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¡La moda se colará en su clóset!

Después de leer este artículo muchos quizás jurarán no usar jamás alguna de las prendas que se mostraron en pasarelas. Lo que quizás no saben es que la moda encuentra la manera de entrar en todos los roperos.

Angélica Gallón Salazar
28 de julio de 2012 - 03:01 a. m.

“Vas a tu clóset y escoges ese suéter viejo de color azul porque quieres decirle al mundo que te respetas demasiado como para interesarte por lo que usas, pero es algo cómico que pienses que tomaste una decisión que te exime de la industria de la moda cuando, de hecho, estás usando un suéter seleccionado para ti por la gente de esta revista”. Cuando la despiadada editora de moda Miranda Priestly, encarnada por la actriz Meryl Streep en la película El diablo viste a la moda, le dice estas palabras a su asistente, una muchachita inteligente que poco o nada se interesa en la moda, lo que parece resonar en la cabeza es que al final cualquier decisión en materia de vestido, incluso las de mal gusto, las planas y aburridas, las anónimas, son también decisiones de moda.

Cuando Miranda le explica a su asistente que ese horrible suéter azul cerúleo salió de la colección de 2002 de Oscar de la Renta, en la que el diseñador impuso vestidos de ese tono, que luego Yves Saint Laurent lanzaría en chaquetas militares y más tarde se filtraría en las tiendas por departamentos y en las esquinas de las rebajas, lo que quiere hacernos ver es que no hay quién pueda salvarse de la moda.

Si sólo diéramos esto por cierto por unos minutos, quizás muchos tendrían que dejar de ver con distancia y casi aversión lo que se cocina en el mundo de las pasarelas, porque a la final también encontrarían allí la clave de su propio anonimato venidero, de su propio ‘no gusto’ futuro.

Nos acercamos bajo este principio a las muchas pasarelas que se mostraron en Colombiamoda 2012 y nos concentramos con lupa en las que consideramos tendrán una incidencia directa en lo que se coserá, venderá y comprará en Colombia en el próximo año, y en lo que miles de personas, incluyéndolo a usted, escéptico lector, tendrán por años venideros en su clóset.

Las mujeres encontrarán sin duda un nuevo universo de materiales que se mezclan con las clásicas sedas, algodones y crepés, así al menos lo dejaron ver con excelencia los diseñadores de Leal Dacarett y de Polite, quienes usaron en sus diseños un material como el neopreno, de la familia de los cauchos sintéticos y usado normalmente en trajes de submarinismo y aislamiento eléctrico.

Leal Dacarett hace una apuesta por crear faldas y camisas que parecen casi encorsetar el cuerpo, pero que a la vez acogen con suavidad la silueta femenina. Chaquetas lilas con cortes en la espalda, vestidos negros y melón con pedrería a mano dieron origen a un look vanguardista y con toques de un futurismo cargado de elegancia. Las asimetrías vistas sobre todo en la falta de correspondencia entre el largo de adelante y el largo de atrás de una falda o una camisa, los drapeados y la fusión de elementos informales, como camisetas, con piezas complejas en su construcción, serán también, según estos diseñadores, mandatos que determinarán las formas de la ropa.

Por su parte, la marca Polite trae con su colección una declaración por el retorno de las siluetas románticas de los años 50 y apuesta por llevar hasta sus últimas posibilidades este material sintético, creando volúmenes muy difíciles de conseguir, como si escrutara al mundo para encontrar nuevos materiales y nuevas formas, menos tradicionales, de llevar el vestido. Las influencias militares en hombros y espaldas, los estampados, las chaquetas y chalecos que funcionan como especies de conchas protectoras y que antes que envolver el cuerpo crean unas nuevas formas, fueron sus propuestas. Pareciera querer llevar al ropero un equilibrio entre lo romántico y lo casi tecnológico, entre lo entrañable que habita en telas y estampados y la casi frialdad brillosa de sus materiales.

De la mano de Renata Lozano, en la pasarela Cromos-Peroni, entramos a un universo en donde el color se declara protagonista. Desde los tonos hueso, pasando por el salmón, el lila, el amarillo piña, el arequipe y el oro, esta diseñadora propone un mundo hiperfemenino, de siluetas equilibradas que se ajustan y se amplían de diferentes maneras sobre el cuerpo y en el que la exploración de diversas culturas se traduce en estampados étnicos. El contraste entre el peso y el volumen de materiales como la lana frente a la levedad del chiffón muestran a una mujer que se aventura a hacer otros recorridos por su guardarropas y no le teme a romper las fórmulas.

Los hombres, a juzgar por los acercamientos de Lina Cantillo, abrirán paso a las camisas de estampaciones gráficas, dándole así algo de diversión y juventud a la elegancia; seguirán celebrando las siluetas ajustadas, que definen mejor las líneas de la espalda y las piernas, y en general su ropa, en términos de colores y siluetas, empezará a ubicarse en una línea borrosa que no permite diferenciar muy bien qué pertenece al mundo de los hombres y qué al mundo de las mujeres.

Es posible que después de leer estas propuestas muchos se sientan ajenos a los universos que aquí se describen, quizás muchos podrán jurar que nunca usarían una de las prendas que este periódico muestra, pero como la moda tiene sus mañas sólo hay que esperar unos cuantos meses para que algunas de estas creaciones causen un remezón en su clóset: puede ser uno silencioso, casi imperceptible, el vestigio de un color, los rastros de una silueta, pero de cualquier manera ahí también habita la moda, aunque usted se niegue a encontrarla.

Por Angélica Gallón Salazar

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