Se trata de la epopeya francesa más antigua de la que se tiene conocimiento. Data, posiblemente, del año 1065, aunque los hechos rememoran sucesos de tres siglos antes. Su título original en romance, o más exactamente en anglo-normando, es La Chanson de Roland. Es una narración fundacional con escenario histórico, ya que rememora la batalla de Roncesvalles del año 778. Sin embargo, uno de los personajes es Carlomagno, quien no se coronó sino hasta el año 800. Por lo tanto, además de travesear con los espacios temporales, probablemente con el ánimo de reafirmar la historia, yuxtapone hechos y personajes de ficción (el Emir) con datos y personajes históricos (Carlomagno), pero tiene, claramente, un objetivo de identidad nacional y religiosa predominante, ya que la región de Navarra estaba ocupada por los moros. En ese sentido, la batalla de Roncesvalles se convierte en una especie de cruzada cristiana en contra del paganismo. Esta incursión se ve reflejada en la narración de una manera contundente, pues presenta una idea sumamente maniquea: los cristianos son buenos y los moros son malos. No hay un punto medio, como sí ocurre con otros cantares de gestas fundacionales, como El cantar del mío Cid.
El manuscrito fue descubierto en 1865 y desde entonces se ha debatido si es el original o si se trata de una copia de algún otro documento que registra una leyenda proveniente de la tradición oral. De autoría anónima, aunque al final del poema del manuscrito de Oxford (único encontrado hasta el momento) se evoca a un tal Turold como quien declama el poema, y como el verbo declinet también puede significar componer o relatar, algunos estudiosos afirman que podría ser el autor, pero esta es una simple especulación y, por lo tanto, la historia de la literatura ha considerado este texto como anónimo. El poema está construido por 4.002 decasílabos y cinco actos escritos en francés antiguo a partir de una técnica narratológica que destaca la formación de los personajes siempre por parejas: es decir, cada personaje se construye con relación u oposición a otro u otros: (Roldán y Ganelón, Roldán y Oliveros, Carlomagno y Beligan, Bramimanda y Alda).
El poema épico narra el último combate de un caballero del ejército de Carlomagno, llamado Roldán, quien murió en la batalla de Roncesvalles en el año 778 contra el ejército sarraceno. En la primera parte, Ganelón, padrastro del protagonista, traiciona a su ejército cuando Marsil, el rey moro, envía un embajador a Carlomagno con intención de paz. Por su parte, Roldán, uno de los doce pares y sobrino de Carlomagno, había desconfiado desde el comienzo de esta embajada. Sin embargo, Carlomagno manda a Ganelón a negociar. Este, en efecto, traiciona a los franceses y persuade a Carlomagno de que deje a Roldán en la retaguardia para que los sarracenos puedan atacar. Luego, el poema da cuenta de la derrota y muerte de Roldán, así como de la del ejército de la retaguardia en la que también fallecen jefes militares y varios guerreros. Posteriormente, la trama presenta la victoria de Carlomagno sobre el ejército sarraceno junto al río Ebro. Carlomagno venga personalmente la muerte de los pares en un duelo con el emir Baligán. Al final del poema se describen el proceso y la condena de Ganelón por la terrible traición.
El eje temático es la figura del héroe, que en este caso radica tanto en Carlomagno como en Roldán. El primero es un gran emperador, muy católico, que gobierna desde los Pirineos hasta el Elbo, y una parte del norte de Italia; el segundo es su sobrino y miembro de los famosos “doce pares”, conocidos por sus virtudes cristianas, por la vocación guerrera y por el honor y la moral intachables que priman sobre la existencia misma. Como antagonistas están Ganelón, quien carece de los valores y se deja llevar por la envidia que siente hacia su hijastro por su cercanía a Carlomagno; y de otra parte está Marsil, quien gobierna la ciudad de Zaragoza (única que no ha sido reconquistada después de que Carlomagno ha vencido en el resto de España), considerado infiel por seguir una religión diferente a la cristiana, cegado por las fuerzas del mal.
En suma, se trata de una epopeya emblemática medieval que seguramente proviene de la tradición oral. En esa medida, es un relato dinámico y cambiante que fusiona y adapta la historia y la realidad en aras de una identidad nacional. Probablemente, constituye una justificación para las feroces cruzadas católicas. Al mismo tiempo, la victoria de los francos sobre el ejército de los moros significa el triunfo de la cristiandad sobre los paganos, en la que la exaltación de los valores heroicos y militares se amalgaman con la fe cristiana.