Publicidad

Joyas Vampíricas: relatos entre la vida y la muerte (Opinión)

En esta antología se reúne a grandes voces como Alexandre Dumas, Théophile Gautier o Johann Wolfgang von Goethe en torno al vampirismo, su descripción, narración y descubrimiento.

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Jahir Camilo Cediel Rincón
17 de febrero de 2025 - 03:30 a. m.
La figura del vampiro oscila entre la vida, la muerte y estos relatos están cargados de representaciones del amor.
La figura del vampiro oscila entre la vida, la muerte y estos relatos están cargados de representaciones del amor.
Foto: Editorial Panamericana
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Las luces mortecinas y frías del cementerio, el camino de piedras cubiertas de musgo, la niebla tímida que asoma de las tumbas y, al fondo, un sarcófago como un abismo, cubierto de oscuridad nocturna y vapores de maldad, ¡es allí donde se encuentra la sombra, el paria, el vampiro!

El lector que se acerque a esta edición se va a encontrar en la portada con un imponente castillo gótico que yace en el fondo, interrumpido por algunas ramas yertas que se asoman en la penumbra, proyectando una silueta de tintes siniestros. Todo ello, en una tapa dura con detalles en relieve en su título que reluce su mensaje en letras góticas brillantes. En su interior el trabajo de diseño es excepcional, cada título es presentado con un arco victoriano oscuro, como si cada poema o relato fuera la entrada a un abismo.

Detrás de ese diseño temático y maravilloso yacen un total de diez obras que hablan del vampirismo, sea como una novedad o como un desarrollo de sus implicaciones. En otras palabras, cada relato, presentado como un fragmento de una carta, unas memorias, o un poema, se cuestiona sobre quién o qué es el vampiro, quien es presentado como un personaje que se esconde en medio de los otros, pasando completamente desapercibido por su facilidad para relacionarse con los demás.

El vampiro busca pérfidamente acercarse poco a poco a su prójimo, prodigándole muestras de afecto o amistad, de modo que su cercanía produzca la confianza suficiente como para ser descartado de la sospecha de cualquier maleficio.

En la antología hay un relato que se titula “El vampiro, una historia” de John William Polidori, en el que se indica que el origen del vampirismo tiene incidencia en las relaciones con los amigos o la familia, ya que “la pena por haber cometido crímenes terribles durante la existencia es que el difunto no solo está condenado al vampirismo, sino que se ve obligado a restringir sus visitas infernales a aquellos a quienes amó cuando seguía en vida” (p.60).

De este modo, la vida se une con el tormento después de la muerte, para el caso del vampiro y sus cercanos, lo que le da un mayor significado al hecho de vivir. De ahí, es que este paria de la existencia busque desmesuradamente la desgracia del otro, además de la sangre, símbolo de la vida, para tener otra oportunidad sobre la tierra a lo largo de los años. Así, el vampiro es un ser que yace en la frontera, un caminante del abismo que produce superstición y miedo en las personas.

Los vampiros en “Joyas Vampíricas” se enamoran perdidamente, pero no de un modo inconsciente y ciego, sino finamente planeado para acercarse a sus víctimas e irles drenando toda su vida a través de un apego total y, en ocasiones, obsesivo. La región del intersticio, entre la vida del muerto que deambula y la muerte del vivo que se aproxima, tiene su significado profundo en el amor.

Para la obra este amor lo justifica casi todo, la renuncia de los sueños en “La muerta enamorada” de Théophile Gautier, la pérdida del sentido común en “La familia del Vurdalak” de Alekséi Tolstói, la decadencia progresiva de la vida cotidiana en “Carmilla” de Sheridan Le Fanu, y por supuesto, dar la sangre a cambio de la extraña sensación de cariño en cada uno de los relatos. Pero todo tiene su límite, sea este revelado por agentes externos, a la relación vampiro/víctima o por comportamientos propios de la sombra maligna que demuestran la estratagema para la decadencia existencial.

La vida de uno implica siempre la muerte del otro y es este tránsito, precisamente, el que enriquece la edición porque es el vampiro, sus estrategias, su elegancia, sus apariciones, sus palabras y sus variaciones las que le dan a cada relato y poema un tinte diferente, matizado y caracterizado por la voz de cada autor.

Sumergirse en esta edición es caminar por viejos castillos olvidados, por bosques llenos de tímidos susurros, por lunas que proyectan sombras alargadas en el suelo, permitiendo conocer en carne propia los misterios del vampiro. Sus extraños orígenes, sus pensamientos, sus macabras apariciones que, al leerlas, provocan un terror inaudito que, al igual que sus espectros, se prolongan en la región de los sueños. El lector queda invitado a conocer al vampiro victoriano, malvado, pagano y, sobre todo, alegórico al amor que media entre la vida, la muerte y sus oscuras ataduras.

Por Jahir Camilo Cediel Rincón

Conoce más

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.