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Historia en puntas

Esta es la compleja historia de Ballarte, una academia de ballet que lleva 19 años trabajando por la danza.

Daniela Franco García

20 de septiembre de 2012 - 05:00 p. m.
Fulldance fusiona la técnica clásica con propuestas modernas./ Cortesía
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“No quiero que muera”, repite una y otra vez Mónica Pacheco. Parece que le doliera el alma cuando habla del ballet; es extraño, porque a la vez se le iluminan los ojos. Tenía 10 años cuando empezó a enamorarse de esa vida, de las zapatillas de punta, de los vestuarios, del mundo de la danza.

Seguramente lo llevaba en la sangre, pues con el tiempo se dio cuenta de que su madre y ella compartían el mismo amor. Después de 19 años aún recuerda el día en que juntas decidieron crear una academia de baile. Había mil opciones para esos días, pero sólo una que las apasionaba, Ballarte, una academia de danza que para ellas más parecía una fábrica de sueños.

Cada temporada de baile es una temporada de luchas y desencantos. Siempre faltan recursos, “siempre faltan espectadores que crean en la cultura —dice—, que crean en la danza”, pero nada opaca la alegría de un trabajo bien hecho, de ver a un bailarín que empezó de ceros, que seguramente creyó que no servía para eso y logró la perfección, esa dicha que alimenta el sueño de hacer una escuela profesional.

Con la firme idea de que si alguien no baila todos los días, si alguien no hace que todos bailen cada día, el ballet va a morir en Colombia, Pacheco creyó que todos debían conocer un poco de ese mundo. Fue cuando decidió que podía mostrárselo a los niños de escasos recursos, muchos de los cuales lo llevan dentro sin saberlo, que empezó a tocar puertas.

Recuerda que siempre le respondían: “Cuando tenga los niños hablamos”, y tomó el riesgo. La búsqueda fue en un colegio de Engativá, las audiciones arrancaron, bailarines profesionales se ofrecieron a ser profesores gratuitamente, muchas madres rezaban para que sus hijos fueran seleccionados, todo estaba listo.

Después de seis meses de audiciones, Mónica Pacheco le preguntó a uno de los niños seleccionados “de uno a 10, ¿cuánto quieres estar en este proyecto?”. El niño respondió: “Uno y 10… yo soy el 10 pero el uno es mi mamá, ella dice que este es otro engaño más, que nos van a volver a ilusionar”.

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Las palabras de ese día fueron como un presagio, sólo faltaban el transporte y la dotación. Pacheco pidió ayuda a la Secretaría de Educación, que aunque en un momento anunció que colaboraría, finalmente no lo hizo. “Ese día fue terrible para mí, el niño tuvo un poco de razón... Es muy triste que pase eso en una sociedad donde él puede representar a una familia entera”.

Hoy empieza otra temporada de ballet en Ballarte: Fulldance, otra temporada de lucha, de sueños, de baile en puntas, una mezcla de música disco, danza clásica, música caribeña; una explosión de alegría a la que Pacheco y cada una de las almas que componen Ballarte se han entregado, con la esperanza de que el país crea en el ballet, con el sueño de que ese proyecto inconcluso con personas de escasos recursos pueda retomarse, con la ilusión de no romper de nuevo los sueños de ese niño.

Fulldance Ballet, 21, 22, 28 y 29 de septiembre, Teatro Colsubsidio de Bogotá.Informes: www.tuboleta.com

Por Daniela Franco García

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