Había una vez un niño...

Llega a Colombia la colección de libros  infantiles de Oliver Jeffers Había una vez un niño. Es difícil pensar en estas latitudes que un libro infantil ostente el rótulo de best seller (un millón de libros vendidos y traducidos a 19 idiomas). Sin embargo, las historias simples de este joven irlandés, sus niños que comparten con marcianos y que se encuentran en la puerta de su casa con pingüinos extraviados del Polo Norte y su estética mínima y dulce han hecho que su tripleta de libros, Cómo atrapar una estrella, Perdido y encontrado y De vuelta a casa incluidos en esta colección, se agoten en las librerías.

Los pequeños libros repletos de personajes que se crean por el cruce casi espontáneo de unas líneas y un punto han inspirado cortometrajes de animación —Perdido y encontrado ganó el  Bafta Children’s Award— y detonado una serie de entrevistas con el joven y agraciado escritor en las secciones de literatura de los periódicos ingleses.

“He tratado de escribir la clase de libros que me hubiera gustado leer de niño, así que creo que aún hay una voz infantil que vive dentro de mí”, asegura el escritor, que desde su casa en Belfast habló con El Espectador.

Jeffers ha creado una literatura silenciosa, de palabras mínimas y frases contundentes que acompañan imágenes que han despertado todo un estilo en el mundo del libro álbum mundial y que al parecer conquistan por igual a chicos y grandes (amantes del diseño y la ilustración).

“Mis libros no buscan dar una enseñanza, tampoco proponerle al niño un acercamiento hacia lo que está bien o mal. Yo quiero entretenerlos, que descubran amigos diferentes, de tal forma que si hay una moraleja en esas divertidas aventuras sea un plus. No creo que los libros infantiles estén para educar, son más bien la puerta a la imaginación”, asegura el autor, que logra recrear básicas pero inspiradoras situaciones que parecen estar atravesadas por temas como la soledad, la independencia, la imaginación y la amistad.

Le huye al título de escritor, aunque es cierto que sus historias son protagonistas. Asegura que más bien su talento está en poner a hablar la imagen y las letras de forma activa. “Me veo como un artista que usa palabras en su arte, creo libros infantiles en lugar de ilustrar y escribir libros”, explica este artista, para quien los niños son los mejores jurados de su obra.

Llega a Colombia la colección de libros  infantiles de Oliver Jeffers Había una vez un niño. Es difícil pensar en estas latitudes que un libro infantil ostente el rótulo de best seller (un millón de libros vendidos y traducidos a 19 idiomas). Sin embargo, las historias simples de este joven irlandés, sus niños que comparten con marcianos y que se encuentran en la puerta de su casa con pingüinos extraviados del Polo Norte y su estética mínima y dulce han hecho que su tripleta de libros, Cómo atrapar una estrella, Perdido y encontrado y De vuelta a casa incluidos en esta colección, se agoten en las librerías.

Los pequeños libros repletos de personajes que se crean por el cruce casi espontáneo de unas líneas y un punto han inspirado cortometrajes de animación —Perdido y encontrado ganó el  Bafta Children’s Award— y detonado una serie de entrevistas con el joven y agraciado escritor en las secciones de literatura de los periódicos ingleses.

“He tratado de escribir la clase de libros que me hubiera gustado leer de niño, así que creo que aún hay una voz infantil que vive dentro de mí”, asegura el escritor, que desde su casa en Belfast habló con El Espectador.

Jeffers ha creado una literatura silenciosa, de palabras mínimas y frases contundentes que acompañan imágenes que han despertado todo un estilo en el mundo del libro álbum mundial y que al parecer conquistan por igual a chicos y grandes (amantes del diseño y la ilustración).

“Mis libros no buscan dar una enseñanza, tampoco proponerle al niño un acercamiento hacia lo que está bien o mal. Yo quiero entretenerlos, que descubran amigos diferentes, de tal forma que si hay una moraleja en esas divertidas aventuras sea un plus. No creo que los libros infantiles estén para educar, son más bien la puerta a la imaginación”, asegura el autor, que logra recrear básicas pero inspiradoras situaciones que parecen estar atravesadas por temas como la soledad, la independencia, la imaginación y la amistad.

Le huye al título de escritor, aunque es cierto que sus historias son protagonistas. Asegura que más bien su talento está en poner a hablar la imagen y las letras de forma activa. “Me veo como un artista que usa palabras en su arte, creo libros infantiles en lugar de ilustrar y escribir libros”, explica este artista, para quien los niños son los mejores jurados de su obra.