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Hablemos sobre su primer sencillo, “90 minutos”.
Escuché esta canción por primera vez hace años, cuando se empezó a hacer el arreglo, y finalmente se grabó. Es una composición de Vanessa Martín, que escuché a través de India Martínez. Me impactaron sus letras y decidí llevársela a mi papá, pidiéndole que la hiciéramos en salsa. El arreglo lo hizo el pianista de mi papá, con una influencia cubana, pero con un toque diferente, fusionando salsa y balada. La canción habla de una mujer que le reclama al hombre por no comprometerse, pidiéndole más afecto, pero de una forma suave y cariñosa. Es un reclamo sutil, algo con lo que tanto mujeres como hombres se pueden identificar. Pero en esencia, mi inspiración proviene de la falta de canciones en salsa dedicadas de mujeres a hombres.
La primera vez que cantó esta canción fue en un concierto de su papá en México. ¿Cómo se sintió al ya no ser la corista sino la artista principal?
Tenía muchos nervios. México es igual de alto que Colombia, y yo vivo en Miami, donde la altura es cero. Al llegar a México, me faltaba aire y, con el nerviosismo, me costaba aún más respirar. Pero cuando me presenté, me invadió una adrenalina diferente. Fue un honor que mi papá me hiciera los coros. Aunque estaba nerviosa, podía mirar a la izquierda y verlo ahí, apoyándome. Eso me dio fuerzas. Pensaba: “él está apostando por mí, él me está mirando, así que sí puedo.” La gente aplaudió, y fue tan lindo.
Usted ha dejado en claro lo importante que es contar con el apoyo de su papá, ¿pero también ha sentido presión o miedo a decepcionarlo? ¿O quizás incomodidad porque la reconozcan solo por ser su hija, pero no por su talento?
Esa fue una de las razones por las que me tomó tanto tiempo lanzar esto. Hay mucha presión, no solo porque sea mi papá, sino porque él es un gran artista. Tuve que prepararme mentalmente para enfrentar lo que dirían en las redes y en las emisoras. Muchos dirían que estoy ahí solo por ser hija de Rey Ruiz. Pero también hay un lado positivo. Él mismo me lo dice: “Si no pensara que pudieras hacerlo, te habría dicho que no”. Debo decir que he recibido comentarios positivos de que no es solo por su apellido, sino porque tengo mi propio talento. Espero que la gente lo reconozca.
Empezó su proyecto musical a los 30 años y uno se imagina que para hacerse cantante hay que hacerlo desde temprana edad. ¿Pensó en esto? ¿La edad la preocupó?
“90 minutos” la escogí hace como nueve años, cuando tenía 23. Pensé en grabarla en ese entonces, pero no sentía que fuera la época adecuada. Estaba en la edad en la que dicen que es el mejor momento para empezar, pero no me sentía lo suficientemente madura. Ahora, después de haber vivido mis amores, desamores, de convertirme en mamá, enfermera, y haber pasado por tantas experiencias que me han hecho madurar, sentí que finalmente era mi momento. Como dije, fue mucha preparación, sobre todo mental, porque uno se expone al mundo. Si no estás lo suficientemente fuerte y maduro para aceptar tanto las críticas como los elogios, puedes encerrarte en ti mismo y no querer salir.
Ha mencionado que hace falta mayor representación femenina en el género de la salsa, ¿por qué cree que persiste esta problemática, que en otros géneros se ha ido superando?
Sí hay representantes en la salsa, pero son las mismas de hace años. Muchas mujeres están tratando de entrar al género, que históricamente ha sido dominado por hombres. La semana pasada, durante una gira de medios en Panamá, me dio mucho orgullo ver a una trompetista mujer acompañándome. Es algo que me llena de orgullo, y espero que las generaciones actuales y futuras nos abran la puerta para seguir avanzando. Estoy sacando música con respeto, sin cambiar la esencia de la salsa. Respeto lo clásico, sensual y romántico, pero le quiero dar un toque femenino y moderno para seguir impulsándola... Ya me han hecho esta pregunta antes, y aún no tengo una respuesta clara, pero espero encontrarla algún día.
Durante muchos años se dedicó a la enfermería. ¿Ha encontrado algo en común entre ese mundo y lo que hace ahora?
Aunque son dos mundos completamente diferentes, también tienen algo en común. Cuando un paciente entra a un hospital, estás allí para acompañarlo en el momento más difícil de su vida. La música cumple un papel similar. Como mi papá dijo en uno de sus shows, “la música es medicina, la música es cura”, y es totalmente cierto. Así como una enfermera atiende a un paciente para ayudarlo a sentirse mejor, la música está ahí para ser un canal que te permite liberar y expresar tus emociones. Ambas profesiones tienen el propósito de ayudar a las personas en sus peores momentos.
Hablemos de otra labor, la de ser mamá...
Es difícil y requiere mucha organización. Cuando mi hija está de vacaciones, ella viene conmigo. Ahora mismo está aquí, correteando por algún lugar, pero cuando estoy de gira es más complicado. Ella me llama tres veces al día y me ve por videollamada. Ella se siente orgullosa y dice: “Mi mamá es cantante”. Puede ver mis videos y eso es algo muy bonito. Lo que hago, no solo lo hago por mí, sino también por ella. Sé que, así como yo me siento orgullosa de mi papá, ella se siente orgullosa de mí.
Si volviéramos a hablar dentro de tres o cinco años, ¿qué sueño le gustaría haber cumplido?
Mi sueño es llenar un teatro por mí misma, y espero que cuando llegue ese momento, haya mucha música que la gente pueda escuchar y disfrutar. Deseo que la gente venga a verme a mí, como yo he ido a hacer coros para mi papá, donde ellos lo ven a él. Pero espero que algún día me vengan a ver a mí. Ese es mi sueño hecho realidad.
