
"Dos almas ¡ay de mí!, imperan en mi pecho y cada una de la otra anhela desprenderse. Una, con apasionado amor que nunca se fatiga, como con garras de acero a lo terreno se aferra; la otra a trascender las nieblas terrestres aspira, buscando reinos afines y de más alta estirpe", escribió Goethe en el Fausto.
Foto: Nátaly Londoño Laura
Un hombre camina, y mientras camina, observa, piensa, profundiza, se desespera, sufre, y a la vez, siente una profunda emoción. El saber es su objetivo, su más importante fin. El saber, sin que importe de qué color es o de dónde provenga, si es de una mujer o de otro hombre, de un dios griego o de la historia egipcia, de una pintura de Da Vinci, de un verso de Dante, de la sabiduría de los aldeanos y sus charlas en una calle, de la Biblia o del Corán, de Buda, Cristo o de Mahoma, de los ángeles, los súcubos o íncubos, de las arpías o las...

Por Fernando Araújo Vélez
De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.fernando.araujo.velez@gmail.com
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