Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Gabriela Mistral: 80 años del Premio Nobel de Literatura a la poeta chilena

Con cuatro de sus poemas, recordamos a la primera autora latinoamericana en recibir, por esta fecha en 1945, el Premio Nobel de Literatura por su obra poética.

Gabriela Mistral * / Especial para El Espectador

19 de noviembre de 2025 - 11:00 a. m.
La imagen de mujer adelantada a su tiempo de Gabriela Mistral (1889-1957) y su lucha defensora acérrima de la educación pública, ganó todavía más presencia a partir de octubre de 2019, cuando se desató en Chile la ola de protestas más grave en décadas y su rostro fue recuperado por los jóvenes estudiantes y mujeres que protagonizaron las marchas.
Foto: Archivo particular
PUBLICIDAD

Desolación

Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO

¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar

La bruma espesa, eterna, para que olvide dónde

me ha arrojado la mar en su ola de salmuera.

La tierra a la que vine no tiene primavera:

tiene su noche larga que cual madre me esconde.

El viento hace a mi casa su ronda de sollozos

y de alarido, y quiebra, como un cristal, mi grito.

Y en la llanura blanca, de horizonte infinito,

miro morir intensos ocasos dolorosos.

¿A quién podrá llamar la que hasta aquí ha venido

No ad for you

si más lejos que ella sólo fueron los muertos?

¡Tan sólo ellos contemplan un mar callado y yerto

crecer entre sus brazos y los brazos queridos!

Los barcos cuyas velas blanquean en el puerto

vienen de tierras donde no están los que no son míos;

sus hombres de ojos claros no conocen mis ríos

y traen frutos pálidos, sin la luz de mis huertos.

Y la interrogación que sube a mi garganta

al mirarlos pasar, me desciende, vencida:

hablan extrañas lenguas y no la conmovida

lengua que en tierras de oro mi pobre madre canta.

Miro bajar la nieve como el polvo en la huesa;

miro crecer la niebla como el agonizante,

y por no enloquecer no encuentro los instantes,

porque la noche larga ahora tan solo empieza.

Miro el llano extasiado y recojo su duelo,

que viene para ver los paisajes mortales.

La nieve es el semblante que asoma a mis cristales:

¡Siempre será su albura bajando de los cielos!

Siempre ella, silenciosa, como la gran mirada

de Dios sobre mí; siempre su azahar sobre mi casa;

siempre, como el destino que ni mengua ni pasa,

No ad for you

descenderá a cubrirme, terrible y extasiada.

Ausencia

Se va de ti mi cuerpo gota a gota.

Se va mi cara en un óleo sordo;

se van mis manos en azogue suelto;

se van mis pies en dos tiempos de polvo.

¡Se te va todo, se nos va todo!

Se va mi voz, que te hacía campana

cerrada a cuanto no somos nosotros.

Se van mis gestos, que se devanaban,

en lanzaderas, delante tus ojos.

Y se te va la mirada que entrega,

cuando te mira, el enebro y el olmo.

Me voy de ti con tus mismos alientos:

como humedad de tu cuerpo evaporo.

Read more!

Me voy de ti con vigilia y con sueño,

y en tu recuerdo más fiel ya me borro.

Y en tu memoria me vuelvo como esos

que no nacieron ni en llanos ni en sotos.

Sangre sería y me fuese en las palmas

de tu labor y en tu boca de mosto.

Tu entraña fuese y sería quemada

en marchas tuyas que nunca más oigo,

¡y en tu pasión que retumba en la noche,

como demencia de mares solos!

¡Se nos va todo, se nos va todo!

Adiós

En costa lejana

y en mar de Pasión,

dijimos adioses

sin decir adiós.

Y no fue verdad

la alucinación.

Ni tú la creíste

No ad for you

ni la creo yo,

«y es cierto y no es cierto»

como en la canción.

Que yendo hacia el Sur

diciendo iba yo:

«Vamos hacia el mar

que devora al Sol».

Y yendo hacia el Norte

decía tu voz:

«Vamos a ver juntos

donde se hace el Sol».

Ni por juego digas

o exageración

que nos separaron

tierra y mar, que son

ella, sueño

y él alucinación.

No te digas solo

ni pida tu voz

albergue para uno

al albergador.

Echarás la sombra

que siempre se echó,

morderás la duna

con paso de dos…

Para que ninguno,

ni hombre ni dios,

nos llame partidos

como luna y sol;

para que ni roca

ni viento errador,

ni río con vado

ni árbol sombreador,

aprendan y digan

mentira o error

del Sur y del Norte,

del uno y del dos!

Balada de mi nombre

El nombre mío que he perdido,

¿dónde vive, dónde prospera?

Nombre de infancia, gota de leche,

rama de mirto tan ligera.

Read more!

De no llevarme iba dichoso

o de llevar mi adolescencia

y con él ya no camino

por campos y por praderas.

Llanto mío no conoce

y no la quemó mi salmuera;

cabellos blancos no me ha visto,

ni mi boca con acidia,

y no me habla si me encuentra.

No ad for you

Pero me cuentan que camina

por las quiebras de mi montaña

tarde a la tarde silencioso

y sin mi cuerpo y vuelto mi alma.

* Gabriela Mistral nació en Vicuña el 7 de abril de 1889 y falleció en Nueva York el 10 de enero de 1957. Fue una destacada poetisa, diplomática y pedagoga chilena. Gabriela Mistral, una de las principales figuras de la literatura chilena y latinoamericana, es la primera persona latinoamericana en ganar el Premio Nobel de Literatura, el cual recibió en 1945.

Por Gabriela Mistral * / Especial para El Espectador

Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.