Golpe a golpe y verso a verso (Aquí se habla español)

Se fue haciendo “camino al andar”, como decía Antonio Machado, y “golpe a golpe”, también, y “verso a verso”, y en su hacerse, fue tomando gestos, sonidos y conceptos de las voces de la calle, de los diálogos altisonantes del barrio, del grito destemplado y del susurro de amor, y al mismo tiempo, de las voces que salían de los salones elegantes, y de los libros, y de los borradores de libros, y de los mensajes escritos en papelitos o en servilletas, hasta convertirse en un idioma.

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Fernando Araúijo Vélez
01 de mayo de 2020 - 12:18 a. m.
El ser humano ha ido olvidando el peso de la palabra. El cuidado de la misma parece pasarse por alto en tiempos de redes sociales. / Getty Images
El ser humano ha ido olvidando el peso de la palabra. El cuidado de la misma parece pasarse por alto en tiempos de redes sociales. / Getty Images

Cada palabra fue consecuencia de decenas de conjugaciones, aleaciones, cambios, costumbres, viajes e incluso política. Fue castellano en un tiempo, y luego español. Se fue forjando con el tiempo, con el andar y el camino y en el camino, no en los diccionarios, que en últimas, le puso unas reglas y se autonombró su dueño, aunque jamás lo fuera.

Se untó de sangre, de muerte, de hogueras, de dolores y angustias, y de felicidades pasajeras, de largas esperas, de luchas, triunfos y derrotas. En últimas, de vida. Cambió y seguirá cambiando. Tuvo...

Por Fernando Araúijo Vélez

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