La claridad de la comedia oscura

A través de la exageración la comedia divierte, luego incomoda, y finalmente convoca a la reflexión. Sobre esos tres escenarios artísticos está cimentada la obra El gran día, una estrella sin apollo, una creación del dramaturgo y director bogotano Santiago Merchant, con la que se le ayuda al público a reír de sus propios afanes y aprender a sacar provecho de las situaciones adversas.

Los componentes incondicionales de esta puesta en escena son la violencia extrema que padecen los países en vías de desarrollo, algunos elementos característicos del boom cinematográfico de los españoles, con su concentrada inclinación hacia el absurdo, y la complicidad del imaginario colectivo que, por lo general, logra superar a la realidad tanto en contenidos como en velocidad.

El gran día, una estrella sin apollo tiene todas estas características y en sus protagonistas, Cristian Villamil y Pilar Álvarez, recae el peso máximo de una comedia oscura, que se recrea con los picos altos de la cotidianidad humana. Es sangrienta por su propio carácter visceral y tiene la crudeza de una pieza motivada por la alteración de una realidad contundente.

Santiago Merchant, que es maestro en artes escénicas con énfasis en dirección de la Academia Superior de Artes de Bogotá (ASAB) y realizó una especialización en escritura para la escena en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, comenzó a estructurar su propuesta creativa a partir de la historia de Cecilia (Pilar Álvarez), una actriz que espera que pronto le llegue su golpe de suerte para protagonizar.

Hasta ahora para lo único que llaman los directores a Cecilia es para papeles secundarios, algunas veces extras con parlamento o para estelarizar series unitarias de cuestionable calidad y discretísimo presupuesto. Ella está agotada de verse en los atuendos de personajes pasajeros a los que la gente no recuerda ni haciendo un minucioso ejercicio de memoria.

Pero la llamada que estaba esperando por fin llega. Cecilia tiene la cita más importante de su vida profesional y, si todo resulta como ella cree, estará entre los nombres principales de la que puede llegar a ser una película taquillera. Antes de presentar su casting se quiere mostrar como un ser humano perfecto, una mujer linda, exitosa, inteligente, y en ese marco no sabe en dónde ubicar a su pareja, Pepe (Cristian Villamil), un modesto técnico de lavadoras que recorre los barrios en busca de clientes urgidos.

En El gran día, una estrella sin apollo los actores ponen la comedia, la crudeza y la sinceridad. La reflexión, eso sí, está en manos de cada quien.

En temporada de jueves a sábado, a partir del 31 de enero, a las 8:30 p.m. Sala Buenaventura, Casa Ensamble, avenida carrera 24 Nº 41-69. Información y boletería: www.casaensamble.com.

A través de la exageración la comedia divierte, luego incomoda, y finalmente convoca a la reflexión. Sobre esos tres escenarios artísticos está cimentada la obra El gran día, una estrella sin apollo, una creación del dramaturgo y director bogotano Santiago Merchant, con la que se le ayuda al público a reír de sus propios afanes y aprender a sacar provecho de las situaciones adversas.

Los componentes incondicionales de esta puesta en escena son la violencia extrema que padecen los países en vías de desarrollo, algunos elementos característicos del boom cinematográfico de los españoles, con su concentrada inclinación hacia el absurdo, y la complicidad del imaginario colectivo que, por lo general, logra superar a la realidad tanto en contenidos como en velocidad.

El gran día, una estrella sin apollo tiene todas estas características y en sus protagonistas, Cristian Villamil y Pilar Álvarez, recae el peso máximo de una comedia oscura, que se recrea con los picos altos de la cotidianidad humana. Es sangrienta por su propio carácter visceral y tiene la crudeza de una pieza motivada por la alteración de una realidad contundente.

Santiago Merchant, que es maestro en artes escénicas con énfasis en dirección de la Academia Superior de Artes de Bogotá (ASAB) y realizó una especialización en escritura para la escena en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, comenzó a estructurar su propuesta creativa a partir de la historia de Cecilia (Pilar Álvarez), una actriz que espera que pronto le llegue su golpe de suerte para protagonizar.

Hasta ahora para lo único que llaman los directores a Cecilia es para papeles secundarios, algunas veces extras con parlamento o para estelarizar series unitarias de cuestionable calidad y discretísimo presupuesto. Ella está agotada de verse en los atuendos de personajes pasajeros a los que la gente no recuerda ni haciendo un minucioso ejercicio de memoria.

Pero la llamada que estaba esperando por fin llega. Cecilia tiene la cita más importante de su vida profesional y, si todo resulta como ella cree, estará entre los nombres principales de la que puede llegar a ser una película taquillera. Antes de presentar su casting se quiere mostrar como un ser humano perfecto, una mujer linda, exitosa, inteligente, y en ese marco no sabe en dónde ubicar a su pareja, Pepe (Cristian Villamil), un modesto técnico de lavadoras que recorre los barrios en busca de clientes urgidos.

En El gran día, una estrella sin apollo los actores ponen la comedia, la crudeza y la sinceridad. La reflexión, eso sí, está en manos de cada quien.

En temporada de jueves a sábado, a partir del 31 de enero, a las 8:30 p.m. Sala Buenaventura, Casa Ensamble, avenida carrera 24 Nº 41-69. Información y boletería: www.casaensamble.com.