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Juliana Bernal: hacer de la obra un álbum de sentimientos

Juliana Bernal asegura que nunca es tarde. Ella, por ejemplo, llegó al mundo del arte hace cinco años, pero en ese tiempo ha consolidado una obra centrada en la maternidad que la ha llevado a exponer en ciudades como Miami, Nueva York, Bogotá y Tokio.

23 de enero de 2023 - 12:13 p. m.
Juliana Bernal estudió Diseño Industrial en la Universidad de los Andes y en el Instituto Europe di Design, en Madrid.
Juliana Bernal estudió Diseño Industrial en la Universidad de los Andes y en el Instituto Europe di Design, en Madrid.
Foto: Mauricio Alvarado

¿Por qué hacer de la maternidad el hilo conductor de su obra?

Todo empezó por mi hijo, quien es un niño con un coeficiente intelectual muy alto. A sus 7 años era un niño inquieto y decidí investigar a fondo sobre una de mis grandes pasiones, el origami. Después de entender los beneficios que tenía, empecé a practicar con él por horas enteras todos los días, y fue aquí donde se convirtió en el vehículo de mi expresión artística. Para mí, la maternidad fue como un milagro y al iniciar cada una de mis obras siempre me evocaban un momento dentro de esos 9 meses. Así que entendí que mi inspiración, concepto y fuerza en este nuevo camino venía de mi experiencia como madre. Todo surgió de ese concepto de fragilidad, amor y vida, ya que cuando quedé embarazada, sentí que me volvía vulnerable, sientes que tenía que vivir toda la vida para cuidar de esa personita que venía en camino. Empecé a sentir que cada día de nuestras vidas es un ciclo que empieza y termina. Cada obra que surgía era un recuerdo, un sentimiento o un pensamiento que había tenido en todo mi proceso como madre hasta ese momento, convirtiéndose, para mí, en un álbum de sentimientos muy íntimo.

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¿Cómo ha aterrizado diferentes aristas de este tema en sus obras?

En mi trayectoria como artista he realizado varias series, la más relevante sin dejar de un lado las otras ha sido la serie “Nidos” la cual está relacionada con el síndrome del nido que lo tuve tres meses antes de dar a luz. Los círculos para mí representan la vida: empezar y terminar, florecer, renacer, nuevas oportunidades. Nuestra vida es cíclica. Esta serie nidos ha ido creciendo llegando a la última serie llamada “Inocencia” en donde se refleja esa inocencia de los niños con la que nacemos, pero, desde mi punto de vista, con la que no morimos. Todos venimos al mundo a través de una mujer y estamos conectados a ella a través de nuestro ombligo, de aquí la obra “Nudos”, la cual fue expuesta en el National Art Center de Tokyo. Eran piezas resinadas, las cuales evocaban esa inquebrantable relación entre la madre y su hijo.

¿Se pueden universalizar esos sentimientos ligados a la maternidad?

Claro que sí. La manera en que mi obra se volvió más universal fue gracias a la intención de que mi mensaje llegara a más mujeres. Empecé a investigar cómo ellas cargaban, protegían y sostenían sus hijos en diferentes comunidades indígenas. Encontré un común denominador y fueron los portabebés o hamacas que ellas mismas tejían. Aunque varían las formas, las hacen por instinto maternal, sin patrón o serie de instrucciones. De aquí la serie “Nacimiento” la cual involucra la figura paterna que a veces es tan olvidada. Los cocoons hechos a mano, uno por uno en yeso, son sostenidos por redes hechas por pescadores de una comunidad indígena en San Pelayo, Córdoba. Este proceso fue lleno de magia, ya que los pescadores hacen sus propias agujas para tejer cada red. Aquí es donde esta obra tan especial cobra vida y completa un proceso dentro de mí.

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¿Cómo ha influenciado la obra su relación con su madre?

Mi mamá es diseñadora textil de la Universidad de los Andes. Admiradora de la gran maestra Olga de Amaral. En mi casa un hilo no se podía botar porque era parte del proceso textil de mi mamá. Los tapetes en mi casa eran en lana virgen y crin de caballo, recuerdo cuando caminaba descalza como me picaban los pies. Esto generó en mí una gran sensibilidad ante los materiales, una sensibilidad táctil. Cada textura y lo que esta genera es relevante, por esto mi obra es tridimensional, con movimiento y formas que se entrelazan entre sí: texturas, brillos y una paleta de colores neutra, la cual evoca tranquilidad, luz y paz. Mi mamá hasta el día de hoy trabaja en su taller, con telares manuales en madera, los cuales también fueron parte de mi niñez. En mi casa siempre hubo un telar en el estudio en donde veía a mi mamá tejer como una arañita. Ella no me enseñó como tal el arte del diseño textil, sino que lo viví día tras día en mi casa, era parte de mi cotidianidad. De ahí mi último trabajo de tapices, los cuales hacen honor a mi mamá y a su gran trabajo como tejedora textil en Colombia.

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