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Un palíndromo como título es lo más apropiado para presentar este perfil de Juan David Giraldo. En medio de la celebración por los 55 años de Villegas Editores, no se puede olvidar a uno de los grandes editores que tiene Colombia.

Nicolás Morales Thomas, especial para El Espectador
13 de diciembre de 2023 - 12:03 a. m.
No se puede pensar en el trabajo editorial del libro de gran formato sin pensar en Juan David Giraldo.
No se puede pensar en el trabajo editorial del libro de gran formato sin pensar en Juan David Giraldo.
Foto: Cortesía de Andrés Mauricio López

Solemos olvidar que detrás de las sagas de las casas de edición hay equipos de personas. Y cuando se ponderan las editoriales (por su historia, su trascendencia o su catálogo) hay omisiones lógicas, pues la cara visible siempre es y será el gran editor fundador, que es el artífice y quien lo hace posible. Cuando se habla de Villegas, la editorial de arte que privilegia el gran formato, tenemos que hablar de don Benjamín Villegas, su fundador y director por más de cinco décadas. Dado que se conmemora ese tiempo de existencia, la casa ha recibido condecoraciones, artículos, reseñas aquí y allá, todos muy justificados, por supuesto. Pero como es lógico, hay más gente detrás del asunto. Y alguien al que no quiero olvidar por ser uno de los grandes editores que tiene Colombia es Juan David Giraldo, uno de los personajes centrales del tejido editorial del libro grande ligado al arte y la cultura. Giraldo es el editor de mesa más astuto, fino y trabajador que yo conozca. Su inteligencia monumental, su capacidad de juego con la escritura y su finura en la lectura de lo estético en todas las dimensiones lo hacen único. En todos estos años ha demostrado una tremenda capacidad para entablar relaciones entre el texto y la imagen. Su capital cultural, su trabajo de archivo y su conversación permanente en clave irónica han forjado uno de esos personajes editoriales indispensables en Colombia. No se puede pensar en el trabajo editorial del libro de gran formato sin pensar en Giraldo. Y sé que hay muchos más editores. Pero este editor, intelectual, artista, y creador de palíndromos, es una especie de gran detective editorial. ¿Cuántos proyectos han salido de su cabeza? ¿Cuántas miradas permitieron construir –con sus otros colegas– una cierta historia de la representación artista y cultural en decenas de libros en Colombia? Pero la gran virtud de ese editor, que fue ceramista y que inició su vida laboral en la agencia Carmen Balcells, es su curiosidad que es infinita. Eso es lo que más me asombra. Un hilo lleva a un libro. Un pequeño descubrimiento a un enfoque. Una mirada al libro. Y eso es genial. ¿Que ha sido mercenario? ¡Claro que lo ha sido! ¿Qué editor no lo ha sido? Pero de ahí su talento de traducir encargos en arte. Entre otras lo logra, porque es un gran conversador. De los mejores. Yo creo que hay otras personas también muy valiosas en la editorial detrás del gran editor de adquisiciones que es Benjamín. Fotógrafos, directores de arte, diseñadores. Pero yo solo quería traer este nombre a la celebración. No soy historiador editorial. Eso ya lo hacen muy bien en el Caro y Cuervo. Pero amigos y amigas del Instituto, algún día habrá que hacer una gran lista de editores y editoras de grandes proyectos, ocultos muchas veces detrás de las marcas. Y Juan David Giraldo ocupará un gran lugar entre estos. Seguro que sí.

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Por Nicolás Morales Thomas, especial para El Espectador

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