
Titulares de El Espectador el 6 y 7 de septiembre de 1972, con motivo de las olimpiadas.
Foto: Archivo - El Espectador
El Estadio Olímpico se había convertido en una funeraria. El lugar donde los atletas debían saborear la gloria o sentir la frustración de no hacerse en un podio era ahora un espacio para recordar a los muertos, homólogos suyos que habían llegado a Múnich, en Alemania Occidental, a ver los frutos de años de entrenamiento. La jornada deportiva se había visto interrumpida por un ataque perpetrado por la guerrilla palestina Septiembre Negro, quienes se habían infiltrado en la Villa Olímpica un día antes y habían tomado como rehenes a los miembros...

Por Daniela Cristancho
Periodista y politóloga de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en resolución de conflictos e investigación para la paz.@danielacsidcristancho@elespectador.com
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