"Grises", entre el silencio y el gesto

"Grises" es una adaptación del “Acto sin palabras II”, de Samuel Beckett, y una creación colectiva entre los actores, la dramaturga, los artistas plásticos y el director. Habla de una tragedia, pero al mismo tiempo devela aspectos cómicos de los personajes.

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Natalia Soriano
05 de marzo de 2020 - 07:04 p. m.
"Grises" podrá verse hasta el 14 de marzo en el Teatro Libre.  / Cortesía
"Grises" podrá verse hasta el 14 de marzo en el Teatro Libre. / Cortesía
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“El silencio es algo que está allí expresando lo que no escuchamos porque hablamos”

Hugo Mujica

La obra

Luces.

Sobre el escenario dos bolsas de basura. Una al extremo derecho y otra al izquierdo.

¿Dónde está el silencio?

La bolsa del lado derecho se levanta. Patea a la del lado izquierdo.

Sobre el tejado.

Luego tiemblan.

Ruedan.

Se empujan.

Dentro de las zanahorias, las regaderas y los sombreros negros.

Un hombre sale de la bolsa derecha.

También está dentro del cuerpo.

Se pone un traje de paño negro que está en el suelo.

Se desviste. Vuelve a su bolsa.

En los ojos, las manos y los pies.

Un hombre sale de la otra bolsa. Se pone el mismo traje de paño negro que está en el suelo.

Cuando hay silencio

uno baila

corre

y se sacude.

El hombre de la bolsa derecha vuelve a salir. Ambos sujetos se ven por primera vez.

El silencio es encontrase en el otro.

Dos bolsas negras. Una sobre el tejado. Otra en el suelo.

Es saber que cuando prenden la luz hay alguien más existiendo al mismo tiempo que nosotros.

Telón. 

***

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Los personajes de Grises no hablan pero están tristes y angustiados. Comparten con el espectador el silencio de su día a día. Ellos no necesitan las palabras. Nadie sabe si las olvidaron o las escondieron.

Borges decía que cada autor deja en su texto un silencio para el lector. Un espacio para conversar y permitirle completar la obra. En Grises los personajes no tienen nombre. Cada espectador decide si se llaman Carlos y Francisco, A y B, cuerpo 1 y cuerpo 2, Estragón o Vladimir, el de la izquierda o la derecha. La obra le permite intervenir pues nada se impone ni se explica. Cada uno hace su propia historia y tiene el poder de decir porqué estos sujetos están en las bolsas de basura, suben al tejado a llorar, comen zanahorias y toman medicamentos.

En esta obra hay que callar. Hay que contemplar esos dos sujetos de traje negro y detallar sus movimientos, sus saltos, empujones y sacudidas. Hay que ir al objeto, a las bolsas de basura, las zanahorias y los sombreros. Hay que ir al espacio, a la pequeña casa y al tejado. Hay que hacer una pausa en la rutina y en el avance del tiempo.

"Grises" es una adaptación del “Acto sin palabras II”, de Samuel Beckett, y una creación colectiva entre los actores, la dramaturga, los artistas plásticos y el director. Habla de una tragedia, pero al mismo tiempo devela aspectos cómicos de los personajes.

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El lenguaje de Beckett es anacrónico: no tiene tiempo ni espacio y siempre acostumbra a reflexionar sobre la condición humana desde personajes solitarios que están a punto de morir. La obra habla de dos hombres que están solos pero juntos a la vez. Uno es rápido y efervescente, el otro lento y lánguido. Van en velocidades distintas, pero siempre llegan a lo mismo: dormir, bañarse, vestirse y comer. No pueden vivir el uno sin el otro, pero nunca se ven como roomies o millennials. Están en el mismo espacio sin entrar en contacto.

Siempre que termina la obra hay un foro para conversar con el público. Se habla del sujeto contemporáneo, aquel que está inmerso en la rutina, consume medicamentos, tiene mala alimentación y habla a un Dios que ya no lo escucha. La gente tiene un papel activo porque crea su propia historia sobre lo que está viendo. Todos viajan de una manera distinta a través de la obra. El gesto permite una cercanía con el público, porque es un lenguaje universal.

Por Natalia Soriano

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