
La melena al viento, la pelota casi pegada a sus pies, la mirada en busca del espacio que nadie más va a ver, los dedos de las manos tensos, la cabeza levantada. Más allá, la gente, los hinchas palpitando un desenlace épico, los fanáticos apretando los dientes, intuyendo que la escena acabará con un rabioso grito de gol o con una maldición y el dolor de la derrota. Más acá, los rivales. Unos, con ira, otros con miedo. Alguno, con una alta dosis de envidia que lo corroe, con la imagen de ese tipo en la portada de los diarios de ese domingo...
Por Fernando Araújo Vélez
Conoce más
Temas recomendados:
Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación