Historia de la literatura: “Las cenizas de Ángela”

Frank McCourt, autor de “Las cenizas de Ángela”, nació en Brooklyn, Nueva York, el 19 de agosto de 1930.

Foto: Cortesía David Shankbone

“El maestro dice que morir por la fe es una cosa gloriosa y papá dice que morir por Irlanda es una cosa gloriosa y me pregunto si en el mundo habrá alguien que quiera que vivamos”.

Las cenizas de Ángela, de Frank McCourt, es una novela conmovedora que evoca los recuerdos de la infancia del autor en los barrios marginales de Limerick, Irlanda. Es una prosa que se vale de la intertextualidad, el folclor irlandés, la música, la poesía, la descripción de escenas sexuales, que en su momento causaron controversia, y otros motivos narrativos. Además, proporciona datos relevantes de la historia de Irlanda. Fue publicada en 1996, ganó el Premio Pulitzer y fue llevada al cine en 1999 bajo la dirección de Alan Parker. Se trata de una autobiografía o, como sugirió el autor en su momento, una novela de memorias . Sin embargo, la misma madre y protagonista se refirió a la obra literaria como ficción y exageraciones de su hijo.

Francis, mejor conocido como Frank McCourt, nació en Brooklyn, Nueva York, el 19 de agosto de 1930. Su padre, Malachy, y su madre, Ángela, eran inmigrantes irlandeses que se conocieron en Nueva York. El efecto de la crisis económica estadounidense de esos años, el alcoholismo de su padre y las condiciones precarias de los inmigrantes irlandeses en Nueva York obligaron a los McCourt e hijos a regresar a Irlanda cerca de unos familiares. Por esa época, Frank tenía solo cuatro años. Vivió situaciones muy difíciles, que se reflejan en la novela. A los diez años, por poco muere de fiebre tifoidea. En 1941 su padre se fue para Inglaterra y prometió a su familia enviar dinero, pero nunca lo hizo. Luego, a los trece años, Frank se retiró de la escuela para trabajar como mensajero de telegramas. Ahorró dinero y regresó a Nueva York en 1949. Trabajó como ayudante del puerto, prestó servicio militar y logró entrar a estudiar Literatura en la Universidad de Nueva York. Se convirtió en profesor de secundaria durante veintisiete años. Ya en su etapa madura empezó a escribir sus memorias. Murió el 19 de julio de 2009 en Nueva York.

La novela comienza con escenas de la vida de la madre del narrador (autor) antes de su nacimiento e incluso antes de que ella naciera. Luego de dar un contexto más concreto, la prosa se refiere a la forma como se conocieron sus progenitores, a todos los hijos que tuvieron, a la muerte de su hermana Margaret, al alcoholismo de su padre y al necesario regreso de la familia a Irlanda por sugerencia y financiación del viaje por parte de la madre de Ángela. Ya en Irlanda, Frank relata su ingreso al colegio y a la presión de la religión católica en la cultura irlandesa, que siempre lo hacía sentir culpable y a estar permanentemente con miedo al pecado: “Sé que a los grandes no les gustan las preguntas de los niños. Ellos sí pueden hacer todas las preguntas que quieran: ¿Cómo va la escuela? ¿Eres un niño bueno? ¿Rezaste tus oraciones? Pero si tú les preguntas si rezaron sus oraciones puedes recibir un golpe en la cabeza”. De igual manera, la trama da cuenta de del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, del viaje (abandono) del padre, de la enfermedad de la madre, de la pobreza, de la mendicidad, de su despertar sexual con una niña mayor, de su trabajo como mensajero, de su pasión por las letras y las historias y de su regreso a los Estados Unidos.

Las ideas centrales que se pueden extraer de la novela de McCourt son: la lucha entre la religión protestante y la católica, que ha azotado a Irlanda por generaciones y que ha dejado secuelas y divisiones en la sociedad irlandesa hasta nuestros días; la forma como se ven afectados los hijos de un padre alcohólico: “Pienso que mi padre es como la santísima trinidad con tres personas dentro, la de la mañana con el periódico, la de la noche con los cuentos y las oraciones y la que hace la cosa mala y vuelve a casa oliendo a whisky y quiere que muramos por Irlanda”; la pobreza y la resiliencia en una sociedad marcada por excesiva religiosidad y pobreza: “Me como el pan lentamente. Un bocado cada quince minutos lo hace durar más y si lo paso con agua el pan se me infla en el estómago y me da una sensación de llenura”; es al mismo tiempo una novela de formación, un tránsito de la infancia a la adolescencia de un joven que busca entender el mundo que lo rodea, pero también presenta un toma de conciencia de la ficción en la que ha vivido toda su vida. Por ejemplo, en algún momento en el que Ángela queda de nuevo embarazada, su padre le dice que es por el ángel del séptimo escalón. Frank recuerda todas las fantasías que rodearon su infancia. La forma como su inocencia se transforma en una cruda realidad es uno de los temas centrales de la novela.

En suma, se trata de una autobiografía sentida, una prosa sutil, probablemente cargada de autoficción, que deja ver un contraste entre realismo e idealismo, infancia y adultez e, indiscutiblemente, da lugar a las interpretaciones sobre el alcance narratológico de la crónica personal.

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