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La restauración o la ciencia de devolverle a una pintura su antigua gloria

Sobre la reciente restauración de la obra “La Libertad guiando al pueblo”, de Eugène Delacroix, y los 40 años de la restauración de “Las meninas”, de Velázquez, presentamos un repaso por la historia y los desafíos de esta labor.

Andrea Jaramillo Caro

16 de mayo de 2024 - 06:23 p. m.
El proceso de restauración de “La Libertad guiando al pueblo” se llevó a cabo en el Louvre y la obra volvió a ser exhibida el pasado 2 de mayo.
Foto: AFP - DIMITAR DILKOFF
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Imagine el siguiente escenario: es el año 1830, Eugène Delacroix recién completó una pintura que se convertiría en una de sus obras más aclamadas: “La Libertad guiando al pueblo”. Los colores de esta pieza, que representó la Revolución de 1830 en contra del rey Carlos X, eran vibrantes cuando fue expuesta en el Salón de 1831. Para preservarlo, aplicaron una capa de barniz, luego otra y una más, hasta completar ocho capas cuya intención fue rescatar lo vívido de la paleta del artista, pero tuvieron el efecto contrario. El tiempo pasó y la obra de Delacroix se transformó en un símbolo de la república francesa. La oxidación de esas capas le fue dando un tono amarillento y opaco que, hasta principios de mayo, escondió los verdaderos colores de las figuras que componen una de las obras representativas del Museo Louvre, donde se exhibe. 

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Durante seis meses la pintura estuvo en los laboratorios de conservación y restauración de la institución, donde los expertos removieron el barniz y, en el proceso, revelaron nuevos detalles de la obra del artista francés. Laurence Mugniot, uno de los restauradores, descubrió que “Delacroix escondió pequeños toques de azul, blanco y rojo por todas partes de forma sutil para hacer eco de la bandera”, según escribió Emily Snow para The Collector. 

El caso de “La Libertad guiando al pueblo” ha sido uno de los más sonados recientemente en el ámbito de la restauración. Sin embargo, esta es apenas una de miles de obras que se restauran y conservan a diario en museos o estudios privados del mundo.  

La ciencia y labor del restaurador de arte no son algo nuevo. Según registros, la primera restauración de la que se tiene conocimiento fue a los frescos de la Capilla Sixtina, en 1565, cuando estaban presentando daños por humedad. Aunque hoy en día se escuchan más noticias sobre restauración y conservación, la labor lleva siglos en desarrollo y constante evolución. En el siglo XVIII, Miguel Ángel Bellotti intentó restaurar por primera vez “La última cena”, de Leonardo da Vinci. Desde entonces aparecieron manuales del restaurador que dictaron las prácticas de antaño.  

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“La Libertad guiando al pueblo”, obra del artista Eugène Delacroix, fue completada en 1830.
Foto: AFP - DIMITAR DILKOFF

“En los años 1800 y 1900, ya había muchos conservadores trabajando en piezas de los viejos maestros. ‘La vista de Delft’, de Johannes Vermeer, por ejemplo, había sido modificada unas 50 veces hacia 1800. En comparación con las técnicas modernas, estos primeros pioneros utilizaban algunos métodos bastante primitivos. ¡Los manuales de conservación más antiguos a menudo prescribían técnicas que causaban más daño que bien a las pinturas! Por ejemplo, era común tratar un cuadro con ceniza de madera y limpiarlo con agua. Esto dejaría un fuerte residuo alcalino que causaría mucho daño a la pintura”, se lee en un blog publicado por el grupo Farcroft de restauración. 

A finales del siglo XIX e inicios del XX, la intención de unir el arte y la ciencia crecía, por lo que mejoraron las técnicas y los métodos de restauración. “El período comprendido entre 1925 y 1975 fue particularmente importante en la expansión del campo de la conservación del arte: los museos establecieron departamentos específicos y se crearon laboratorios analíticos y revistas técnicas de arte”, se lee en un artículo publicado por la plataforma Invaluable. 

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Durante esos años, varios museos comenzaron a abrir sus departamentos de conservación y restauración, pues, como indicó el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, en el pasado dependían de restauradores independientes. De hecho, fue uno de los antiguos jefes del departamento de restauración de esta institución quien se le midió a la tarea de limpiar, en 1984, “Las meninas”, una de las obras más reconocidas de Diego Velázquez. 

Esta pintura corrió una suerte muy parecida a la de Delacroix, pues el barniz viejo hacía parecer como si la pieza tuviera un filtro de sepia encima. Aunque el hecho de que un extranjero fuera el restaurador de una de las obras icónicas del arte español causó controversia en su momento, Javier Solana, ministro de Cultura en ese momento y actual presidente del patronato del Museo del Prado, continuó defendiendo la decisión que tomaron hace 40 años: “Elegimos al mejor para el trabajo y no pensamos en qué nacionalidad tenía, solo queríamos que fuese el que diese el resultado óptimo”, dijo en un coloquio realizado para celebrar el aniversario de este hito de la institución. 

Los procesos a los que se enfrentan los restauradores actualmente involucran no solo tecnicismos artísticos, también desafíos químicos por la composición de los elementos con los que se creó una obra. Y aunque la restauración y la conservación de arte van de la mano, no son iguales. “La restauración de arte denota la reparación o renovación de obras que ya han sufrido deterioro con el intento de restaurar una obra a su apariencia original y sin daños, mientras que la conservación se refiere al mantenimiento y preservación para proteger contra daños y deterioro futuros”, se lee en la nota de Invaluable. 

A pesar de que se han registrado casos en los que las restauraciones no son llevadas a cabo de la manera correcta, lo que se evidencia en los resultados, este campo que funde al arte con la ciencia continúa dando de qué hablar y revelando detalles visuales del pasado que aún esperan ser descubiertos.

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Por Andrea Jaramillo Caro

Periodista y gestora editorial de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en temas de artes visuales e historia del arte. Se vinculó como practicante en septiembre de 2021 y en enero de 2022 fue contratada como periodista de la sección de Cultura.@Andreajc1406ajaramillo@elespectador.com
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