Geografías radicales en la Galería Nueveochenta

Transeúntes recurrentes van cruzando trazos invisibles, o límites, hechos con muros de cemento que dividen un territorio determinado por razones económicas, políticas o sociales. Tensiones en la frontera entre México y Estados Unidos por discursos de miedo y medidas que obligan a los migrantes a la precariedad; personas que desde el norte de África pretenden llegar a Europa a través de una travesía por el mar Mediterráneo huyendo de la guerra, la violencia y la persecución; circunstancias políticas y socioeconómicas por las que atraviesa Venezuela llevando a sus ciudadanos a migrar a diferentes países de Latinoamérica, son algunas de las historias que reflejan a un mundo que coexiste en cercos fronterizos cada vez más estrechos a causa de necesidades de poder. Aquí las dimensiones del territorio se transforman generando nuevos paisajes y nuevas geografías.

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Desde esta perspectiva, la migración se convierte en un asunto universal, manteniéndose en la cotidianidad. Los ojos del artista Lester Rodríguez, así como los mapas, las imágenes de paisajes fronterizos y de ubicaciones poco conocidas, reconocen la figura del migrante entre el pasado y el futuro. Rodríguez es un artista hondureño que lleva varios años viviendo en Colombia. Sus proyectos artísticos se manifiestan constantemente a través de la instalación, el video y la escultura, entendiendo esta desde el campo expandido. Interesado en la espacialidad, en el tiempo y en la forma como medios diversos para la comprensión de la imagen, el artista logra reflexionar sobre la geografía, las crisis regionales y las problemáticas migratorias, partiendo de una experiencia local.

En la exposición Geografías radicales, que se presenta en la galería Nueveochenta de Bogotá, la experiencia de Lester Rodríguez sale a relucir con imágenes intervenidas, instalaciones y un video, piezas que entre sí hacen que el espectador reconozca la crisis migratoria desde diferentes perspectivas. “Yo pensaba en unas dimensiones del territorio que de alguna forma se limitan por unas legislaciones y unas delimitaciones construidas dentro del entorno social del país o del Estado, que de alguna manera tiene control sobre el territorio”, explica el artista. Y es que la serie Otras geografías (la que dio origen a esta muestra) está compuesta por dibujos del desierto de Sonora, ubicado en la frontera de México, lugar por el que miles de migrantes transitan para llegar a Estados Unidos y en el que Rodríguez busca trazar la ruta que recorren diariamente. El artista busca identificar el terreno hostil con relieves hechos en carboncillo.

Una de las obras de la muestra que representa la migración, y que así mismo configura un paisaje recurrente, es la serie Paralelos y meridianos, hecha a partir de recortes de prensa sobre los naufragios del mar Mediterráneo y las caravanas de migrantes que salen de Honduras y Guatemala para Estados Unidos. Estas obras tienen una división que hace alusión a las formas de composición de la imagen del pensamiento estético europeo. Al respecto a esta serie, Rodríguez afirma: “Quise traer estos paisajes contemporáneos, si se quiere distópicos, a ese escenario de la composición de la pintura, que al mismo tiempo son líneas que se entrecruzan y que claramente tienen estas referencias justamente al paralelo y al meridiano del mapamundi”.

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Esta división mantiene la idea de frontera, que a su vez visibiliza características identitarias a su país de origen. La obra Aprender de memoria es el registro fotográfico de la acción que el artista realiza mientras dibuja de memoria el mapa de Latinoamérica, buscando expresar la pertenencia en un ejercicio de registro. “La muestra se plantea preguntas sobre a quién pertenece el territorio, cuáles son las motivaciones que mueven a alguien a desplazarse y asumir unos riesgos. Esto tiene que ver con una condición muy humana, más allá de los problemas económicos, la guerra y esos otros aspectos que son detonantes. Tienen que ver con la necesidad de encontrar una dignidad de la cual los sujetos han sido despojados en sus contextos de origen”.

Más allá de los conflictos de los territorios, las condiciones de bienestar del ser humano lo dirigen hacia una travesía sin regreso a su país de origen, hechos que luego de recorrer la exposición dan cuenta de obras como El futuro es nuestro, que presenta un mensaje claro y que a través de su proceso de creación responde al modelo productivo que los trabajadores informales realizan para subsistir. Mediante la acción repetitiva de incrustar uno a uno los palillos en una tabla de madera, el artista reflexiona no solamente sobre la actividad productiva y laboral, sino que también deja al espectador un mensaje propio de quienes buscan mejor futuro en tierras foráneas. En palabras del artista: “La pieza no dice que tipo de futuro es, sino que simplemente dice que el futuro al final del día terminará siendo quizás de aquellos que heredarán la tierra”.

Transeúntes recurrentes van cruzando trazos invisibles, o límites, hechos con muros de cemento que dividen un territorio determinado por razones económicas, políticas o sociales. Tensiones en la frontera entre México y Estados Unidos por discursos de miedo y medidas que obligan a los migrantes a la precariedad; personas que desde el norte de África pretenden llegar a Europa a través de una travesía por el mar Mediterráneo huyendo de la guerra, la violencia y la persecución; circunstancias políticas y socioeconómicas por las que atraviesa Venezuela llevando a sus ciudadanos a migrar a diferentes países de Latinoamérica, son algunas de las historias que reflejan a un mundo que coexiste en cercos fronterizos cada vez más estrechos a causa de necesidades de poder. Aquí las dimensiones del territorio se transforman generando nuevos paisajes y nuevas geografías.

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En la exposición Geografías radicales, que se presenta en la galería Nueveochenta de Bogotá, la experiencia de Lester Rodríguez sale a relucir con imágenes intervenidas, instalaciones y un video, piezas que entre sí hacen que el espectador reconozca la crisis migratoria desde diferentes perspectivas. “Yo pensaba en unas dimensiones del territorio que de alguna forma se limitan por unas legislaciones y unas delimitaciones construidas dentro del entorno social del país o del Estado, que de alguna manera tiene control sobre el territorio”, explica el artista. Y es que la serie Otras geografías (la que dio origen a esta muestra) está compuesta por dibujos del desierto de Sonora, ubicado en la frontera de México, lugar por el que miles de migrantes transitan para llegar a Estados Unidos y en el que Rodríguez busca trazar la ruta que recorren diariamente. El artista busca identificar el terreno hostil con relieves hechos en carboncillo.

Una de las obras de la muestra que representa la migración, y que así mismo configura un paisaje recurrente, es la serie Paralelos y meridianos, hecha a partir de recortes de prensa sobre los naufragios del mar Mediterráneo y las caravanas de migrantes que salen de Honduras y Guatemala para Estados Unidos. Estas obras tienen una división que hace alusión a las formas de composición de la imagen del pensamiento estético europeo. Al respecto a esta serie, Rodríguez afirma: “Quise traer estos paisajes contemporáneos, si se quiere distópicos, a ese escenario de la composición de la pintura, que al mismo tiempo son líneas que se entrecruzan y que claramente tienen estas referencias justamente al paralelo y al meridiano del mapamundi”.

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Más allá de los conflictos de los territorios, las condiciones de bienestar del ser humano lo dirigen hacia una travesía sin regreso a su país de origen, hechos que luego de recorrer la exposición dan cuenta de obras como El futuro es nuestro, que presenta un mensaje claro y que a través de su proceso de creación responde al modelo productivo que los trabajadores informales realizan para subsistir. Mediante la acción repetitiva de incrustar uno a uno los palillos en una tabla de madera, el artista reflexiona no solamente sobre la actividad productiva y laboral, sino que también deja al espectador un mensaje propio de quienes buscan mejor futuro en tierras foráneas. En palabras del artista: “La pieza no dice que tipo de futuro es, sino que simplemente dice que el futuro al final del día terminará siendo quizás de aquellos que heredarán la tierra”.