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Mi sobrina de ocho años me preguntó esta mañana: “¿Cómo es ser mamá por primera vez?”, y por supuesto le hablé del amor tan grande que uno siente, pero también del proceso personal en el que uno se embarca cuando trae a un hijo al mundo, de la responsabilidad que recae sobre los hombros. Sé que este artículo no es sobre la maternidad, pero sí sobre el papel que hemos desempeñado las mujeres en una sociedad colombiana que se ha ido transformando y nos ha puesto a prueba, en la que por decisión propia o no hemos maternado siempre. Nacemos en este país y de inmediato asumimos ese rol de ser madres de la patria, un rol apoyado en la idea de trabajar todos los días por hacer de nuestro país el mejor lugar para nosotras crecer, y si tenemos hijos, para darles a ellos las bases para hacer sus sueños realidad.
Nací en un país en el que aprendí a soñar en grande y a comprobar que nada es imposible. No sé cómo es pertenecer a una sociedad que se rinda, porque en Colombia esa no es una opción. Comprobar a través de tantos ejemplos que podemos lograr lo que nos proponemos es absolutamente inspirador, y vengo de ahí. Lo he visto en el deporte con Mariana Pajón, María Isabel Urrutia y Catherine Ibargüen; en la televisión, con Sofia Vergara; en la música, con Shakira y Karol G; en la NASA, con Diana Trujillo; en la política, con muchas mujeres como Esmeralda Arboleda y Josefina Valencia, que cambiaron las reglas del juego en un país que no sabía dónde ponernos ni qué hacer con nosotras. A través de la historia nos hemos encargado de encontrar ese lugar en el que se reconozca lo que hacemos y, sobre todo, lo mucho que le aportamos a nuestra comunidad. Sin importar qué tan grande sea el impacto, estoy segura de que TODAS las mujeres colombianas dejamos huella. Mi mamá, mi hermana, mis tías, mis amigas, colegas y compañeras de colegio siempre me demostraron lo que era posible y su apoyo siempre me ha dado alas. También vengo de ahí, porque esas mujeres que no están en los titulares de “Billboard” o de grandes revistas también me han enseñado que ser mujer es no rendirse hasta conseguir lo que queremos, sobre todo cuando el anhelo de una nos va a beneficiar a todas.
La primera palabra que se me viene a la mente cuando pienso en lo que para mí significa ser colombiana es VALENTÍA. Hay muchas horas de trabajo, de dedicación, de no tomar un NO por respuesta, de llegar a la meta sin importar las caídas que haya en el camino y de lanzarse una y mil veces más a lograr ese objetivo que nos proponemos. Como me dijo un día Catalina Escobar, fundadora de la Fundación La Juanfe: tenemos una deuda histórica con nuestras niñas, y nuestras acciones pueden salvar vidas. Ser mujer viene con una carga de vulnerabilidad y de una fuerza de la que me he hecho más consciente con los años que me hace entender que tengo una gran responsabilidad cada vez que alzo mi voz y me permito hablar para defender una causa, o como en esta ocasión, hacer una pausa en este día de fiesta nacional para recordarnos que si bien cada 20 de julio conmemoramos la Independencia del país, también es el recordatorio de la independencia que nos falta por conquistar para la mujer.
Llevo 10 años viviendo por fuera del país y he podido comprobar de primera mano que esa persistencia con la que crecí, la resiliencia que aprendí desde muy pequeña y la fuerza que he cultivado viene de lo que somos las mujeres colombianas en esencia, y es lo que me ha traído hasta acá. Me enorgullece saber que estamos rompiendo estereotipos y que sin lugar a duda vamos por buen camino, pero desearía que no nos tomara tanto tiempo convencer a una sociedad -a la que ya le hemos demostrado de lo que somos capaces- que bajo ninguna circunstancia otras personas deberían elegir por nosotras cuando sabemos qué es lo que realmente necesitamos. Me llena de esperanza saber que he visto cómo hemos superado obstáculos y sé que hoy más que nunca estamos unidas en ese gran objetivo de ser cada vez más independientes y más dueñas de nuestra voz.
Feliz día de la Independencia. Sé que seguiremos luchando desde todas partes del mundo con este corazón que tenemos, que es amarillo, azul y rojo.