¿Cómo afectó en el colectivo la pandemia? ¿Cómo era el trabajo antes de que todo esto ocurriera y cómo cambiaron las cosas las nuevas circunstancias?
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Lo de la virtualidad no es muy reflectivo de lo nosotras hacemos ni del tipo de experiencias que buscamos crear. Desde que la pandemia empezó en Marzo, estuvimos pensando cómo podíamos seguir haciendo nuestro trabajo: como seguir haciendo exposiciones físicas de manera segura y responsable.
Fue claro que lo más importante para hacer una exposición era buscar sitios al aire libre y que fueran suficientemente grandes para recibir a varias personas a la vez. Esto fue una de las cosas que más cambiaron para nosotras: la escala y el tipo de obras que habíamos mostrado en el pasado. Esto nos invitó a pensar en una escala más grande. Cuando no existen paredes ni techos, se puede jugar con el tamaño. Y luego tuvimos que pensar en que las obras debían ser durables y resistentes a la intemperie, lo cual cambia dependiendo del lugar: el clima húmedo y tropical de Miami es diferente al de Nueva York, por ejemplo.
Por otro lado, es como seguir generando encuentros y seguir compartiendo en comunidad de una manera responsable. De alguna manera es buscar cómo crear un evento sin tener un evento. Para nosotras las recepción es un momento muy importante; es cuando tenemos a los artistas, la comunidad local y a los VIP’s interactuando entre ellos. Para esta exposición, no solo contamos con dos espacios expositivos sino varias recepciones en el marco de la exposición para tener una serie de eventos esparcidos durante toda la semana. Esto hace que los eventos sean más íntimos, y se puedan crear diferentes tipos de experiencias.
Como colectivo también ha sido interesante ver cómo todas las personas que lo integramos tenemos diferentes visiones sobre un mismo tema. El hecho de que estemos viviendo en diferentes lugares del mundo y experimentado estos momentos de maneras particulares, dicta un punto de vista. Poder entender los diferentes puntos de vista es primordial cuando se piensa en arte y en curaduría.
Durante esta temporada, esta pregunta suele ser frecuente: qué opinan sobre esta oferta que se multiplicó en tiempos de pandemia… ¿Les gusta? ¿Creen que es positivo que, por ejemplo, haya tanta muestra disponible en la web para recorrerlas virtualmente? ¿Lo han hecho?
Al ser un colectivo que no tiene galería o espacio físico, nosotras no estamos obligadas a usar un espacio específico o presentar exposiciones cada 2 meses. Tampoco dependemos de las ventas para mantener los costos fijos de una renta. En ese sentido, está muy bien que lugares como las galerías quieran tener una presencia virtual, así como los museos, que son espacios que abren sus puertas 365 días al año, tengan una necesidad de seguir cumpliendo con su misión. De hecho, nuestra primera exposición durante la pandemia fue una exposición en una plataforma digital, pero sentimos que no representó la visión que teníamos ni tampoco logramos interactuar con el público. Esto, sin duda, fue un llamado de atención: esto no es lo que nos interesa hacer ni el tipo de experiencia que queremos crear.
La expectativa con nuestro colectivo es diferente y siempre nace a partir del deseo de querer habitar un espacio no convencional. Llevamos 4 años ocupando espacios en Miami durante Miami Art Week y no queríamos que este año fuera diferente. Good to Know.FYI es una iniciativa que tiene sus raíces en Miami y en ese sentido tenemos una comunidad local a la que queríamos servir. La experiencia virtual nunca podrá cambiar la presencial y por eso preferimos encontrar lugares que se adecuen a la pandemia, así eso signifique hacer menos y diferentes proyectos.
Por último, sentimos que al estar tan basados en la virtualidad hoy en día (especialmente el trabajo), queremos que nuestras exposiciones y el arte sean un momento para escaparnos del día a día, de los computadores y los teléfonos.
¿Cuáles han sido sus reflexiones en estos tiempos sobre el pasado, presente y el futuro de la forma de producir, curar y consumir arte?
La manera como se está consumiendo arte sin duda ha cambiado: en los últimos años se ha creado un sistema donde hay mucho contenido y mucha demanda, pero por la pandemia eso se ha visto afectado. Las ferias masivas son las que más se han visto afectadas.
En términos de curar, gracias a la misión que nosotras como colectivo tenemos y el espíritu nomádico que llevamos, se abren un montón de posibilidades para hacer proyectos que cumplan con una serie de requisitos que sean al aire libre, donde se pueda practicar el distanciamiento social y se ofrezca seguridad para los espectadores. Esto nos invita a repensar la manera en la que se debe consumir el arte.
Por esa razón es que este año, durante Miami Art Week, tuvimos una exposición con dos espacios. Así lo decidimos gracias a la exposición que ya habíamos hecho en Los Hamptons: comprendimos que las obras en papel y las obras más pequeñas hacían falta. Así vamos aprendiendo con cada exposición que hacemos y de qué manera podemos seguir produciendo proyectos que se adecuen a las limitaciones del momento.
Hablemos de la exposición: cómo nace “A Subtropical Affair” y por qué les interesó abordar las diversas amenazas que afectan la sostenibilidad del sur de La Florida…
Al estar viniendo todos los años a La Florida para hacer exposiciones, este es, sin duda, uno de los temas más urgentes que se dan en este Estado y es algo que vemos con toda la gente que conocemos y los temas que se conversan. Animales que antes se veían en el mar están desapareciendo, los corales se están muriendo, casas que quedan sobre el mar se están inundando y los huracanes llegan con más potencias. Sin duda, esto es algo que toda la gente que habita o visita esta zona nota y es nuestro deber pensar en estrategias para frenar esto.
El espacio Center for Subtropical Affairs es un centro de ecología cívica que se centra en la manera en la que los ciudadanos interactúan con la energía, los nutrientes y los recursos naturales de la zona. Este es uno de los dos espacios en los que se lleva a cabo nuestra exposición. El lugar también fue una inspiración para pensar en todos estos temas y la manera como podíamos ocupar este espacio y aportar a la narrativa que ya están desarrollando en este lugar. Este es nuestro tercer año trabajando con ellos (en cada exposición tenían algún tipo de presencia) ya que creemos y apoyamos firmemente su misión, pero este 2020 vimos la oportunidad de crear la exposición justamente ahí.
Dicen que aluden a los peligros que como sociedad representamos para nuestro medio ambiente y que buscan crear conciencia sobre los ecosistemas que hemos dañado con el paso del tiempo. ¿Podrían mencionar uno o dos ejemplos de artistas que, por medio de su obra en esta exhibición, se refieran a esto?
Los artistas que están incluidos en la muestra aluden a las diversas amenazas que nosotros como sociedad representamos para el medio ambiente. Todos presentan una crítica hacia esto o construyen propuestas sobre cómo podemos ser parte de un cambio.
En el Center for Subtropical Affairs las instalaciones son al aire libre y brindaron una manera de interactuar con el medio ambiente. Por ejemplo, tuvimos una videoinstalación del artista local Franky Cruz que se proyectó sobre una palmera e invitó a los espectadores a mirar hacia arriba y encontrar arte en lugares no esperados. También está el artista Brookhart Jonquil (también local) que mostró dos obras de gran escala que jugaban con los elementos naturales como el aire, el agua, la tierra, el fuego y el espacio. Al enfatizar el movimiento de la luz, la gravedad y las líneas de fuerza en equilibrio dinámico, estas esculturas hacen tangibles las leyes naturales y las interacciones inmateriales que dan forma a la base sutil de nuestra experiencia. Las obras de Sterling Rooks hablan del “upcycling” y la manera de como usar y reusar retazos de tela y plantas secas.
El colombiano Alberto Baraya, por ejemplo, participó con una obra que se hizo para la muestra. Como parte de su serie del Herbario de Plantas Artificiales, Baraya creó seis obras que cuestionan cómo los españoles conquistaron territorios de las Américas en el Siglo XVII y desde una perspectiva poscolonial centra su discurso en las las consecuencias de la explotación de estas tierras. Esta serie hizo parte de las obras que estuvieron expuestas en el contenedor y contó con la participación de otros artistas tales como Ezequiel Binns, Nicole Nadeu, Gonzalo Fuenamayor, Mariana Murcia, Jillian Mayer. Stephanie Temma Heir y Virginia Lee Montgomery.
Como una de las curadoras de la exhibición y después de ver cada una de las obras, ¿Cree que el contacto presencial con las piezas es más efectivo que la muestra digital, sobre todo para estos temas? (pregunta resuelta por una de las integrantes del colectivo, Juliana Steiner).
Creo que para nosotras, el colectivo, la experiencia presencial nunca va a poder ser reemplazada por la virtual. Por eso hacemos lo que hacemos. A modo personal recuerdo cuando en clase de historia del arte uno leía fotocopias donde aparecian las fotos, chiquitas y en blanco y negro, de las obras que estudiábamos. Años después, al visitar los museos y ver las obras en persona, uno cae en cuenta de que ver algo en una fotocopia no es lo mismo: se pierden las sutilezas de una pincelada, de los matices, etc. Los virtual viewing rooms intentan replicar la experiencia de estar en una feria o en una galería, pero siempre se perderá algo: ya sea la interacción con el artista, el galerista o la simple primera impresión de ver algo y no saber porque te he sinto sentir lo que te hizo sentir.
Mientras podamos, seguiremos buscando la manera de seguir creando exposiciones y experiencias donde reunamos todo esto para, ojalá, hacernos sentir cosas nuevas y únicas.