cuando se encontró de nuevo con el coronel, su propuesta consistía en que, además de trabajar con las víctimas militares, estuvieran en escena todos los grupos involucrados en la guerra. La respuesta del coronel fue elocuente: “Creo que las fuerzas armadas ya están listas para oír todas las verdades”.
La directora de la obra agrega que “todo el mundo quiere oír de qué grupo es, pero ¿por qué? La reconciliación va por quitarnos los rótulos, de empezar a vernos como seres humanos. Si los 20 [actores de la obra] pudieron, yo les juro que todos podemos. La reconciliación la vi con mis ojos”.
Sin dudarlo, el perdón y la reconciliación son los mayores desafíos para el presente y futuro de Colombia. Citando las palabras del exsoldado Rubén Darío Romero, víctima de una mina antipersona en 2008, “El perdón es lo único que salvará a este país de la guerra. Si logramos unir los dos extremos, que ellos perdonen, quienes quedan en medio se quedan sin argumentos para no perdonar. Colombia está terminando una guerra, y la gente debe prepararse para vivir en paz”.