Hablemos de Improvisación: Improvisar. Decidir. Fluir.

Tico Arnedo improvisa en nuestra serie hablemos de improvisación, ideada y producida por Inés Elvira Lopera.

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Gilberto (Tico) Arnedo
30 de septiembre de 2018 - 10:36 p. m.
Tico Arnedo, uno de los saxofonistas icónicos del país. Su sonido tiene un sello personal que es reconocido en la escena del jazz colombiano. Su disco Impulso Puro (2005) fue grabado con la participación de Javier Colina (España), Johannes Bockholt (Alemania) y Cristóbal Montes de Oca (España). Es hijo del saxofonista Julio Arnedo (Turbaco, Bolívar), considerado uno de los músicos pioneros del jazz en Colombia.
 / Archivo Particular
Tico Arnedo, uno de los saxofonistas icónicos del país. Su sonido tiene un sello personal que es reconocido en la escena del jazz colombiano. Su disco Impulso Puro (2005) fue grabado con la participación de Javier Colina (España), Johannes Bockholt (Alemania) y Cristóbal Montes de Oca (España). Es hijo del saxofonista Julio Arnedo (Turbaco, Bolívar), considerado uno de los músicos pioneros del jazz en Colombia. / Archivo Particular
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La improvisación es una forma de experimentar, de aprender. El ser humano desde muy pequeño empieza a experimentar las leyes de la naturaleza: el sonido, el espacio, el equilibrio. Así se va aprendiendo cómo es fluir, cómo es caminar. Cómo es el sonido: hablar, cantar. Todo eso es parte del aprender. Eso es la improvisación: es experimentar esas leyes de la vida. A la hora de la verdad nuestra maestra es la vida….

La creatividad de la vida es maravillosa: cuando la célula comienza su división y comienza a crearse un ser, es una improvisación. Se va moviendo hacia donde tiene que moverse.

A veces la gente piensa que improvisar es hacer lo que uno quiera. No es así. La improvisación, el movimiento o el hacer tienen que ver es con las leyes de la vida. No se puede uno salir de ahí.

El aprendizaje que uno tiene de niño, ese aprendizaje del fluir, es lo que le sirve a uno para tomar decisiones. Son decisiones que uno toma. El ser toma la decisión de escuchar o no escuchar; de bailar o no bailar; de caminar o no caminar. Son decisiones que se toman. Decidir es una necesidad del ser.

Improvisar es sentir. Es el impulso. Es el impulso del fluir. Son decisiones que se toman con el aprendizaje de las leyes. Tú tienes que aprender que si hay una piedra y te tropiezas, te caes. En cambio, si ves la piedra, puedes jugar con ella. Montarte en ella. Moverla. Pasar encima de ella. Todo con las leyes de la naturaleza y de la vida. No se puede ir en contra de ellas. No hay posibilidades.

Vivimos una experiencia física, material, mental, espiritual, que al final es una unidad que tenemos que conocer. Tenemos que respetar la naturaleza porque sin la naturaleza no fluimos. Sin la naturaleza no aprendemos. ¡Sin la naturaleza no somos! Ese respetar el entorno, ese aprender del entorno, ese decir ¡qué lindo ese árbol! ¡qué lindo este bosque! ¡qué hermoso es este paisaje!, es una decisión de observar; es parte de la improvisación, parte de la espontaneidad que tiene el ser porque uno puede decir “nah, no observo, no veo el árbol”, pero el árbol forma parte de nosotros. La montaña, el bosque, son parte nuestra, entonces es bueno en esa espontaneidad decir “qué hermoso”. Eso es improvisar, realmente.

Yo creo que el ser es un ave o es cualquier ser de la naturaleza en este plano físico y te das cuenta que no es rígido. El árbol, así sea el más fuerte, es flexible. Nosotros a veces pensamos que improvisar es complicado. Somos rígidos al pensar que tenemos que aprender en la rigidez de la idea, en la rigidez de la academia, en la rigidez de nuestra cultura.

Los seres del Amazonas, de la cultura tribal, son seres para los que es mucho más importante que en la naturaleza esté la totalidad. Son nuestros hermanos que viven en la naturaleza y que respetan la naturaleza. Yo creo que cuando estos hermanos salen a pescar, ellos improvisan. Son seres que dicen: “yo siento que aquí es donde tengo que pescar a pesar de que ayer haya ido a otro sitio. Hoy voy a ir a este sitio porque allá están las aves, y si están las aves allá, seguro que allá hay peces”. Así que no está la rigidez de “yo sé que ayer pesqué aquí”. No. Ellos están viviendo con su realidad de una forma flexible. Cuando pasan al lado de un árbol que tiene frutos y dicen “este fruto es delicioso”, y tienen hambre, se lo comen y le dan gracias al árbol. En cambio cuando no tienen hambre lo ven, pero no se lo comen. Ellos tienen una sensibilidad hacia esa vida más espontánea. Ahora, decir espontáneo no quiere decir que es inconsciente. Todo lo contrario: es estar despierto a un ser mucho más amplio.

 

Por Gilberto (Tico) Arnedo

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