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Impertinencias (1924)

Presentamos esta columna que se publicó en el Magazín dominical de El Espectador el domingo 10 de agosto de 1924. El texto es una serie de observaciones y reflexiones sobre diversos aspectos de la vida cotidiana, con un tono irónico y crítico.

J sputtorno y Topete

09 de agosto de 2024 - 05:00 p. m.
Magazín dominical de El Espectador de 1924.
Foto: Archivo Particular
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No aseguro que sea un inmejorable camino, pero lleva camino de serlo. En una excursión a que asistimos juntos el otro día, pude comprobar su perfecto equipo “para carretera”. Tiena guardapolvo, gafas, gorra inglesa y guantes con manopla. En re... alidad, para ser mi sueño dorado del hombre que conduce un automóvil, sólo le falta el automóvil. - Poquita cosa.

Ante el imperativo de un anuncio me siento irascible. “Compre usted el sello X”. “Adquiera usted en seguida la pluma Z...” “;Hombre, no me da la gana!”, es lo primero que se le ocurre a uno contestar Si, por lo menos, dijeran: “Haga usted el favor de comprar...” “Tenga usted la bondad de adquirir..., ya sería otra cosa. Pero lo que indigna es el escopetazo del imperativo, que parece prohibirnos toda reflexión; ese “¡Alto aquí!”, con que pretenden atemorizarnos tantos y tantos carteles del comercio. - Ramploncete.

Los guardias de seguridad y 103 tranvías tienen una cierta relación. Por lo pronto, cuando se necesita de unos como de otros, nunca llegan a tiempo, y cuando no se les necesita, se encuentran en todas partes. Aunque también se diferencian en algo:, en las aglomeraciones, por ejemplo. Cuando la aglomeración surge por exceso de tranvías, huelga el guardia. En cambio, cuando existe un solo tranvía, este llega con la plataforma llena de guardias - Chamberí.

La trayectoria del sentimiento expresado va del corazón a la boca.. Y cuando, antes de llegar a la boca, pasa por la cabeza, deja de ser sentimiento para convertirse en reflexión. Por ello, todo aquel que piensa siempre lo que dice, no dice nunca lo que piensa. - Laberíntica.

El calor del verano exalta a los bichitos, llámense estos, moscas vulgares, asqueantes cucarachas o poéticas mariposas. También el hombre -el bicho más repugnante de la humanidad- siente con el buen tiempo una exaltación: la del cariño. O, por lo menos, la de decir que quiere. ¡Peste de hombres... Me agradaría saber si, de poder ser chafados bajo mi suela, harían ¡crac!, como las cucarachas. - Veraniega

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La amistad es una benevolencia mutua que hace que dos serse se entusiasmen igualmente el uno por la felicidad del otro entusiasmo que se conserva merced a la uniformidad de las costumbres. - Platón.

El verdadero amor dura más que la existencia. El amor, cuando está solo, no es seo, todo pasión: es preciso que con, sino un fuego pasajero, es todo de él se mezcle la amistad, y solo de este sentimiento es del que recibe la plenitud y la duración de su existencia. - La Bouisse.

Amigo fiel, protector seguro; el que lo ha encontrado, halló un tesoro - Eclesiástico.

Por la transcripción y una corrección que otra,

J. Sputtorno y Topete

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