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Horacio, el poeta de lo cotidiano

Quintus Horatius Flaccus (65 a. C - 8 a. C.) cuenta con gran variedad de obras publicadas, como “Sátiras”, “Odas” y “Epístola a los Pisones”, en las que retrató temas de su vida cotidiana, al igual que sobre la moral y la filosofía.

Mónica Acebedo
13 de noviembre de 2023 - 01:00 a. m.
Horacio fue uno de los pupilos de Bruto, quien huyó a Filipos tras el homicidio de Julio César en 44 a. C.
Horacio fue uno de los pupilos de Bruto, quien huyó a Filipos tras el homicidio de Julio César en 44 a. C.
Foto: Getty Images - pictore

Carpe diem es una frase latina que traduce algo así como “aprovecha el día” y se ha convertido en un lugar común entre todo tipo de doctrinas que abogan por una vida mejor. Pues bien, el origen de la popular alocución está en los versos de uno de los grandes poetas grecolatinos. En general, traducir poesía es difícil, pero pasar a cualquier idioma moderno las “Odas de Horacio” es una labor casi imposible, y en eso han coincidido numerosos estudios literarios. Sin embargo, transcribo la traducción al español de la cita con la que inicio esta reflexión, hecha por el profesor argentino Alejandro Bekes, que a mi juicio es acertada:

«Tú no indagues, vedado está saberlo, qué fin a mí o a ti, Leucónoe, los dioses quieran darnos, ni sondees los números babilonios. ¡Vale más aceptar aquello que ha de ser! Ya sean muchos inviernos los que Júpiter nos conceda, o el último éste que vemos contra opuestas roas quebrantar el oleaje tirreno, sé sensata, filtra el vino y a un breve espacio ajusta esa larga esperanza. En tanto hablamos, habrá huido envidiosa la edad: cosecha el día y no confíes mucho en lo que vendrá”.

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Quintus Horatius Flaccus fue uno de los más importantes representantes de la literatura grecolatina, a pesar de que por muchos años estuvo en el olvido. Nació en Venusia (sur de Italia) el 8 de diciembre de año 65 a. C. y murió el 27 de noviembre del año 8 a. C. En su obra se incluyen numerosos datos de su biografía que no solo han servido a las letras, sino a la historiografía. Además, ha llegado hasta nuestros días una biografía escrita por Suetonio en el siglo I. Provenía de una familia pudiente y se había educado en Atenas. Estudió griego, filosofía, retórica y poesía en la academia que había fundado Platón en el 387 a. C.

Su fama no se debe solamente a sus versos, sino a que huyó de una de las grandes batallas más icónicas de la historia romana, la batalla de Filipos, y ese detalle por poco le cuesta la vida, pero fue gracias a que se convirtió en un desertor que pudo escribir una obra poética que ha desafiado el paso del tiempo. El asesinato de Cayo Julio César, el 15 de marzo del año 44 a. C. había desatado una guerra civil en muchas provincias romanas, que se fue expandiendo hacia Grecia. Los autores intelectuales del asesinato, los senadores Bruto y Casio, se habían escondido en Filipos. Allí buscaron aliados, entre los que estaban miembros de la familia de Horacio. Él mismo se unió al ejército de Bruto que luchó contra los de Octavio Augusto y Marco Antonio, que vencieron en la batalla. Bruto se quitó la vida, antes de que su enemigo Octavio lo atrapara, mientras que Horacio huyó del campo de batalla. Él mismo plasmó ese momento en la oda número VII del libro II:

«Contigo compartí el desastre de Filipos y una huida

poco honorable, abandonando mi escudo de forma innoble

cuando el valor desapareció y guerreros amenazadores caían en aquel innoble campo de combate.

Pero me salvó Mercurio,

tembloroso, envuelto en la niebla.»

Sobre este episodio se refiere el novelista e historiador Santiago Posteguillo en su colección de ensayos, El séptimo círculo del infierno. Escritores malditos, escritoras olvidadas: “El poeta Horacio podría haberse suicidado valerosamente, siguiendo el ejemplo de sus líderes Casio y Bruto en la batalla de Filipos, pero optó por la innoble huida primero y, luego, por aceptar la amnistía del vencedor. Puede que la vida de Horacio no sea material para una buena épica, pero con su huida del campo de batalla se salvó gran parte de las mejores poesías escritas en latín. De hecho, Quintiliano, con frecuencia, decía que los únicos poemas que podían leerse en latín (el gran retórico de Calahorra siempre prefería la poesía en griego) eran los de Horacio” (Planeta, 2017, p. 27).

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Los referentes más relevantes de la poesía horaciana son sus cuatro libros de las Odas, una colección de lírica de una temática variopinta, que incluye versos amorosos, alabanza a diferentes personas de la vida pública y privada, dogmas políticos e incluso asuntos cotidianos muy urbanos. Pero adicionalmente fue un maestro en adaptar métricas griegas a la poesía latina y probablemente ese juego grecolatino es lo que hace que sus versos sean de difícil traducción. John Milton fue uno de los poetas que se han aventurado a traducir los versos de Horacio al inglés y, tal vez, de ahí la gran influencia en otros poetas ingleses renacentistas, neoclásicos y románticos. Cierro con una cita de Horacio a la que se refiere Alberto Manguel en Lecturas sobre la lectura: “Muchos valientes vivieron antes que Agamenón, pero desconocidos y no llorados, a todos los cubre la larga noche porque no tuvieron un poeta” (Océano, 2011, p. 394).

Por Mónica Acebedo

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Macario Paramo(86653)13 de noviembre de 2023 - 06:45 p. m.
Hazle un favor al mundo, Apenitas, sigue el ejemplo de Bruto. En su nombre viviras por siempre.
Jorge(38944)13 de noviembre de 2023 - 02:48 p. m.
Atenas, la ignorancia si que es atrevida!!
Atenas(06773)13 de noviembre de 2023 - 10:16 a. m.
No x este artículo sobre el poeta, mas sí x lo q’ mucho he leído de la historia del pueblo de Israel, de Grecia/Atenas, de Roma como república y luego de poderoso imperio tras el asesinato de Cayo Julio César, destaco el alto valor q’ le daban en ese entonces al honor, x lo cual tengo pa mi claro q’ lo de Horacio, q’ se sumó a los conjurados, es una cabal muestra de cobardía, y confirmo así q’ los bardos, x lo general, andan despistados. No aplicó pa sí su Carpe diem.
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