Gringadas, o de cómo construir un personaje

Un joven colombiano clase media llega a Estados Unidos para estudiar. A través de diez capítulos o relatos, lo acompañamos en distintas experiencias en las que da cuenta de esas típicas cosas endogámicas de los gringos (la comida chatarra, el dejo de superioridad, la ramplonería), pero también de los latinos que, aquí y allá, intentan acomodarse al mito del sueño americano.

Foto: Archivo Particular

Esta relectura me dio una nueva perspectiva que la que fue evidente cuando este libro era la primera incursión de Hincapié en el medio literario. La razón es que Gringadas, un libro conformado por diez cuentos, en los que su personaje principal, Juan Fernando Hincapié, transversal a todas las historias, nos da cuenta de un proceso de adaptación a la cultura estadounidense, pues viaja al Paso, Texas, para adelantar un programa en escrituras creativas, puede interpretarse como la génesis de otro personaje maravilloso que vendría después en su obra: Emilia Restrepo Williamson. Quienes han seguido el trabajo literario de Hincapié saben quién es Emilia, una antipática señorita Bogotana protagonista de Gramática Pura, ese manual de gramática novelado en el que Emilia hace alarde de la aversión que le producen las incorreciones del lenguaje de todos quienes la rodean. Es así como Juan Fernando Hincapié, el autor, sienta en Gringadas las bases sobre las que después construirá a Emilia, mujer presa de una pulsión exasperante por señalar las afrentas al idioma.

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En Gringadas, Juan Fernando Hincapié, narrador y personaje, es alguien que a fuerza de interactuar con inmigrantes de varios países, perfila su búsqueda de identidad como colombiano, al tiempo que asiste a la aparición de otra mucho más compleja, la de un Latinoamericano abocado al rebusque tras haber renunciado al equilibrio que supone pertenecer a la clase media bogotana, por ir en pos de un sueño literario. Entonces el lector descubrirá a uno de esos personajes que en circunstancias reales podría hacerse odiar, pero al que paradójicamente se puede llegar a querer, porque aunque destile su repulsión por nuestra propia cultura y las de otros compañeros latinoamericanos, es de aquellos que también conocen la lealtad, abriendo su corazón al que haga méritos. Para hacer méritos, para granjerase ese afecto, basta que compartan cualquiera de sus pasiones, como lo son el fútbol, la literatura, los juegos de Play Station o su devoción por las mujeres, terreno en el que el personaje muestra una de sus mayores destrezas.

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Hincapié, el autor, pero también el personaje, es alguien que sabe narrar, aunque apele de manera constante a digresiones de cualquier índole, de literatura, de fútbol, de su familia en Colombia, de las obscenas contradicciones de los gringos, de los absurdos aberrantes de nuestra sociedad o de lo que le venga en gana. Un narrador que oscila entre la desfachatez y la erudición, un tipo soberbio, mordaz, irónico, crudo pero buena gente. Gringadas no solo es un libro de cuentos que recrea la atmósfera del inmigrante con rigor y precisión, como podría saltar a la vista, sino que es ante todo una lección de cómo se construye un personaje, un personaje como Hincapié, así de sólido, así de odioso, así de bien logrado.