“La doncella”: entre la belleza y la seducción

La cinta, dirigida por Park Chan-wook, es un erótico “thriller” psicológico inspirado en la novela “Fingersmith”, de la escritora Sarah Waters. En esta historia nada es lo que parece.

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Karen Rodríguez Rojas/ @KarenRRodriguez
09 de junio de 2017 - 04:22 a. m.
“La doncella” se estrenó en las salas del país ayer.  / Cortesía
“La doncella” se estrenó en las salas del país ayer. / Cortesía
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A los cinco años, Nam Sooke aprendió a distinguir una moneda real de una falsa. En la adolescencia le enseñaron a falsificar sellos en los pasaportes. En la juventud se dedica a cuidar bebés coreanos que serían vendidos en Japón, pues es, de alguna manera, la forma de salvarlos de morir en medio de la pobreza y llevarlos a crecer como damas y caballeros. Sin embargo, su habilidad, reconocer el valor de los objetos, es su sentencia.

El destino de esta joven carterista, que creció en medio de la ocupación japonesa a Corea, cambia en el momento en el que un falso conde la contrata para robar la herencia de Izumi Hideko, una japonesa millonaria que vive en una casa, secuestrada por su tío Kouzuki. Sooke se convertirá en su doncella, esa persona que, más allá de servirle en todos los trabajos domésticos, será su confidente, su salvación. La señorita Hideko conocerá en ella la lealtad y el amor.

Desde el primer momento que el director de cine Park Chan-wook se encontró con la historia de estas dos mujeres quedó sorprendido por su fortaleza y dominación de la individualidad. Para él, la novela escrita por Sarah Waters, Fingersmith, que transcurre en la época victoriana de la Gran Bretaña, fue la entrada a un mundo de seducción, perversión, amor y belleza. Este surcoreano, encargado de retratar en su trabajo los más oscuros secretos del hombre y su naturaleza, vuelve a la gran pantalla después de cuatro años con una adaptación que se sitúa en la Corea que se encuentra bajo el dominio colonial japonés.

La doncella (The Handmaiden, 2016) es un erótico thriller psicológico escrito por Park Chan-wook y Chung Seo-kyung. Transcurre en una mansión que está dividida en dos alas, una cuya arquitectura alude a un estilo japonés y otra al occidental. La disputa que vivían en ese momento Corea y Japón por el territorio es llevada a la cinta a través de elementos como las habitaciones en las que duermen las dos protagonistas. Por un lado, Hideko duerme en una cama y vive como si fuera una dama británica. En contraste, la habitación de su doncella, que está al frente, mantiene un estilo oriental y vive en una especie de armario para guardar ropa de cama.

“Había razones prácticas. Cuando pensaba sobre elementos argumentales, como la sociedad, donde aún hay clases separadas, donde las doncellas existen, donde hay un personaje que colecciona cosas extrañas, etc., me parecía la única opción razonable. Fue una era en la que todavía quedaban elementos tradicionales, pero la modernidad se estaba abriendo paso”, explicó el director.

La película, narrada en tres partes, muestra la mirada de cada uno de sus protagonistas. El primer momento está dedicado a Sooke, la doncella, quien toma el nombre de Tamako. Viene de una familia de estafadores y atraída por el dinero decide robar a la japonesa millonaria, hasta que se despiertan sentimientos de amor, protección y honestidad.

En la segunda parte, Hideko es la protagonista. Sus padres han muerto siendo niña, por lo que sus tíos han asumido su cuidado. Su tío Kouzuki le enseña a leer manteniendo las pausas y dicción correcta y al mínimo error es castigada. Siendo adulta es obligada a leer los libros eróticos que alberga Kouzuki en su biblioteca para los clientes aristocráticos, así como lo hizo por años su tía, quien llevada por la presión decidió suicidarse colgándose de un árbol en el patio. Este sería el hecho que marcaría la vida de Hideko, quien en adelante buscaría liberarse de la opresión.

La última parte es la mirada de Fujiwara, el supuesto conde que quiere la fortuna de Hideko. Aunque el principal objetivo de este hombre es el dinero, su mayor frustración será desear y no poder tener el cuerpo de Hideko.

El director de La doncella le da a cada secuencia el tiempo necesario para que la acción se desarrollé. El amor, la belleza y la seducción se entrelazan en una narración tripartita en donde el sexo, la venganza y el poder asumen la trama de la cinta.

Park Chan-wook transforma el amor en lo más perverso, se ríe del romanticismo y a la vez lo reivindica. El poder se ve representado en la presión que Japón ejerce sobre Corea, así como la nobleza sobre sus sirvientes y el hombre sobre la mujer. En este relato, el sexo es la rendición, es ceder el poder sobre ti mismo a otro.

Por Karen Rodríguez Rojas/ @KarenRRodriguez

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