El Magazín Cultural

Hogar, dulce hogar (La huella de las radionovelas)

Se iba al aire en familia. De los 12 hijos de Rafael Mallarino y Pepa Botero, la gran mayoría se acercaba a los micrófonos para construir juntos una de las primeras radionovelas de la historia colombiana. Convertían los corredores de su casa en caminos hacia la imaginación.

Manuela Cano Pulido
23 de marzo de 2020 - 01:30 a. m.
Víctor Mallarino con su esposa, Asita de Madariaga, y su hijo Rafael.  / Archivo particular
Víctor Mallarino con su esposa, Asita de Madariaga, y su hijo Rafael. / Archivo particular

Y sus voces superaban las paredes del recinto a través de la radio. Así, en el seno familiar, se iban en “vivo”, día tras día, y le daban forma a lo que se llamaría como Hogar dulce hogar, esa emisión que marcó la vida de muchos bogotanos desde los años cincuenta. 

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El nombre no lo tenía como un adorno, hablaba exactamente de lo que se quería con ese programa: desde un hogar real recrear un hogar ficcional y que este formara una imagen de todos los hogares “típicos” bogotanos. Era, pues, un hogar en tres dimensiones. Así lo había pensado Víctor Mallarino, su creador.

Mallarino era un gran declamador. Vivió su vida rodeado por el teatro. Su experiencia a través de este lo había llevado a encarnar los más diversos personajes y también a rastrear la esencia de cada uno de los seres humanos. Estas dos características se unieron y entremezclaron para crear su primera radionovela. 

Su ingenio en el teatro lo expresó en la radio al formar personajes tan diversos que, transitando una misma casa, podían mostrar los diferentes tipos de personas que caracterizaban la Bogotá de esos tiempos. Su declamación se convirtió en su más poderosa herramienta para darle una voz y un tono específico a cada uno de los personajes. Expresiones, palabras particulares, matices y mucho más iban adquiriendo cada uno de estos, y así los volvía muy reales. Por eso, según afirmó Gonzalo Mallarino para El Espectador, fue “muy querida por los bogotanos” y dio paso a radionovelas como Yo y tú. 

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De la misma manera ocurrió con Otoniel Contreras, uno de los personajes más recordados de dicha emisión. Contreras era un maestro de obra, un rol muy de la época. Los bogotanos se reían al oírlo hablar, al imaginárselo en una actitud de constante conquista. “El maestro de obra era una cosa muy particular en Bogotá -recuerda Gonzalo Mallarino-.Víctor imitó esa manera de hablar de los maestros de obra nuestros y lo volvió algo muy gracioso, cómo iba siempre enamorando”. Aun hoy sigue siendo uno de los personajes más conocidos. 

Hogar dulce hogar se reconoce como la primera comedia costumbrista transmitida por la radio en Colombia. Pero más allá de ese título, esta radionovela pudo dar una visión muy completa del panorama social de la clase media del momento. Así lo afirmó Gonzalo Mallarino: “Fue el primer programa de radio que retrataba la familia bogotana, sus costumbres, sus estereotipos, sus fobias, sus predilecciones”.

Basta con volver a dichas grabaciones para comprender la manera en que se hablaba en el momento, las expresiones que se usaban, roles más predominantes, la concepción del amor, tan presente en los dramas de las hermanas en la novela, la moral y los miedos bogotanos. Finalmente, permitió ir muy adentro en las entrañas de esos hogares bogotanos, para así comprenderlos. Todo esto a través de una conversación sencilla, cotidiana e inocente dirigida por Víctor Mallarino.

Por Manuela Cano Pulido

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