Publicidad

Historias humeantes

El día que Ray Bradbury llamó a los bomberos para preguntar a qué temperatura ardía un libro o que Susan Orlean, amante de las bibliotecas, decidió quemar uno para sentir ese fogonazo en el corazón, estaban reconstruyendo la humeante historia de la censura.

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Alberto Medina López
25 de julio de 2020 - 02:00 a. m.
Imagen de la portada de una de las ediciones de Fahrenheit 451, de Ray Bradbury.
Imagen de la portada de una de las ediciones de Fahrenheit 451, de Ray Bradbury.
Foto: Archivo Particular
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Fahrenheit 451, el nombre de la novela de Bradbury fabricado con la respuesta, relata cómo una brigada de bomberos en un país imaginario tiene como misión provocar incendios. Su tarea consiste en eliminar libros para dominar la mente del hombre y liberarlo de “pensamientos malignos”.

Montag, el bombero protagonista, cumple la misión, pero le gana la curiosidad de saber qué esconden los libros como para ser condenados a la hoguera.

Le sugerimos leer: El premio Nobel Pablo Neruda fue envenenado con armas biológicas

“Quizás algún hombre necesitó toda una vida para reunir varios de sus pensamientos mientras contemplaba el mundo y la existencia, y entonces me presenté yo y en dos minutos, ¡zas!, todo liquidado”.

El caso de una mujer dispuesta a morir por su biblioteca le dejó una reflexión definitiva. “Tiene que haber algo en los libros, cosas que no podemos imaginar, para que una mujer sea capaz de permanecer en una casa que arde”.

En su curiosidad, Montag escondía ejemplares para leerlos en la oscuridad. Su compañera, alienada, lo sorprendió y lo denunció. Cuando los bomberos se movilizaban para quemarlo todo, el protagonista escapa y se une a un grupo de vagabundos dedicados a memorizar los libros para protegerlos del olvido.

Le sugerimos: “Hoy hay artículos, columnas y editoriales sin gracia ni talento”: Claribel Terré

La novela fue publicada en 1953, en pleno macartismo, la era oscura de la Guerra Fría que se convirtió en cacería de brujas en Estados Unidos contra los llamados sospechosos de profesar el comunismo.

En la ficción de Bradbury fueron quemados los ensayos de Bertrand Russell, Los viajes de Gulliver, las comedias de Aristófanes y miles de libros más. En la realidad del macartismo fueron retirados treinta mil libros de bibliotecas y librerías, por considerarlos enemigos públicos.

El fuego que consume libros en la obra de Bradbury alcanzó con el tiempo a Fahrenheit 451. La escritora Susan Orlean escogió esa novela, por recomendación de su esposo, para prenderle fuego como experimento emocional.

Puede leer: Subastarán fotografías de las honras fúnebres de Frida Kahlo

Su intención era comprender lo que sintió el hombre al que señalaban de encender la cerilla que acabó con la Biblioteca Pública de los Ángeles en 1986, eje de su libro La biblioteca en llamas.

Su experimento fue “la constatación de lo rápido que se puede hacer desaparecer algo preñado de historias humanas”.

Por Alberto Medina López

Conoce más

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.