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Kazuo Ishiguro: “Soy más optimista respecto a la naturaleza humana”

Los desafíos que tiene la sociedad actual son el tema central de Klara y el Sol, el más reciente libro de Kazuo Ishiguro. El autor asegura que la concesión del Premio Nobel de Literatura no lo influyó a la hora de escribir esta novela, ya que contaba con la tercera parte del libro a la hora de recibir el galardón.

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09 de marzo de 2021 - 04:01 p. m.
En "Klara y el Sol", su más reciente novela, Kazuo Ishiguro vuelve a recurrir a la ciencia ficción a través de Klara, una una Amiga Artificial (AA) especializada en el cuidado de niños. Klara es destinada a cuidar a una niña enferma y, aunque es un ser artificial, se plantea cuestiones muy humanas, que Ishiguro traslada al lector en su novela: “¿Qué es lo que nos define como personas? ¿Cuál es nuestro papel en el mundo? ¿Qué es el amor?...”.
En "Klara y el Sol", su más reciente novela, Kazuo Ishiguro vuelve a recurrir a la ciencia ficción a través de Klara, una una Amiga Artificial (AA) especializada en el cuidado de niños. Klara es destinada a cuidar a una niña enferma y, aunque es un ser artificial, se plantea cuestiones muy humanas, que Ishiguro traslada al lector en su novela: “¿Qué es lo que nos define como personas? ¿Cuál es nuestro papel en el mundo? ¿Qué es el amor?...”.
Foto: AFP - BEN STANSALL
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Kazuo Ishiguro, Premio Nobel de Literatura, considera que se ha convertido en una persona “un poco más optimista respecto a la naturaleza humana”, aunque cree que la inteligencia artificial plantea desafíos a la sociedad actual, como el desempleo masivo, asuntos sobre los que es necesario reflexionar. Estos desafíos de la sociedad aparecen en su más reciente novela, Klara y el Sol (Anagrama), en la que se muestra convencido de que la inteligencia artificial “va a eliminar la mayoría de los empleos” que se conocen hoy en día y que “actualmente se consideran parte de la élite intelectual”. Se trata de la primera novela publicada por el escritor británico, nacido en Nagasaki en 1954 y autor de obras como Lo que queda del día (Premio Booker) o Los inconsolables (Premio Cheltenham), tras ser galardonado en 2017 con el Premio Nobel de Literatura.

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Como ya hizo en Nunca me abandones, el escritor vuelve a recurrir a la ciencia ficción a través de Klara, una Amiga Artificial (AA) especializada en el cuidado de niños. Klara es destinada a cuidar a una niña enferma y, aunque es un ser artificial, se plantea cuestiones muy humanas, que Ishiguro traslada al lector en su novela: “¿Qué es lo que nos define como personas? ¿Cuál es nuestro papel en el mundo? ¿Qué es el amor?...”. Ishiguro considera que no es inevitable que la sociedad sea tecnológicamente más avanzada y tenga menos sentimientos, pero reconoce que en la actualidad existe esa tendencia. “Y uno de los problemas es que el modelo de negocio de las grandes empresas tecnológicas no favorece el bienestar de los seres humanos”, dice. Aunque ahora afirma ser más optimista sobre la naturaleza humana, señala que lo es menos sobre los sistemas políticos o sobre cómo se organizan las sociedades: “Me preocupa la fortaleza de las democracias liberales”. El escritor también alertó sobre la posibilidad de que con estas formas de inteligencia artificial, las democracias liberales tengan más difícil competir con sociedades autoritarias, que pueden tomar decisiones económicas eficaces y tener sistemas de vigilancia sobre todos los ciudadanos de forma muy efectiva: “El análisis de izquierdas-derechas ya no es suficiente”, afirma.

En sus obras ha tratado de mostrar cómo en la relación con el poder la mayoría de las personas son “como sirvientes” y hay fuerzas ingentes que los controlan. En su última novela, según dice, no le interesa tanto determinar si Klara tiene emociones, como los humanos, o solamente reconoce emociones humanas, sino que quiere “mirar a los seres humanos a través de esta máquina”. En la novela, este robot “se convierte en una metáfora de los impulsos humanos y asume aspectos diversos de ellos y, en su determinación por hacer lo mejor por la niña, acaba pareciéndose a un padre o una madre. Cuando se trata de cuidar a nuestros hijos, somos como máquinas programadas. Mi madre era así”, afirma el escritor, quien reconoce que su madre lo influyó para su novela Klara y el Sol, aunque escribió parte de ella antes de que falleciera, a los 92 años: “Ella tampoco perdió esa fe infantil en lo bueno del mundo”.

El autor asegura que la concesión del Premio Nobel de Literatura no lo influyó a la hora de escribir esta novela, ya que contaba con la tercera parte del libro a la hora de recibir el galardón. “Al volver, esperaba que mis problemas de escritura desaparecieran, pensaba que mi estudio se había ordenado, pero todo estaba como lo había dejado antes de ir a Estocolmo, como si el Premio Nobel me lo hubieran otorgado en otro planeta”, recordó. Ishiguro explicó que no escribe a diario, como lo demuestra el hecho de que esta es su octava novela. “Dedico mucho tiempo a pensar, a reflexionar, a leer y a dialogar durante horas. Prefiero no escribir nada, antes que escribir un libro cualquiera”.

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