El Magazín Cultural

Inmortalizar lo inabarcable

Conversamos con Sebastián Gil Grisales, maestro en artes plásticas de la Universidad de Antioquia, quien ha logrado poner en diálogo su relación con la fuerza y las trayectorias orgánicas del agua y su importancia en la cultura humana.

Ana Sofía Buriticá Vásquez
22 de abril de 2020 - 10:50 p. m.
“Mareas”, obra de Sebastián Gil Grisales, maestro en artes plásticas / Cortesía.
“Mareas”, obra de Sebastián Gil Grisales, maestro en artes plásticas / Cortesía.

Nombrar el agua es nombrar la vida, tal vez por eso el artista antioqueño Sebastián Gil Grisalesemprendió una reflexión metódica sobre su concepción sagrada, tomando impresiones directas del cauce del río y de las olas del mar. Su inquietud por explorar el movimiento, la fuerza y las trayectorias del agua comenzaron desde una edad temprana, debido al trabajo de su padre en una planta de tratamiento. Creció viendo la inmensidad del río Cauca, adivinando su curso y contemplando sus corrientes, pero también observando con tristeza las consecuencias de su explotación.

Su obra se enfoca en la realización de exploraciones fotográficas y pictóricas que capturan la huella del agua en el mundo material, sus procesos creativos los desarrolla primordialmente en contacto con el río, donde captura la memoria de sus formas y de su recorrido con un lienzo sumergido, haciendo eco al devenir de Heráclito, en el que todo cambia y nada permanece.

Es difícil nombrar algo con lo que tenemos relación a diario, sin embargo, quisiéramos saber, ¿cómo define usted este recurso indispensable?

El agua es el comienzo de la vida y lo que nos permite seguir existiendo, es el sudor y el llanto, es tan supremamente valiosa e incontenible que siento que mis palabras son mezquinas en su intento por definirla.

¿Cuándo comenzó su exploración respecto a este elemento?

Durante el pregrado en artes empecé mis inquietudes relacionadas con la fuerza del agua y su huella en el paisaje. Desde el principio estaba atraído por la exploración del gesto pictórico ligado a una catarsis y a la expresión de un caos, pero simultáneamente me encontraba contemplando y fotografiando el paisaje inmediato de una manera pasiva y melancólica. Fue el encuentro de estas prácticas lo que me

permitió entender que me interesaba algo más que la representación del agua; la comprensión de su constante deterioro era la premonición de que en algún momento solo tendría oportunidad de contemplarla desde las inertes imágenes en las que la registro y los demás artificios que intentan evocar su fluidez.

Estos artificios, antónimos de naturaleza, resaltan la idea del caos y de la casualidad.

Cuando observamos “Mareas” quedamos con la sensación de percibir la sonoridad del agua, háblenos sobre esta obra.

Las olas aquietadas muestran la ilusión de que se ha dominado lo que siempre será caos y materia sin forma. A través del proceso acuoso y fotosensible de la cianotipia, develo imágenes sinuosas donde se crea un espacio transitorio de especulación respecto a la naturaleza del registro. El interés pictórico por medio del gesto en las fotografías hace alusión al movimiento, y evidencia la incapacidad de capturar el impulso que este inmenso elemento tiene y que parece no dejarse contener.

Sus procesos se distinguen por ser orgánicos, cuéntenos sobre su interacción con el río y la pintura.

Opto por la interacción directa del lienzo con el elemento representado, lo sumerjo y dejo que la arena lo siga habitando. Los gestos que quedan impresos en el lienzo por las corrientes de agua rememoran su capacidad de transmutar constantemente y de cargar con él. Un impulso perpetuo. Aquí capturo, dispongo y relaciono elementos para crear una experiencia temporal de paisajes mentales que vinculo con fragmentos de la realidad.

¿Plasma los problemas del agua en su obra?

Los problemas del agua parecen tan inabarcables como ella misma, lo que he hecho es concentrarme en formas de representación que no son literales, que permiten visibilizar su presencia ineludible, tratando de generar discusiones acerca de su relevancia vital, ya que es omnipresente en nuestro entorno y la ignoramos, sin darnos cuenta de que cada acto irresponsable repercute en su degradación, no son solo las petroleras y las industrias quienes vulneran los cuerpos de agua, también nosotros apoyamos esas formas de explotación si no cambiamos nuestros insostenibles modelos de consumo.

Por Ana Sofía Buriticá Vásquez

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