
James Joyce fue un crítico de la sociedad irlandesa, que a su juicio era demasiado cerrada por culpa de la religión. Aquí la escultura con la que se le recuerda en Dublín, Irlanda, la ciudad epicentro del "Ulises" (1922), novela inspirada en "La Odisea" de Homero.
Foto: Getty Images/iStockphoto - lensmen
El señor Leopold Bloom comía con deleite los órganos interiores de bestias y aves. Le gustaba la sopa espesa de menudillos, las mollejas, de sabor a nuez, el corazón relleno asado, tajadas de hígado rebozadas con migas de corteza, huevas de bacalao fritas. Sobre todo, le gustaban los riñones de cordero a la parrilla, que daban a su paladar un sutil sabor de orina levemente olorosa.
En riñones pensaba mientras andaba por la cocina suavemente, preparándole a ella las cosas del desayuno en la bandeja abollada. La luz y el aire en la cocina eran...
Por James Joyce * / Especial para El Espectador
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