
El ser humano ha ido olvidando el peso de la palabra. El cuidado de la misma parece pasarse por alto en tiempos de redes sociales. / Getty Images
Cada palabra fue consecuencia de decenas de conjugaciones, aleaciones, cambios, costumbres, viajes e incluso política. Fue castellano en un tiempo, y luego español. Se fue forjando con el tiempo, con el andar y el camino y en el camino, no en los diccionarios, que en últimas, le puso unas reglas y se autonombró su dueño, aunque jamás lo fuera.
Se untó de sangre, de muerte, de hogueras, de dolores y angustias, y de felicidades pasajeras, de largas esperas, de luchas, triunfos y derrotas. En últimas, de vida. Cambió y seguirá cambiando. Tuvo...
Por Fernando Araúijo Vélez
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