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Con tan solo 18 años, Inés Domínguez del Corral llenó sus maletas de ilusiones y ganas de estudiar y se fue a vivir sola a Alemania. No fue fácil. El frío invierno y la competitividad fueron los primeros obstáculos que se encontró. Luego llegó la frustración de no tener quién creyera en ella, aparte de su familia. Pero después de la tormenta siempre viene la calma, y se encontró con Daniela Naini, quien sería su coach.
Domínguez empezó un proceso de prueba y error. Se presentó a más de 10 universidades en Europa y siempre le quedaba faltando un poco. Por consejo de su entrenadora, decidió cambiarse del conservatorio de Viena a la Catholic University of America, de Washington D.C., donde actualmente cursa su último año de música con énfasis en teatro musical y ha tenido más posibilidades.
Así tuvo la fortuna de conocer dos sistemas educativos con calidad y excelente educación, tanto en Europa como en Estados Unidos. En Alemania y Austria se dio cuenta de que el enfoque era muy clásico, aunque necesario para las bases de un actor, pero lo que estaba buscando era teatro musical, por eso fijó su mirada en Estados Unidos, en donde cuenta con la suerte de estudiar con profesores que han sido directores de casting en Broadway, con reconocidos coreógrafos y con profesionales en el mercado del teatro musical.
Inés Domínguez es una joven cantante, actriz y bailarina colombiana que ve la música y el teatro como una vocación, más que una profesión. La apasiona hacer parte de procesos artísticos en los que se crean personajes, historias y mundos donde puede expresar sus experiencias y emociones a través de sus sentidos, su cuerpo y su voz.
El camino ha sido complejo. Siempre se ha puesto metas claras, pero la vida le ha demostrado “que a ellas se llega por caminos estrechos y por montañas, curvas y desvíos”. A pesar de los múltiples obstáculos que ha encontrado, siempre ha sentido que Dios la ha guiado en cada parte de su proceso y que cada esfuerzo le ha sido recompensado.
Cada vez que está en el escenario se siente más viva que nunca, se motiva con las reacciones del público. En Viena se presentó en un espectáculo de danza y teatro experimental llamado Love Songs, dirigido por el coreógrafo belga Ives Thuwis, durante el Festival Internacional de Danza. En este show representó una versión caricaturesca de sí misma, lo cual requirió de mucha improvisación y de magnificar aspectos de su personalidad.
Sus muchos esfuerzos hoy se ven recompensados al protagonizar la obra Crónica de una muerte anunciada, en el Gala Hispanic Theatre de Washington D.C., lugar en el que tuvo la posibilidad de trabajar al lado de José Zayas (director latinoamericano) y sentir que él era su norte. En un mes lograron montar el espectáculo.
Esta joven artista leyó Crónica de una muerte anunciada en el colegio, cuando tenía 14 años. Dice que “ha sido fascinante trabajar sobre una obra que está tan cargada de mis raíces culturales, de mi idioma, de mi país. Personificar a una mujer como Ángela Vicario, cuyo perfil fue dibujado tan magistral y tan vívidamente por Gabriel García Márquez, ha sido para mí un honor indescriptible”. El escenario la remite a Colombia. La historia que representa, a una mujer que contrajo matrimonio y no era virgen. La trama, basada en un hecho real, la hace sentirse en casa, y el elenco multicultural con el que cuenta ha sido de gran importancia para su formación profesional.
Ama profundamente a Colombia y en un futuro espera poder servirle mediante su arte. Las experiencias y esfuerzos que vive en el extranjero los hace pensando en recoger conocimientos para luego traerlos aquí. “A largo plazo quisiera llevar toda esta maleta de ganancias profesionales y artísticas a Colombia para fundar una escuela de teatro musical sin ánimo de lucro, porque pienso que hay muchísimo talento y voluntad, que se desaprovechan por falta de oportunidades”. Por ahora quiere seguir en Estados Unidos, creando su mejor versión. Quiere hacer más contactos, ser parte de grandes proyectos y trabajar en el escenario.